Profundizo la mirada a esos asuntos de Colombia que nos aterrizan en la realidad y que vistos desde la distancia no se perciben, por la simple razón de que desde lejos logran un puesto en la imaginación, a veces porque pesa más el deseo, y otras, porque hay apariencias que impactan. Colombia tiene un buen lejos, pero sigue con problemas que encienden las alarmas en diferentes sectores sociales, económicos y empresariales. Y sin ánimo de dañar el atractivo que despierta, no está demás acercar la lupa para no sorprenderse con los detalles. Columna de Jaime Polanco, empresario y presidente de Confidencial Colombia.
Gremios antes boyantes como el del automóvil, con ventas de carros de casi 300 mil por año, están con el semáforo en rojo. Vienen de vender y hacer años record, pero factores como la desastrosa red vial, la depreciación del peso, los tipos de interés y en general el deterioro del índice de confianza del consumidor, hacen que este sector otrora emblemático para calibrar la salud de la industria, no atraviese su mejor momento. La buena noticia es que el factor compra de Colombia está muy por debajo del promedio en la región, es decir, que de mejorar las variables que le dan confianza a los compradores, que empujen a mejorar la calidad y reducir la antigüedad del parque móvil de carros, camiones y busetas, harán que el número de vehículos vendidos aumente considerablemente en los próximos años.
Ligado a esto, una de las lacras para la sociedad es la seguridad vial. En lo que llevamos de año más se han producido más de cinco mil quinientas muertes y otros tantos miles de heridos. La falta de infraestructura vial, el nulo cumplimiento de las normas de tráfico, la insuficiente presencia de la Policía de Carretera y una desesperación generalizada que se traduce en velocidades imprudentes, hacen que cada fin de semana se incrementa el número de familias afectadas por esta silenciosa tragedia.
En el día a día salta a la vista la angustia que produce la disfuncionalidad del sistema de salud. Hasta ahora ha costado más de 10 billones de pesos y lo ha dejado quebrado y sin confianza en los usuarios. Veremos si la reforma y la nueva operación de las antiguas EPS darán soluciones a los millones de ciudadanos que demandan un sistema de salud cercano, confiable y asumible desde el punto de vista económico. No sólo en la atención primaria a los enfermos, si no en el desproporcionado precio de los medicamentos.
En otro frente, hay que aplaudir los esfuerzos que hacen las oficinas de comercio exterior para la promoción del turismo y el comercio. El sector turístico podría ser uno de los dinamizadores en el futuro del país. Pero no haciendo trampas en solitario, como ya se hizo en el sector del café, que de tanto subvencionar la producción, al final ha terminado siendo poco competitivo en los mercados mundiales.
El café y el agro, que en un tiempo fueron motores de la economía colombiana, hoy están en entredicho y en franca recesión. Se podrían modernizar los procesos productivos y optimizar la cadena de valor para poder ser competitivos en este comercio global.
Ahora que hay firmados convenios de libre comercio con otros países, se hace más difícil exportar sin calidad y hacerlo basado solamente en el factor precio.
En el comienzo de la década de los 90 ,quince productos colombianos hacían casi el 70% de las exportaciones, hoy consumidos algunos años de esta nueva década solamente son cinco los productos agraciados. Quizás alguien se debería preguntar dónde quedó la competitividad de algunas de nuestras empresas y sectores.
El turismo necesita infraestructura aeroportuaria, puertos, hoteles de categoría, restaurantes y espectáculos que animen a millones de turistas a venir al país. Está muy bien el turismo de aventura o turismo mochilero, pero Colombia necesita un turismo de calidad, que venga no sólo a Cartagena y Santa Marta, si no que encuentre lugar en una docena de ciudades que guardan valiosos tesoros arquitectónicos, parques y reservas naturales envidia de muchos otros países de la región. No vale hacer trampas con las estadísticas, el turismo transfronterizo está muy bien pero no es el que se logrará el progreso en el sector.
Hay que despertar el ánimo viajero de millones de colombianos para que se desplacen por el interior del país y conozcan las maravillas que Colombia alberga. Eso crea riqueza y anima la vocación inversionista de miles de emprendedores, que prefieren sectores productivos y estables que generen valor añadido a sus ciudades y pueblos. Se puede animar a los empresarios que invierten, facilidades crediticias, formación y tecnología aplicada al sector; a los que viajan carreteras dignas y seguridad para sus desplazamientos, precios estables en los combustibles y sobretodo un servicio competitivo para que sea un placer viajar y que, el antojo de venir a Colombia, se complazca del todo para que sea verdad que el riesgo sea que te quieras quedar.