La ‘visita fantasma’ del Papa Francisco a Colombia, la mesa de negociaciones con el ELN en Quito, el proceso de paz en Colombia… aparentemente todo inconexo si no fuera por una ficha colombiana con bastante influencia en el Vaticano. No es otro que César Mauricio Velásquez, quien fuera Secretario de Prensa de Casa Nariño y uno los hombres fuertes durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, al que el Gobierno de Santos, después de muchos desencuentros en los últimos años, ha vuelto a tentar…
En los últimos días, el presidente Santos, a través de un importante empresario con vínculos con Italia, hizo acercamientos a Velásquez, para ofrecerle ser la ficha del Centro Democrático en las conversaciones de Quito con el ELN. Velásquez reside desde hace un tiempo en Italia, donde se encuentra estudiando un doctorado y se encuentro algo apartado del primer plano político toda vez que su nombre se vio implicado en el caso de las chuzadas que investiga la Fiscalía.
Con esta jugada política, el presidente Santos buscaba matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, lograr que el sector más opuesto a las negociaciones con las guerrillas avalara el proceso que se abrió esta semana, sentando a uno de sus figuras públicas más mediáticas del uribismo, y por otro, cerrar una vieja herida que arrastra el Gobierno con las altas instancias vaticanas, cuando el propio Velásquez fue cesado en su cargo como embajador de Colombia ante la Santa Sede de un día para otro, hecho que molestó sobremanera a la Iglesia pues consideró que el procedimiento no fue el más adecuado.
Por otro lado, está la visita del Sumo Pontífice a Colombia. En los últimos días, Confidencial Colombia ha podido saber que en un mes podría producirse noticias sobre la fecha del viaje, si finalmente se puede dar, cosa que no es ni mucho menos segura. Con este enlace, el Gobierno hubiera intentado también cerrar esa fecha ya, pero cada vez es más complicado el viaje dado que la agenda y los desplazamientos del Papa se cierran con muchos meses de anticipación.
Velásquez no dudó en ningún momento declinar la oferta del Gobierno. De momento no quiere recuperar protagonismo político y además su relación con Santos y muchos de sus funcionarios es bastante mala, por lo que lamentablemente para las ambiciones de Casa de Nariño, la jugada no salió bien.