El Partido de Movimiento Democrático Brasileño, hasta este lunes sería aliado del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la presidente Dilma Rousseff. El PMDB ya está moviendo sus fichas pensando en una destitución, y en que el vicepresidente Michel Temer deba suceder a la jefe de Estado.
Además de analizar el fin de la alianza con el PT, el bloque al que pertenece el vicepresidente Michel Temer, ya está trabajando en futuras políticas en caso de que la jefe de Estado sea sometida a juicio político y eso lleve a la formación de un nuevo Gobierno. El paquete de medidas que analiza el Partido de Movimiento Democrático Brasileño, tiene como eje amplios recortes del gasto social, de acuerdo a lo informado este domingo por el diario ‘Estadao’ de San Pablo.
Rousseff podría enfrentar un juicio político, acusada de manipular las cuentas del Gobierno. Por su parte, el vicepresidente Teme, líder del PMDB, asumiría la presidencia si ella es destituida. Muchos también culpan a la mandataria de hundir a Brasil en su peor recesión en al menos 25 años. Por esto, se han realizado multitudinarias protestas en ciudades de todo el país. La crisis política se agravó por la investigación en el caso Petrobras, donde ya se han condenado congresistas y empresarios por corrupción.
El PMDB, el partido más grande de Brasil, está considerando cambios en los beneficios sociales, incluido un gran programa de viviendas, en una campaña por reducir el gasto y restablecer el equilibrio fiscal, informó ‘Estadao’.
Según el diario ‘Folha’, el Gobierno ya da por segura la salida del PMDB, al tiempo que los líderes del PP, PR y PSD admiten que están siendo presionados por sus parlamentarios para abandonar la coalición. En total, el Gobierno arrancó en 2014 con ocho partidos aliados, además del PT, pero ya hubo una disidencia. La semana pasada, el Partido Republicano Brasileño (PRB) abandonó la coalición, lo que originó la salida del ministro de Deportes, George Hilton. Su lugar permanece vacante cuando faltan menos de cinco meses para que comiencen en Río de Janeiro los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica.
Por su parte, según ‘O Globo’, solo dos partidos aliados, a excepción del partido de Gobierno, están decididos a votar contra el juicio político: el Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y el Partido DemocráicoLaborista (PDT, por sus siglas en portugués). Ambos suman 33 diputados, menos de la mitad de lo que tiene solo el PMDB. El análisis sobre si se debe o no abrir el juicio político contra la mandataria está en su primera etapa: en una comisión especial en la Cámara de Diputados. Lo que defina esta comisión será sometido luego a votación en el plenario del organismo.
Allí, dos tercios de los 513 diputados deben votar a favor de que el juicio se abra para que el debate pase a manos del Senado. O sea que se necesitan un mínimo de 242 votos para que ello ocurra. El Gobierno, a su vez, necesita un mínimo de 171 votos contrarios para frenar el proceso y por esto, los esfuerzos se centran en el plenario de la Cámara Baja, donde la estrategia del Ejecutivo es convencer a los legisladores uno a uno, y no como partido.