La economía colombiana no ha sido ajena al vaivén de los fenómenos climáticos y, a vísperas de culminar el fenómeno de El Niño, las autoridades meteorológicas anticipan un fenómeno de La Niña sobre el que, si bien no hay información suficiente para conocer con exactitud su duración y magnitud, se estima que llegue a su pico entre octubre y noviembre.
Así lo indica la Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de Bancolombia en su informe Enfoque: fenómenos climáticos, que detalla algunos de los efectos tangibles que se han observado a la fecha en las variables macroeconómicas, y en sectores claves como la agricultura y la energía.
El documento expresa que si bien es cierto que, si se compara con el fenómeno de La Niña, El Niño tiende a tener un impacto más negativo sobre la economía en su conjunto (efecto neto sobre producción del agro, impacto en inflación, riesgo de racionamiento), existen matices a considerar, como los tipos de cosechas y lugares geográficos, entre otros, por lo que el reto de anticipar y planificar de cara a cada fenómeno será un desafío creciente.
• En relación con el agro, el informe señala que “en anteriores periodos de El Niño, cultivos como el café y algunos frutales en el centro del país han tenido mejoras en productividad de más del 10%. Por el contrario, en la zona Caribe, el banano y la palma de aceite ya vienen mostrando los efectos negativos de El Niño actual. Por ejemplo, el cultivo de palma a marzo muestra una caída aproximada en productividad del 12%”. La zona Norte es la más golpeada, con 24% de afectación.
• Respecto al sector energético, abril ha sido el mes más crítico, alcanzando niveles de embalse de 28,6%, los más bajos de los últimos 25 años. Gracias a las recientes lluvias los niveles aumentaron al 34,4% (al 5 de mayo), disminuyendo la probabilidad de racionamiento. En línea con lo anterior, el documento señala que el momento más crítico quedó atrás y que se espera que los efectos de El Niño disminuyan en los próximos meses.
• Finalmente, el informe indica que “una eventual Niña a cierre de año favorecería la senda de convergencia de la inflación. Luego de las actuales presiones al alza provenientes de El Niño, los precios encontrarían un contexto más oportuno para su descenso en la medida que las lluvias jugarían a favor de la oferta de alimentos y los niveles en los embalses. Esto posiciona a La Niña como riesgo bajista de cara a la evolución futura de la inflación”.