El escritor estadounidense Dan Brown acaba de presentar en español su esperada última aventura, condenada al éxito internacional, “Inferno”, protagonizada por el profesor de simbología Robert Langdone e inspirada en “La Divina Comedia”, de Dante, pero no descarta que alguna de sus próximas novelas esté inspirada en algún país Latinoamericano.
Y es que para el autor de “El Código Da Vinci”, el “best sellers” del que ha vendido más de 80 millones de ejemplares y ha sido traducido a 54 lenguas, “Latinoamérica es un tesoro. Un tesoro en cultura, en símbolos, en arte (…)”.
Estas palabras dichas por este escritor, hijo de un matemático y de una organista de música sacra, nacido en Exeter ( New Hampshire) en 1964, durante la presentación de “Inferno” en la capital de España, pone de manifiesto el interés de este amante de los códigos, las conspiraciones, los símbolos, la historia y la intriga por esta tierra y su idioma.
Un idioma que le resulta familiar desde niño, aunque no lo habla, por sus visitas a España con su familia.
El tema de la superpoblación
“Inferno”, que sale con una primera tirada en español de un millón de ejemplares y cuatro en la edición inglesa, vuelve a la intriga, la temática histórica, el laberinto de los códigos y a los símbolos que tanto gustan a este escritor que levantó la ira del Vaticano desde la publicación de “El Código Da Vinci”.
Ambientada en Florencia, “Inferno” nace de una primera lectura que hizo el autor de “Ángeles y Demonios” o “El símbolo perdido” de “La Divina Comedia” a los 18 años, cuando estaba estudiando italiano. Después, según cuenta, volvió a hacer diferentes lecturas, entre ellas la de Roberto Benigni.
“Con mi nuevo libro regreso al corazón de Europa y los lectores contemplarán una iglesia o las grandes obras de arte desde una perspectiva diferente, quizás a través de los ojos de un especialista en simbología”, dice el autor.
Una obra más compleja y comprometida – que ya es un éxito de ventas, a pesar de algunas malas críticas- porque Brown se muestra en ella más activo y preocupado por el mundo y su futuro, y lo hace a través de un tema que no es otro que la superpoblación.
“En los últimos 85 años, la población se ha triplicado. Cada día nacen 200.000 personas y todos los problemas como el agua o las enfermedades vienen de ahí. Es un problema que requiere una respuesta contundente. Yo no tengo, si la tuviera no escribiría novelas”, subraya el escritor superventas.
Y otro de los temas que le preocupan al autor es la cuestión de la biología genética en el futuro, un pozo sin fondo para las cuestiones de misterio para el escritor.
La pasión por descifrar códigos
Dan Brown, que fue educado a caballo entre la ciencia y la religión, desde niño se cuestionó todo y preguntó por todo, asegura, aunque muchas de las preguntas se quedaban sin respuesta porque le decían que un niño no preguntaba esas cosas.
Un interés por descubrir el misterio que le ha perseguido toda su vida. También desde pequeño sintió el amor por descifrar códigos. Y para explicarlo relata cómo su padre en Navidad le ponía papelitos con códigos en todos los rincones para que fuera descubriendo donde se hallaba su regalo.
Por eso a Dan Brown le gusta abrir ventanas y buscar en otros rincones fuera de la hortodoxia, algo que ha levantado en ocasiones la ira de la jerarquía Católica, como cuando presentó a un Jesucristo con debilidades humanas.
En este sentido Dan Brown no cree que con la llegada del nuevo Papa se produzcan “cambios drásticos”. “El Vaticano cambia muy, muy despacio. No conozco al Papa Francisco parece un hombre muy devoto y de ideas nobles. Ya veremos que ocurre”, argumenta el escritor.
En “Inferno” como en otros libros del autor, los únicos elementos ficticios son los personajes; el resto, la historia del arte, las localizaciones, la documentación y la ciencia son reales.
Para esta nueva intriga, el profesor Robert Langdon, al que dice le gustaría parecerse, se alía con una bella e inteligente mujer y ambos se verán metidos en una peligrosísima trama mundial, dirigida por un villano, en la que el arte y el futuro de la humanidad estarán al borde del abismo.
La diversión está garantizada.