Ansiedad, estrés, depresión, fiebre, falta de atención, baja autoestima y temor a la soledad, son algunas de conductas que adopta un niño o un adolecente al ser víctima del matoneo, práctica que hoy en día se manifiesta por medio de distintas modalidades como verbal, directo, indirecto, social y digital.
El acoso se presenta, por lo general, en las instituciones educativas. Un grupo de estudiantes se encarga de maltratar a un compañero por medio de distintas agresiones que incluso van de la mano con el aislamiento, la discriminación y la no inclusión de la víctima en las situaciones propias de la vida escolar.
De acuerdo con expertos, la familia incide en que los jóvenes puedan adoptar conductas de agresor o victimario. Con frecuencia, el agresor vive en hogar en donde no se imponen reglas ni límites y existe poco control. A diferencia de la víctima que normalmente puede pertenecer a hogares sobreprotectores que conlleva al menor a no desarrollar habilidades sociales y de interacción.
“Para erradicar esta práctica, es muy importante que las familias trabajen en la formación de niños con inteligencia emocional, que manifiesten sus sentimientos, que piensen en su propio estado de ánimo y en el de los demás, que sean solidarios y que no tengan temor de hablar con sus padres”, aseguró la doctora Astrid Triana Cifuentes, decana de la facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Sanitas.
Por esta razón, es importante que tenga en cuenta las siguientes señales para detectar si su hijo es víctima del matoneo:
1. Resistencia a asistir al colegio. El niño o adolecente puede manifestar esta conducta de manera directa por medio del llanto, la ansiedad y el temor a asistir a las aulas de clases. Es común que pueda ser expresada a través de somatizaciones tales como fiebre, vómito, dolores de cabeza que no responden a situaciones médicas y que se manifiestan antes de ir al colegio.
2. Actitudes de aislamiento. El adolecente o el niño no se integra ni participa de las actividades cotidianas, suele estar solo, aislado, no habla o responde con monosílabos.
3. Evidencia de ansiedad y estrés. Es muy normal que cuando un menor está siendo víctima de matoneo, desarrolle en su personalidad signos de preocupación, tensión emocional, miedo y temor, que pueden estar acompañados de llanto inmotivado.
4. Desmejoramiento importante del desempeño académico. Se puede presentar en algunos casos dificultades para atender, concentrarse y memorizar (recordar que los procesos cognitivos se alteran cuando hay estrés y ansiedad).
5. Conductas regresivas: Comerse las uñas, temor a estar solo, miedo a dormir solo, dependencia a los adultos, no toma decisiones, actitud infantil y pesadillas. Estas son otras de las señales que pueden indicarle que su hijo está siento víctima de matoneo. Es muy importante que establezca una conversación con él para poder ayudarlo a afrontar la situación y solucionarla.