Siguiendo la serie de entrevistas a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá que puntean en las encuestas, Confidencial Colombia dialogó con la candidata del Polo Clara López. En ella, reivindicó los avances sociales de las últimas administraciones de izquierda, explicó su perspectiva de ciudad y se emocionó al contarle a los periodistas que su mayor orgullo de la ciudad son los cerros y los atardeceres bogotanos.
¿Qué tiene Bogotá para ofrecerle en su alcaldía en una circunstancia de pos acuerdo?
Hay quienes en Colombia piensan que el fin del conflicto armado es la paz y que se limita a que los guerrilleros se desarmen, se desmovilicen y se reintegren a la vida civil; para nosotros la paz es algo más profundo, la paz tiene que transformar la democracia, tiene que transformar la vida de la gente, por eso un modelo social efectivo y sostenible en el que los derechos fundamentales y sociales estén garantizados; para nosotros ese es el nombre de la paz.
¿Cómo le describiría a Bogotá a un guerrillero de 25 años que lleve 15 en el monte?
La gente que ha estado en la lucha armada conoce más de los que pensamos porque ellos no son ajenos a los medios de comunicación, sin embargo pienso que lo que no se puede percibir en el campo es el extraordinario desarrollo que hay en Bogotá; es una ciudad que en los últimos 12 años ha reducido la pobreza del 41 por ciento en el 2.000 a menos del 10 por ciento en la actualidad. Se ha convertido en una ciudad de clase media vulnerable, porque en cualquier momento un reversazo económico puede retrasar ese avance.
Es un avance extraordinario logrado por gobiernos sociales elegidos popularmente. Pensamos que estamos en condiciones de convertir a Bogotá en el primer territorio libre de pobreza a nivel nacional. Y yo le diría al guerrillero que se venga rápido ayudar en la tarea.
Pensando en el modelo de ciudad, en el crecimiento de Bogotá ¿Què crezca hacia arriba o expandiéndose?
Para efectos prácticos la discusión ya se saldó porque en Bogotá se acabó la tierra de expansión, salvo unos pequeños bolsillos en el norte, la ciudad ya llegó a sus límites. Entonces sólo como ciudad puede echar para arriba.
Hay unos que piensan que debemos convertir la sabana en un Miami de baja densidad y pienso que debe ser compacto, por eso nuestra apuesta es a la densificación del centro ampliado, ya que el centro ampliado es un espacio grande al interior de la ciudad que no tiene las densidades de la periferia; que tiene edificaciones que ya han sido amortizadas y que están listas para un proceso de renovación urbana moderna,esto conjugado al derecho de la ciudad, que quiere decir que podemos generar usos mixtos de interés social con la mayor altura sin llegar a los rascacielos, sino a alturas de dimensiones humanas. Yo eliminaría el concepto de los estratos, que tal parece hace mucho daño a la integración de la ciudad de la ciudad, y más bien cobraría los impuestos públicos conforme al valor catastral.
¿Cuantos días sin carro al año?
En eso debemos transitar hacia tres o cuatros días al año, pero eso tiene que hacerse dialogado, conversado y debe ser consensuado. También debemos apostarle a generar día sin carro de voluntarios dentro de un concepto de cultura ciudadana que no es de la noche a la mañana, pero a eso le estamos apostando.
¿Podría calificarme de uno a cinco la programación actual de Canal Capital?
No soy muy televidente. Pero a mí me gusta mucho el pluralismo político y Canal Capital es una televisión pública pluralista, me gusta mucho la programación de jóvenes, hay muy buenos programas de inclusión, también hay documentales extraordinarios de altísima calidad que tiene que ser estímulo para la producción documental.
¿Qué haría con Canal Capital?
Continuar la línea de desarrollo. Me gustaría mucho hacer las telenovelas propias para recuperar mucho la historia oculta de Colombia; hay que reescribir los textos de historia, porque tenemos que desmilitarizar todo incluyendo el recuento de la historia; rescatar el papel que ha jugado los grupos poblacionales, los esclavos en la independencia, las mujeres y todos esos elementos que están invisibilzados que requieren una profunda investigación y sensibilidad especial.
También quiere decir algo. En Canal Capital tenemos que abrirle espacio a la recuperación muisca y la cosmología indígena porque ésta es uno de las metas del plan de desarrollo. Convertiré la lengua muisca en un lengua viva.
En relación con los bines del patrimonio, en relación con incentivos tributarios, ¿usted pensaría en devolverlos?
Claro que sí. El patrimonio de la ciudad es su memoria colectiva. Nosotros hemos pensado en ese sentido crear un museo urbano a la intemperie con las nuevas tecnologías poner unas plaquetas en los sitios culturales de memoria, de conflicto de tal manera que usted se pueda acercar con el celular y que al leer la plaqueta te saque la historia, la foto, la pintura… y eso puede ser un mecanismo extraordinario no sòlo para el turismo sino para el aprendizaje de la ciudad.
¿Hora zanahoria, rumba hasta las tres o alargada controlada?
Todas las anteriores. Cuando fui Secretaria de Gobierno y alcaldesa aprendí que hay que disciplinar la rumba, en fomentar el consumo responsable del alcohol. Entonces nosotros planteamos que en principio debe ser el de la libertad, una libertad con responsabilidad pactada, en la medida que hay incumplimiento se va ampliando las restricciones.
Hablando de rumba ¿dónde rumbeaba cuando era estudiante?
Cuando venía de vacaciones había en Chapinero un bar que se llamaba el ‘Elefante Rosado’… A mí me alcanzaron a tocar los grilles, con mi papá y mi hermano mayor íbamos a San Rafael no eran sitios elegantes pero eran sitios con muy buena música.
¿Millos o Santa Fe?
De pequeña era de Santa Fe y cuando traté de pasarme por equilibrio, cuando era Secretaria de Gobierno porque todos eran de Santa Fe o Milonarios, aquí había un equipo que se llama la Equidad, el padre Alirio López me dijo que era profanación cambiarme de equipo.
¿Qué la hace sentir orgullosa de Bogotá?
Bogotá para efectos de la campaña electoral la han pintado apocalíptica, pero esta ciudad es una ciudad grandiosa. En primer lugar su arquitectura, Bogotá es un museo. También sus cerros y los atardeceres, el sol de los venados. Cuando era pequeña yo tenía unos primos que vivían en Usaquén, hoy en día es como la 129 hacia arriba, en esa época eran fincas, y mi tío Pepe que era hermano de mamá además de arquitecto era acuarelista y subimos con él y mi prima Lucía a un reservorio de agua y ya cuando eran las cuatro o cinco de la tarde dejábamos todo quieto y hacíamos absoluto silencio y llegaban los venados a tomar agua… y si uno aguantaba la respiración no se iban. Ese momento era lo más mágico que tú te puede imaginar y eso lo intentábamos pintar en nuestras acuarelas.