1. Hacer ejercicio: Abandonar el vicio del cigarrillo hará que tu cuerpo se oxigene mejor, lo que provocará mayores ganas de hacer ejercicios. Apuntarse a un gimnasio, trotar, o incluso dar un paseo ayudan a sobrellevar las ansias además de mantener la línea.
2. Sustituir la nicotina por fibra: Cuando una deja de fumar es normal que sienta ganas de comer dulces o bebidas azucaradas, que quedarán totalmente prohibidas si pretendemos no ganar unos kilos de más. Lo recomendable es optar por comida con mucha fibra vegetal: pan, arroz o pasta integral.
3. La fruta es un aliado: Otra buena vía de calmar el deseo de azúcar es comer fruta, nunca en jugo sino entera. Puede convertirse en el mejor recurso cada vez que sintamos hambre.
4. Beber mucho líquido: Ingerir mucha agua o infusiones de hierbas puede servirnos para lograr la sensación de saciedad, además de hidratar las mucosas y mejorar los efectos diuréticos.
5. La leche, desnatada: A pesar de que en este caso la grasa no es mala, conviene evitarla en las primeras semanas, para equilibrar la dieta y consumir más calorías.
6. Proteínas magras: Lo mejor es consumir proteínas bajas en grasa como el pescado azul, jamón, pollo, pavo… En el caso de los vegetarianos se puede optar por las legumbres, con alto contenido en proteína vegetal.
7. Nada de refrescos ni comida basura: Es una orden imperativa. Evitar a toda costa por su alto contenido en azúcares, sal, grasas hidrógenas… Si tiene gansa de dulce consuma fruta.
8. Poco café o té: Estas bebidas estimulan la producción en el cuerpo de cortisol, la molécula del estrés, lo que nos provocará unos mayores ansias por fumar.
9. Se acabó el chocolate: Al igual que el café, el cacao produce un efecto similar que hace aumentar la ansiedad. Además de su alto contenido calórico.
10. Moderación en los chicles con nicotina: No deben funcionar como sustitutivos directos de la nicotina fumada, sino como un tratamiento paliativo para ayuda al cuerpo a desengancharse del vicio.