Por tercera vez en menos de un año se llevó a cabo ayer en Argentina, y varias partes del mundo, una manifestación en contra del gobierno de la presidente Cristina Fernández de kirchner, convocada desde las redes sociales por un grupo llamado “indignados” y la oposición.
La protesta empezó a las 8 de la noche, hora argentina, y tuvo como epicentro la ciudad de Buenos Aires, reuniendo más de un millón de personas, según el gobierno porteño. También hubo manifestaciones importantes en diferentes ciudades del interior de Argentina, en países vecinos y hasta en Australia y Japón.
El cacerolazo, bautizado “18A”, protestó contra la nueva reforma judicial que quiere hacer el gobierno llamada “democratización de la justicia”. La corrupción, reclamos por las jubilaciones, inseguridad e inflación, fueron otros de los importantes temas por los que protestaron los argentinos.
La presidente no estuvo presente en la movilización porque tuvo que viajar a una reunión urgente de la UNASUR en Lima, en la que se analizará la situación en Venezuela.
En el cacerolazo también participaron decenas de venezolanos que se unieron a la protesta en contra de Cristina y aprovecharon para manifestar su inconformidad con el resultado de las elecciones del pasado domingo en su país.
