El actor y presentador de televisión Agmeth Escaf, confirmó que tiene un hijo fruto de una relación extramatrimonial con Adriana Berrío, ex jefe de prensa del Reinado de la Ganadería 2013.
Agmeth publicó en su cuenta oficial de twitter el reconocimiento oficial de su hijo Jerónimo tras la prueba respectiva de ADN realizada al pequeño.
Asimismo, el presentador de ‘Felíz Día’ contó que conoció a la mamá de su nuevo hijo en una fiesta celebrada en el marco del Festival de la Ganadería en Montería a mediados del 2013 y durante esa noche bajo los efectos del alcohol tuvo una relación de índole sexual.
“De esa relación pasajera y sin importancia en mi vida amorosa, pues jamás estuvieron involucrados ningún tipo de sentimientos nació un bebé que le di mi apellido como es mi deber cristiano y mi responsabilidad legal”.
También afirma que no quiere repetir el mismo error que cometió su padre, el de no reconocer una persona que lleva su sangre. “Eso nunca, responderé por él como Dios manda”.
Terminado el comunicado el presentador le pide perdón a su familia y pide prudencia a sus amigos y a los medios de comunicación por sus tres hijos.
Por otra parte, la esposa de Agmeth Escaf, María Antonia Pardo, aseguró que toda la vida ha apoyado a su pareja, y que “esta no será una excepción. Independientemente del camino que decidamos emprender de ahora en adelante”, asimismo dijo que “tanto Agmeth como yo estamos de acuerdo en que el niño no debe sufrir por errores cometidos por los adultos, ni ser expuesto ni exhibido a su corta edad. Jamás será un hijo negado por su padre o sus hermanos. Es un Escaf más que se suma a la familia. Así de simple, así de claro”.
Comunicado de Agmeth Escaf
Queridos colegas y seguidores:
En los últimos días ha salido a la luz pública un tema que viene afectando a mi familia desde hace varios meses, y aunque hubiera preferido mantener esto lejos de los reflectores por ser un asunto muy privado y doloroso, es hora de poner la cara y dar mi versión de los hechos. No quiero ahondar en detalles que no vienen al caso ni vulnerar la vida privada de ninguna de las personas involucradas así que seré lo más concreto posible para cerrar el tema y acabar con las especulaciones. A mediados del año pasado, por razones laborales, conocí a la señora Adriana Berrío durante las fiestas de la ganadería en Montería.
A pesar de ser un hombre casado, de deberle respeto y fidelidad a María Antonia Pardo, mi mujer desde hace 23 años, sostuve, bajo los efectos del alcohol, una relación de índole sexual que duró un solo día con la señora Berrío. No tengo excusas, simplemente me equivoqué. No diré que la carne es débil ni hablaré mal de la señora en cuestión. No caeré más bajo. Pasó así y ya. De esa relación pasajera y sin importancia en mi vida amorosa, pues jamás estuvieron involucrados ningún tipo de sentimientos, nació un bebé. El niño se llama Jerónimo. Luego de una prueba de ADN confirmé que sí era mío y actué en consecuencia. Viajé a Montería y lo registré, le di mi apellido como es mi deber cristiano y mi responsabilidad legal. En ningún momento lo negué. Dudé, sí, que fuera mío durante todos los nueve meses del embarazo pues es inaudito que esto me haya ocurrido por un desliz, de un día. Pero una vez realizada la prueba y ante la evidencia científica tan contundente, tomé la única salida que mi conciencia me permite. Es decir, reconocí a Jerónimo como mi tercer hijo.
De todo esto lo que más me duele es haberle faltado a mi esposa y a mis hijos. Son mi vida, mi tesoro más valioso, lo único que tengo y que me sostiene en pie. Solo espero que me perdonen y que la vida siga. En eso estamos trabajando ya, en no permitir que un error mío acabe con nuestro bello hogar. María Antonia es la mujer de mi vida, mi único y verdadero amor. De ella aprendo a diario sobre entereza y valentía, es mi apoyo, mi ejemplo de amor incondicional, mi tierra firme. Ruego a Dios por ello que siga a mi lado. Quienes me conocen saben muy bien quién soy, de dónde vengo, que me debo a mi familia, que todo lo que soy y lo que trabajo es por y para ellos. Hoy me duele dolerles. En cuanto a ese bebé, lo único que puedo decir es que jamás repetiré la historia de mi padre negando a un ser humano que lleva mi sangre. Eso nunca. Responderé por él como Dios manda.
Mi conciencia está tranquila por ese lado. Para terminar, le pido a mis colegas dos cosas: prudencia y respeto. No espero que se solidaricen conmigo, no lo merezco, pero sí que tengan en cuenta que están de por medio tres menores de edad para quienes simplemente espero de parte de ustedes consideración.
Un beso y un abrazo.
AGMETH ESCAF