De nuevo la Mane sale a las calles exigiendo cambios drásticos en el modelo educacional en Colombia. Los estudiantes basan su protesta en la deuda que el Gobierno mantiene con las universidades, unas propuestas sobre el modelo de educación que, según sus líderes, deben ser debatidas democráticamente en una mesa en la que se encuentren el Gobierno, la MANE y otros sectores del área y la falta de garantías para ejercer el derecho a la protesta dejando a un lado los señalamientos y medidas policivas que estigmatizan las marchas.
Estas nuevas protestas arrancan con un cese de actividades, las cuales busca hacer un llamado para que el Gobierno preste atención al déficit del sector educativo que, según la MANE, llega a los 11,3 billones de pesos.
Las exigencias del movimiento estudiantil se vienen dando desde hace más de dos años. Sectores académicos del país han logrado que el proyecto de la reforma de la Ley 30 de la Educación Nacional, que propuso el Ministerio, se detuviera. María Fernando Campo, directora de esta cartera, tomó la decisión de echar para atrás la reforma y convocar a los diferentes grupos del sector para construir una nueva propuesta.
Después de este reversazo, el Ministerio de Educación dejó en manos del Consejo Nacional de Educación Superior (CESU) – organismo colegiado integrado por representantes de las comunidades académicas y científicas, del sector productivo del país y por algunos representantes de las instituciones oficiales relacionadas con el sector- para que trabajaran y desarrollaran una propuesta mejor conformada.
A pesar de esto, la MANE se declaró detractora de esta estrategia y no reconoció al CESU como el órgano oficial para dialogar alrededor de la educación superior. El movimiento estudiantil dejó claro que los estudiantes que la integran no son solo un actor en el debate, sino que su propuesta de reforma merece un espacio diferente al de este consejo.