Cristiano y Bale descargaron su ira antes del Barcelona

Pegó a la pelota y se coló a la derecha de la portería defendida por Diego Mariño. Gareth Bale corrió a celebrar su primer gol de la noche frente al Levante (2-0 al final) junto al córner más cercano a su posición. Y por el camino se tapó las orejas, hasta llegar a la esquina y propinar una patada al banderín. El modo de expresar su ira fue diferente a la que eligió hace unos días Cristiano Ronaldo… rabia, al fin y al cabo. Estos dos líderes del Real Madrid -los fichajes más caros en la historia del club-, han reaccionado en estos días para mostrar su oposición a los chiflidos del Santiago Bernabéu en este mes.

El portugués no gritó su habitual “¡siiiii!”. Cuando estrenó el marcador ante el Schalke 0-4 desató su furia y mostró su malestar unos segundos después de haber escuchado los silbidos de su público. Quizás se diera por aludido aunque, lo cierto, es que no eran para él. “No voy a hablar hasta final de temporada”, aseguraba el luso mientras marchaba a paso ligero por la zona mixta del Bernabéu. Todavía le duraba el berrinche. El fútbol, los madridistas y la repercusión mediática del propio Cristiano serán los mayores perjudicados -junto al colectivo de la Prensa- de cumplir su palabra. Con gestos como este demuestra que su liderazgo dentro del campo está lejos de la que presuntamente debe asumir un capitán sin la pelota en juego.

Bale, este domingo, sí tenía mayores motivos para dar rienda suelta a sus emociones: marcar un tanto que se le resistía desde el partido de Córdoba, allá por enero. Había recibido chiflidos ante Villarreal y Schalke y sus sentimientos se tradujeron en la representación de su malestar. La peor racha de Bale como madridista se cortó dando paso a la imagen del Bale más enfurecido. Descargó para, a continuación, recobrar en su semblante la tranquilidad habitual.

Los abrazos devolvieron la armonía habitual

En el segundo tanto de Bale, anotado casi sin querer al tocar un tiro defectuoso de Ronaldo, la normalidad regresó definitivamente con gestos cariñosos de abrazos entre los protagonistas –galés y portugués-, además del resto de compañeros. Tras la tempestad, la calma.

La psicología describe que la rabia no manifestada es una fuente de ansiedad que incomodará al individuo hasta que la libere. En la semana previa al Clásico, tanto Cristiano Ronaldo como Gareth Bale han podido dar rienda suelta a sus emociones para preparar sin ‘tareas emocionales pendientes’ esta especie de final de Liga frente al Barcelona.

Jugadores y afición intercambiaron opiniones esta última semana en el Santiago Bernabéu y al final de la ‘conversación’ ambos aplaudieron. El público lo hizo primero tras señalar Pérez Montero la conclusión del partido; los jugadores del Madrid instantes después para dibujar un ambiente cordial que durará, al menos, una semana