Benedetti, casado con el matrimonio igualitario

El Senador ponente de la ley sobre el matrimonio igualitario, Armando Benedetti, argumento por medio de un discurso las razones por las cuales es importante darle a las minorías los mismos derechos que cualquier ciudadano posee. En su alocución sostiene la total indiferencia que Gobierno y el Congreso han tenido respecto a este tema.

Armando Benedetti inició el discurso afirmando la poca protección que hay para evitar la discriminación en Colombia: “la suerte de una eventual protección mediante normas legales, que impida la discriminación de ciudadanos colombianos por preferencia u opciones sexuales, es poco o nada prometedora”.

El Senador hizo un paralelo de las situaciones vividas en la abolición de la esclavitud y el derecho adquirido de las mujeres a votar: “lo que ahora se hace contra los derechos de estas minorías es un calco de lo aquí y en todas partes, ahora y en el pasado más remoto, se hizo y se hace contra quienes promovieron la abolición de la esclavitud, contra quienes lograron la desaparición de normas que garantizaban la inferioridad legal de la mujer”.

Por otra parte, el senador fue enfático en su negativa a la propuesta de algunos de buscar la figura de “unión solemne” para que las parejas de homosexuales puedan formalizar su vínculo, asegurando que es una forma de discriminación igual a la que ocurrió en el holocausto judío. “Es la forma más horrible de discriminar a una población. Sería exactamente como cuando les ponían a los judíos una estrella de David para decir su religión”.

Además afirmó que el calificativo continúa con el apelativo discriminatorio a la que esta comunicad siempre ha estado expuesta. “Cada vez que se ponga unión solemne y no matrimonio o unión libre siempre se va a estigmatizar a esas personas. Esa figura es fingir y engañar a unas personas que siempre han sido discriminadas”.

Benedetti finalizó su interpelación explicando el rechazo a la que “estas luchas” han sido sometidas, siempre en nombre del “derecho natural” y de la “ley de Dios. Sin embargo el senador refutó estas premisas: “la historia ha demostrado que no es cierto que los sucesivos reconocimientos de esos derechos hayan ocasionado los infiernos prometidos por los profetas del desastre. Por el contrario, algunos desarrollos de la civilización no podrían explicarse sin las incontables derrotas del pensamiento cavernario”.