Culebrón DC

Así, por rumores que corrían por los pasillos del Palacio de Liévano, llamadas amenazantes, y mensajes por las redes sociales, se fue armando este escandaloso ‘reality’ de la administración distrital que tiene nuevamente al Alcalde de Bogotá en la picota pública.

Leszli Kálli cumplía varias funciones relacionadas con el Distrito siendo contratista. Ella entró a trabajar el 26 de febrero de 2012, pero unos meses después (junio aproximadamente) , Daniel Winograd, jefe de comunicaciones del alcalde Gustavo Petro, le pidió que no se acercara más a la Alcaldía debido a que la Primera Dama del Distrito, Verónica Alcocer, estaba molesta con la cercanía que tenía con el mandatario, aparentemente.

Diez meses después (en diciembre), Kálli fue víctima de una llamada en la que un joven la amenazaba con violarla. Ella se acercó al Gaula y después de investigar, se dieron cuenta que se trataba del super-técnico operativo (contratista), Christian Puentes, y quien pidió disculpas por escrito y como acuerdo con Leszlie para que no lo denunciara. Luego de lo sucedido, a él lo desvincularon de la Alcaldía Mayor de Bogotá, y según el reporte de Antecedentes y Requerimientos Judiciales, no tiene asuntos pendientes con las autoridades.

Fue hace unos días que la historia revivió y esta vez con el ingrediente que involucra a más miembros de la Bogotá Humana. La denuncia inicial, en la que no se hablaba de los asuntos personales del Alcalde, ya había sido emitida en Noticias Uno en diciembre del año pasado.

La llama se avivó por Twitter. Cientos de personas en la red social fueron testigos de las discusiones entre María Fernanda Carrascal, contratista de la Alcaldía, Wilber Preciado, trabajador del Acueducto, y la excontratista que publicó un pantallazo del chat de WhatsApp en donde discutían fuertemente. Luego, hubo más y más imágenes en las que se veía a los tres profesionales en una situación que suponía un intenso roce personal. “Yo respondí en caliente y ese fue mi error”, le aseguró Carrascal a Confidencial Colombia .

Durante el fin de semana, los trinos emitidos por los ciudadanos llamaron la atención de Petro, quien respondió un mensaje en público relacionado con la buena gestión de Leszli. Los tuits indicaban que algo no estaba bien y que se trataba de una lucha de poderes entre la gente que, hasta ese entonces, componía el grupo de trabajo del Alcalde.

La cosa se complicó y se hizo evidente luego de la publicación realizada por el portal digital KienYKe que cuenta la historia desde la versión de Leszli. Una de las más afectadas, y en la que hizo énfasis la exfuncionaria diciendo que había sido “el tope”, fue Maria Fernanda quien trabaja desde marzo como estratega de redes sociales de la Alcaldía Mayor de Bogotá, con un contrato de prestación de servicios por 9 meses desde mayo, y un valor de $23.404.500.

Al rato, y debido a un comentario de Leszlie, miles de mensajes hablaban de una relación entre ella y Nicolás Petro, uno de los hijos del burgomaestre, quien aclaró que entre él y Carrascal, no había más que una relación amistosa y que la había conocido luego de su ingreso como contratista.

La Alcaldía rompió su silencio y a través de cuenta oficial de Twitter de la Dirección Distrital de Asuntos Disciplinarios, aseguró que “a propósito de la amenaza aludida por la señora Leszli Kálli, la Dirección informa que actualmente se adelanta radicado 864 de oficio. El trámite disciplinario sin que existiera denuncia formal de la presunta afectada se inició el 10 de diciembre de 2012. La señora Kálli ha sido citada en dos ocasiones sin que haya comparecido para ser oida en diligencia formal de ampliación de los hechos. Igualmente el derecho de petición radicado por la concejal Angélica Lozano el 13 de diciembre fue respondido el 26 de diciembre. Precisar finalmente que contrario a lo aseverado por la señora Kálli la administración como en todos los casos sin distingo cumple su deber”, contradiciendo entonces a la afectada quién reclamó varias veces la ausencia de cuidado en su denuncia.

Según los correos electrónicos que publica KienYKe, ella dejó de ir a la Alcaldía entre el 22 de junio y el 28 de octubre. Leszli tenía un contrato por prestación de servicios, el cual según la ley, no exige presencia constante oficina para cumplir obligaciones.

Confidencial Colombia pudo establecer a través de una fuente cercana al despacho de Petro, que en la Alcaldía insisten en que es un chisme y lo que dice Kálli, a cerca de la petición de no entrar al despacho o de no trabajar, es falso. Es más, que ella culminó su contrato y que existen papeles que certifican que cumplió con su labor, porque para recibir el pago debe probarse que se cumplieron las tareas asignadas, y que al culminar, empezó a trabajar en Presidencia, entidad en la que su agresor telefónico tenía un contrato provisional hasta ayer.

La excontratista asegura que Winograd le pidió alguna vez que saliera “por la puerta de atrás” debido a la llegada de la esposa de Petro. Aparentemente ni el despacho del Alcalde Mayor, ni el Palacio de Liévano, tienen puerta trasera por la que se pueda Salir, y tanto la entrada como la salida son por el mismo lugar donde ambas entradas se cruzan, así que sería imposible un eventual escape sin ser vista.

Verónica Alcocer no concede entrevistas. En las redes sociales muchos apelan a que la vida personal de Petro no debe ser ventilada y menos si lo que ocurre no afecta sus funciones en el Distrito.

Esta novela tiene tanto de largo como de ancho. Personas cercanas a la Leszli comentan que ella ha hablado de escribir un libro que puede dejar “mal parado” al Alcalde, ya que busca recuperar el capital que gastó en Canadá y que aparentemente obtuvo de la venta de ejemplares del libro que escribió sobre su secuestro por parte del ELN.

Kálli se va en agosto del país. Hasta el momento lo único que se puede probar es la enemistad entre Carrascal y Preciado con Leszlie, la disculpa escrita que realizó el agresor contra la exfuncionaria, los tuits emitidos por el departamento disciplinario de la Alcaldía y un aparente enredo que nuevamente deja mal parado al gobierno distrital.