Se acerca la Navidad, y los que han empezado a desenvolver la figuritas del pesebre se han encontrado con que la mula y el buey no estaban en el nacimiento de Cristo ni los Reyes Magos venían de oriente, sino del sur de España.
“La infancia de Jesús“, el volumen final de la trilogía sobre la vida de Cristo que ha escrito el Papa Benedicto XVI, reflexiona sobre la ausencia de la mula y el buey en el pesebre, al tiempo que sitúa el origen de los Reyes Magos en Tartessos, una zona que los arqueólogos localizan en Andalucía y que, según algunos, desapareció mucho antes de la fecha que el Evangelio sitúa el natalicio.
Pese a todo el director del departamento de la Sagrada Escritura de la Universidad San Dámaso, en Madrid, Luis Sánchez Navarro, tiene claro que su pesebre será como el de todos los años. “El mismo Benedicto XVI termina diciendo, que aunque en el nacimiento de Jesús no hubiera ningún animal según las escrituras, ‘ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y el asno'”, señala.
El primero en escenificar el nacimiento de Cristo fue Francisco de Asís, en la Nochebuena de 1223. Lo hizo con el permiso papal e introdujo a los animales.
“El buey y el asno representaban a los buenos cristianos, personas humildes que acudían a la adoración de Cristo”, comenta Sánchez Navarro.
La controversia ha ido más allá de las figuritas del pesebre, y arqueólogos como Jaime Almansa ya se han pronunciado en contra de las interpretaciones que Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, ha hecho de los primeros años de la vida de Jesús.
Almansa se sitúa entre los que piensan que los Reyes Magos siguen viniendo de donde narra la tradición popular. “Si me tengo que creer que un niño llamado Jesús nació y que unos Sabios o Reyes Magos, fueron a adorarle, puedo asegurar que bajo ningún concepto eran andaluces”, explica Almansa, director de la empresa JAS Arqueología.
“En Isaías y en los Salmos se menciona Tarsis o Tartessos como una realidad, y es cierto que fue una realidad política e histórica en algún momento, pero el Tartessos que sitúan en Andalucía desapareció 700 años antes del nacimiento de Jesús. Eso es un hecho”, subraya.
En los años en los que nació Jesús la península Ibérica estaba dominada por Roma. Herodes, rey de la provincia romana de Judea buscaba a aquel niño que amenazaba a su reinado, y la zona sur de Hispania estaba completamente dominada por el Imperio, recuerda.
“En un momento en el que la política del Mediterráneo dependía del poderoso Imperio Romano, es imposible que permitieran que unos reyes provenientes de una zona sobre la que tenían pleno control fueran a adorar al rey de los judíos”, comenta el arqueólogo.
Poco se sabe del origen de los Reyes Magos. Hasta ahora, la mayoría los ubicaban en algún lugar del lejano oriente porque el primero en hablar de ellos, San Mateo, dijo que la estrella que les guiaba venía de aquellos lares.
El director del departamento de la Sagrada Escritura de la Universidad San Dámaso explica, por su parte, que “el Nuevo Testamento habla de la vida de Jesús pero cumpliendo las promesas que Dios hizo en el Antiguo Testamento”.
De manera que el hecho de que unos sabios de Tartessos fueran a adorar al hijo de Dios, “es una profecía que los primeros cristianos interpretaron como cierta cuando desde oriente aparecieron los Reyes Magos”, continúa el sacerdote y teólogo.
La llegada de los Reyes Magos únicamente se narra en el primero de los cuatro Evangelios, el de San Mateo. “El problema viene de las traducciones, ya que se escribió el original en arameo y hay quienes hacen la traducción por Reyes, Magos o simplemente Sabios”, explica, por su parte, Almansa.
El arqueólogo apunta la posibilidad de que existiese otra ciudad llamada también Tartessos. “La Biblia es un texto que sigue muy de cerca la cronología real de la Historia. Hay cosas que se pueden demostrar arqueológicamente. Existen textos antiguos en los que se nombran reyes de Tartesos en otras regiones, pero no se ha comprobado”, dice Almansa.
Lo que sí es cierto es que este año decorar el pesebre va a generar cierta confusión. En las redes sociales ya se habla con sorna de que si en vez de oro, incienso y mirra, los Reyes Magos no llevarían más bien cerveza, gazpacho y “pescaíto” frito, especialidades gastronómicas andaluzas.
Por ahora, y pese al revuelo generado por las reflexiones del pontífice, los Reyes Magos seguirán viniendo de Oriente y al lado del niño Jesús la mayoría seguirá poniendo una mula y un buey.