Bogotá, un laberinto para disfrutar

BOGOTÁ, UN LABERINTO PARA DISFRUTAR: Andrés Serrato, Publicista.

Lo mejor de Bogotá -como muchas de las mejores cosas-, no está a simple vista. Toca excavar, escudriñar y buscar para llevarse una buena sorpresa. En Bogotá hay un poquito de todo, para todos los gustos y eso hace de la capital colombiana un lugar valioso.

Por ejemplo, en la amplia oferta gastronómica de la ciudad, todos los meses hay una nueva propuesta; desde el centro de la ciudad, pasando por la Macarena, la zona G, la T y sus alrededores, es posible encontrar joyas culinarias de todas las índoles. Es tanta la oferta y la variedad que ya se ofrecen toures gastronómicos que pasan por probar diferentes tipos de cervezas, pastelerías, panaderías, hamburguesas, hasta la comida local. Entre mis planes favoritos está salir a probar las cervezas artesanales (cada vez más variadas) y encontrar una nueva propuesta de comida rápida como hamburguesas, salchichas o arepas.

Otra de los estandartes de la ciudad y tal vez la razón de muchos para no salir corriendo cuando las cosas no parecen funcionar aquí, es la oferta cultural y su buque insignia, el Festival Iberoamericano de Teatro. Poder disfrutar de las mejores propuestas teatrales locales y del mundo -muchas de ellas de manera gratuita-, es un privilegio y un orgullo que los bogotanos disfrutamos cada dos años. Pero para no hacer tan larga la espera lo mejor es disfrutar en cualquier momento con los conciertos, ferias y eventos que ocurren en la ciudad: entre mis imperdibles están los festivales al parque como Rock al Parque y Jazz al Parque, que además de permitir el disfrute de espacios públicos que son verdaderas joyas como el parque El Country, viendo un increíble atardecer con lo mejor del Jazz, son gratuitos. En esta oferta cultural le siguen la Feria del libro, el festival de documentales y el de cine, el Estéreo Picnic, y los miles de conciertos que se ofrecen en diferentes escenarios de la ciudad, a lo largo del año.

Por supuesto, no pueden quedar por fuera la ciclovía y los parques de la ciudad para pasar un domingo relajado y comer algún postre local, verdaderos manjares que se ofrecen en cualquier esquina bogotana; mis preferidos, las obleas, el merengón y las fresas con crema. Pero sobre todo, hay paisajes naturales magníficos dentro de la ciudad como los humedales y los caminos de los cerros, o en pintorescos pueblos cercanos a donde se puede salir de paseo por un rato, desconectarse y disfrutar de la comida y los postres lugareños. Montañas, lagos, parques y humedales que rodean a Bogotá, hacen que esta ciudad, a pesar de sus dimensiones y su congestión cotidiana, sea también un lugar ideal para el esparcimiento, el disfrute y el placer de los sentidos.