El proceso de conversaciones de paz de La Habana marcha a un buen ritmo pese al cuestionamiento que suele hacérsele con frecuencia por los opositores y a las premuras que tiene el Gobierno Santos de llegar pronto al punto de terminación del conflicto. [Opinión]
Las comisiones del gobierno y FARC han hecho sin duda un buen trabajo que se expresa en acuerdos sustanciales sobre los temas rural y agrario, de participación política y drogas ilícitas -en curso- y han dejado de lado puntos que deben retomar para consolidar la totalidad de acuerdos buscando avanzar y mostrar resultados al país.
La sociedad colombiana, igualmente, ha hecho sentir de múltiples formas el clamor nacional y regional de paz, se ha movilizado, ha llenado plazas y calles, ha hecho foros nacionales y regionales y, ha producido una suma considerable de insumos a manera de propuestas para alimentar la mesa de conversaciones en los foros solicitados por esta. Ha habido una importante participación de los gremios y del sector privado y se ha logrado construir un diálogo de intereses diversos que van marcando las rutas de los acuerdos.
Desde luego no ha dejado de haber lunares y momentos de crisis que gracias a la decisión tomada por las partes de sacar adelante el proceso se han logrado sortear: Recesos motivados por decisiones del ejecutivo no consultadas en la mesa como la relacionado con la propuesta del gobierno sobre el referendo como mecanismo de refrendación de acuerdos; elcomportamiento de la fuerza pública frente a la movilización social, el desarrollo del paro agrario y las protestas campesinas y sociales en los que ha dado un tratamiento de guerra al legítimo derecho a la protesta; la actitud y el lenguaje utilizado por el Ministro de defensa, Juan Carlos Pinzón, para referirse a la organización y al proceso de paz cada vez que sale a los medios ; el informe del Washington Post sobre el apoyo de la CIA a las fuerzas militares en la lucha contra las FARC que condujo a la muerte de importantes jefes de la organización; las prácticas de interferencia en el proceso por parte de los servicios de inteligencia de filtrar coordenadas de procesos humanitarios o chuzar las comunicaciones de las comisiones de Gobierno y FARC y los mismos correos del presidente de la república, entre otros incidentes que erosionan la confianza de las partes en el proceso.
Esto sumado a la desagregación de la Mesa de Unidad Nacional por las dinámicas propias de los intereses personales, grupistas y de partido en un periodo electoral que puede cambiar la correlación de fuerzas del mapa político, en contra del proceso de paz, conforme le vaya en elecciones al Centro Democrático y las posibilidades reales del acomodamiento de sectores políticos afines a esta corriente que medran en otros partidos sus electorados.
Todos estos aspectos hacen que los logros alcanzados sean significativos más cuando se obtienen en unas condiciones de extrema sensibilidad y fragilidad por estarse obteniendo en medio de la guerra.
Pero si al proceso, con todas las dificultades, le está yendo “bien”, a la guerra no tanto. En los dos años largos que lleva este proceso desde que se iniciaron los acercamientos, la fase exploratoria, que dio origen al Acuerdo General, los resultados de la guerra en términos estadísticos resultan una vergüenza para el país y la paz. Miremos lo que nos informan las estadísticas del Ministerio de Defensa:
Durante los 24 meses de guerra que van del enero del 2012 a Diciembre del 2013, se produjeron 327 acciones de guerra a través de asalto a poblaciones (2), ataques a aeronaves (9), ataques a instalaciones (53), hostigamientos(154), emboscadas (50), contactos armados (14), incursión a población(1), retenes ilegales(42), entre otras acciones no reportadas, esto quiere decir que en promedio se está produciendo una acción de grupos armados al margen de la Ley (FARC,ELN,EPL, ERG,ERP, JBC) cada 48 horas. Pero además, las estadísticas señalan que se han producido 1724 actos de terrorismo conforme se definen en la ley 599 de 2000, esto equivaldría a 2.7 acciones por día. A lo que hay que sumarle 687 acciones contra la infraestructura de oleoductos, torres de energía, puentes y vías.
Si esto ya es grave resulta más preocupante el costo en vidas que viene teniendo la confrontación, durante los años 2012-2013, la fuerza pública tuvo 738 muertos y 5060 heridos en prestación del servicio. Fueron víctimas de minas antipersona y artefactos explosivos abandonados 417 miembros de la fuerza pública de los cuales se reportan al menos cien muertos. Estas cifras indican que se producen 7 heridos y una muerte diaria.
Al comparar con los resultados la relación costo- beneficiodeja mucho que desear, durante los dos años que llevan los acercamientos y las conversaciones se han producido 779 muertes en combate de miembros de los Grupos Armados Ilegales al Margen de la Ley, esto es apenas el 6.3 % más de las propias bajas de la Fuerza pública (738). Durante este periodo se han capturado 5762 y se han desmovilizado 2490. Según estas cifras se han neutralizado (muertos-capturados-desmovilizados) 9031 efectivos de los GAL. Si esto fuera así y nos atuviéramos a las cifras oficiales, lo que queda de las FARC está en la mesa de conversaciones de la Habana.
El saldo espanta: se han realizado en dos años de guerra(2012-2013) 2734 acciones de guerra y terrorismo, se han producido 1517 muertos y más de 9000 heridos, sin medir los costos que esa confrontación tiene en la población civil y los territorios donde se desarrollan las acciones.
Si esto es escandaloso, la inversión que se viene realizando para garantizar el funcionamiento del sector de seguridad y defensa, nos deja en condiciones de estupor, en los dos años se invirtieron 49.436.232.000.000 y el presupuesto para el 2014 está estimado en 27.898.323.000.000, lo que representará al final del 2014 una inversión en seguridad y defensa para tres años de guerra de 77.334.555.000.000. Si estas inversiones se comparan con el Sector Agropecuario que, en gran medida, es quien soporta el conflicto y que apenas recibe una inversión del 2.1. billón de pesos, esto es el 7.7% de la inversión en sector de seguridad, uno se pregunta si el Estado colombiano no esta más interesado en sembrar la guerra que en producir comida. Para 2014, el presupuesto en seguridad y defensa supera el presupuesto de educación en 900 mil millones y el de salud y protección social en 9 billones 300mil millones, para no hacer otras odiosas comparaciones.
Es decir la guerra está viva y sigue andando con altísimo costos económicos, materiales y en vidas sin que se atienda el llamado de ir ambientando los logros del proceso de conversaciones con un desescalamiento del conflicto que vaya acercando el punto de terminación del conflicto a través de un acuerdo de tregua bilateral, al menos en aquellas regiones en que operen las partes sentadas en la mesa y donde se comience a desarrollar una pedagogía de paz y una divulgación amplia de los avances de las conversaciones.
Nota Final: Resulta una demostración más de compromiso con las conversaciones y el proceso de paz, por parte de las FARC, la llegada a la mesa de La Habana de Fabián Ramírez, Jairo Martínez y Fidel Rondón quienes seguramente aportaran a la consolidación y cierre de este proceso y, motivo de curiosidad, en materia del conocimiento de acuerdos y ordenes, según se dice para combatir el terrorismo y el narcotráfico, la visita del Ministro de Defensa a Estados Unidos