Colombia se chocó contra la defensa chilena que armó Pizzi. Los nuestros merecieron más por ocasiones, pero se llevaron un empate ante un Chile que empezó mejor y se acabó diluyendo. Pékerman sorprendió alineando a Borja y Berrío. Se arrepintió en el descanso y arregló el asunto en la segunda mitad metiendo a Falcao. La derrota 3-0 de Argentina en Brasil pone más caliente el partido de este martes ya que los de Messi se juegan todo a una carta.
Rara vez a Pékerman le da por improvisar en sus alineaciones. Pero contra Chile, el DT tuvo uno de esos días de inspiración en el que los técnicos viven una iluminación deportiva. La de Pékerman no funcionó. El entrenador argentino sacó de inicio a Borja y Berrío cuando nadie los incluía en sus planes. Se esperaba la presencia segura de Falcao en el once. Finalmente José optó por darle la oportunidad a la pareja de delanteros de Nacional. Se equivocó. Borja y Berrío, se diluyeron en el calor del Metro. La importancia del juego y el rival, les superaron.
Se sabía que la batalla se iba a decidir por el duelo del centro del campo. Pékerman volvió a alinear por tercer partido consecutivo a su pareja de medios que tantos éxitos le dio en el pasado: Abel y Sánchez. Los volantes se desdoblaron para ocupar la mayor parte del centro del campo, pero en muchos tramos del juego fueron superados por el trío Díaz-Vidal-Aránguiz. Se esforzaron al máximo en la empresa, pero faltó ayuda del resto. La presión chilena asfixiaba. Cuando los nuestros conseguían pasar la primera línea, se topaban con un muro en la defensa chilena. A Colombia le costaba encontrar los huecos. Hasta tal punto, que James tuvo que bajar en muchos momentos hasta la defensa para recibir en condiciones.
Chile avisaba también por la banda de Farid Díaz. Fuenzalida encontró una autopista por su costado y, en cuatro ocasiones, llegaron con peligro a base de centros. Solo un despiste entre Ospina y Murillo, en un balón colgado, hizo temblar a los nuestros. Chile tenía la pelota, pero Colombia las oportunidades. Los australes dominaban el juego, pero solo intimidaban con disparos lejanos. La Selección, en cambio, sufría para derribar la pared que plantó Pizzi. El peligro llegaba a pelota parada. En dos balones colgados por James, llegaron las oportunidades para los nuestros. Primero Murillo con un cabezazo que Bravo desvió a córner. Y justo antes del descanso, Borja desperdiciaba un balón que le puso en bandeja Aguilar con una continuación a la jugada ensayada que botó James.
En el segundo periodo, el calor comenzó a hacer estragos entre los chilenos. Sus líneas se separaron y su dominio fue más tenue. Colombia empezó a recuperar la pelota, pero se le notaba incómodo con ella. Por ímpetu, poco a poco la cancha se fue inclinando hacia el área de los australes, que recibieron un duro golpe con la lesión de Bravo. El arquero tuvo que salir sustituido. Igual que Aránguiz, el motor de la Roja, que también tuvo que dejar el campo por unos problemas musculares. Era la señala para Colombia. El momento para ir por el partido.
Colombia se volcó, pero pronto recibía la advertencia de lo que podría ocurrir si arriesgaba. Una contra de dos contra cuatro de los chilenos acabó con un disparo de Fuenzalida, que se marchó por un pelo. En la carrera por recuperar la posición, se rompió Yerri Mina. Pékerman se fue con todo. Macnelly entraba al campo por el defensa, en busca de la jugada desesperada. Colombia se tomó el área rival, pero con más prisa que pausa. Los chilenos ya habían renunciado a cualquier ilusión ofensiva, aunque su muralla no tenía ni un rasguño -haría bien Trump en pensar en los chilenos para su muro-. Era el momento para la calma y la cabeza fría. Y en lugar de eso, en Colombia todo era afán y descontrol. De poco sirvieron los últimos nueve minutos que el árbitro añadió por las pérdidas de tiempo chilenas y los descansos para hidratarse. El final ya estaba escrito. A Colombia le pudieron los nervios del que acaba de pasar un verano largo y está a punto de concretar. Se le escapó y se tuvo que conformar con el beso en la mejilla que significa el empate. Contra Argentina será la guerra.