A los amigos se les dice la verdad

A un año de finalizar la administración de la Bogotá Humana, podemos hacer un análisis, con una mirada desde el Concejo de Bogotá.Si bien es cierto que el Movimiento Progresistas del alcalde Gustavo Petro, fusionado en la Alianza Verde, eligió 8 concejales, hoy el rumbo político es distinto, no porque haya un distanciamiento entre el alcalde y la bancada que se eligió con él, sino porque han existido lecturas distintas de la forma en que se trabaja y se gobierna Bogotá y los roles que debíamos asumir tanto concejales como el propio alcalde. Opinión

Desde mi punto de vista, el alcalde ha considerado que tener bancada es dedicarse a debatir o hacer control político a otros concejales (que tal vez no gozan de los más altos niveles de honestidad). Infortunadamente eso funciona en pocas ocasiones como las del mismo Petro cuando decidió denunciar a sus propios compañeros en el Congreso de República por paramilitarismo. No realizar este tipo de debates en el Concejo de Bogotá ha generado que él se sienta solo y quizás abandonado por una bancada que para él no denuncia “las esquinas de la corrupción del Concejo” como lo ha mencionado en varias oportunidades, pero con un desconocimiento de la defensa que hemos realizado por el proyecto progresista plasmado en el Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana.

Trabajar como bancada oficialista ha sido una labor difícil en el Concejo de Bogotá, donde nunca hemos contado con mayorías, sin embargo y con todas las dificultades que esto puede acarrear, hemos defendido temas tan importantes como la creación de la Secretaría de la Mujer, el cupo de endeudamiento, el proyecto de valorización, la modificación excepcional del POT y el presupuesto anual que presenta el gobierno distrital, eso sin contar con temas inamovibles para la administración como la defensa de los derechos humanos y de lo público, los jóvenes, el proceso de paz, la educación, la seguridad, la transparencia, el mejoramiento de la movilidad, los derechos de los animales, el proyecto metro y el hospital San Juan de Dios; todos con una defensa comprometida por parte de quienes aún nos consideramos progresistas y defensores de la Bogotá Humana.

Es importante señalar que estas actuaciones de defensa no nos eximen de una función tan importante como el control político, pues como lo he dicho en anteriores ocasiones, una bancada oficialista no es lo mismo que un comité de aplausos, a los amigos se les dice la verdad. Por esta razón, demostrar los incumplimientos o los errores no es argumento para señalarnos automáticamente como enemigos de un proyecto o del propio alcalde, tal y como muchos de sus más cercanos defensores lo han planteado, de hecho hacer control político es la mejor oportunidad que tiene la administración para corregir o para demostrar que las cosas se pueden hacer bien.

Finalmente, me mantengo bajo el principio de ser primero concejal de la ciudad, velar por el bien de los ciudadanos, defender el proyecto de la Bogotá Humana y a la espera del diálogo continuo con quien aún considero un amigo.

*Por Diana Alejandra Rodríguez Cortés

Concejal de Bogotá

Partido Alianza Verde