El Gobierno de Estados Unidos decidió cerrar su oficina de asistencia en la lucha antinarcóticos en Bolivia tras casi 40 años de labor en este país, informó la embajada estadounidense en un comunicado.
“Por respeto a la soberanía de Bolivia y debido al deseo del Gobierno de Bolivia de nacionalizar los esfuerzos antinarcóticos, Estados Unidos ha tomado la decisión de cerrar la oficina de asistencia antinarcóticos (más conocida como NAS)”, señala el comunicado de la legación estadounidense.
En la nota, Washington destaca que en los casi cuarenta años que trabajó “junto con el pueblo y el Gobierno de Bolivia” se logró evitar que “echen raíces” en la nación andina “la narcoviolencia y el narcoterrorismo que plagan a otros países de la región”.
“Estamos orgullosos de los éxitos que los bolivianos y nosotros hemos logrado juntos en nuestra lucha común durante estas décadas. Tenemos la esperanza de que seguiremos viendo éxitos por parte del Gobierno de Bolivia mientras asume la responsabilidad de este importante esfuerzo permanente”, concluye el comunicado.
La NAS ya había anunciado en octubre pasado que dejaría de financiar el mantenimiento de las doce aeronaves que operaba en Bolivia en operaciones antidrogas.
La Cancillería boliviana explicó entonces que esa oficina se encontraba “en proceso de transferencia de diversos equipos, bienes y vehículos de su propiedad” a Bolivia.
La cesión de la flota de helicópteros y aviones al Gobierno de Evo Morales se concretó en abril pasado.
El anuncio del cierre de las oficinas de la NAS ocurre tres semanas después de que Morales anunciara su decisión de expulsar a la agencia estadounidense de cooperación internacional (Usaid) tras acusarla de injerencia política y conspiración, denuncia que Washington ha rechazado.
Según el Ejecutivo boliviano, funcionarios de ambos gobiernos coordinan actualmente para que el retiro de Usaid del país sea “ordenado” y “transparente”, aunque no han precisado la fecha en que concluirá este proceso.
Bolivia y EE.UU. no mantienen relación a nivel de embajadores desde 2008, cuando el Gobierno de Morales expulsó al entonces embajador estadounidense, Philip Goldberg, bajo acusaciones de conspiración, y Washington respondió echando al boliviano Gustavo Guzmán.
Ese mismo año el gobernante también echó a la DEA con el mismo argumento de conspiración.