Detrás del asesinato de Benazir Bhutto.

El Subsecretario General del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Heraldo Muñoz, autor de una veintena de importantes publicaciones en temas de democracia y derechos humanos, entre las que se resaltan el galardonado libro La sombra del dictador, presenta una nueva historia llena de intriga y trascendentales revelaciones para la comunidad pakistaní y el mundo entero, en la que narra los hechos ocultos detrás del asesinato de la Primer Ministra de Pakistán Benazir Bhutto, a manos de un complot gubernamental.

Confidencial Colombia conversó con este destacado político chileno que tiene una amplia trayectoria en la diplomacia, acerca de su nuevo libro, a la venta a partir de diciembre, y el impacto político que este tendrá en Pakistán y la región del Oriente Medio puesto que, según versiones oficiales del tribunal Pakistaní que coinciden con la publicación de Muñoz, el presidente de momento Pervez Musharraf, fue quien emitió la orden para asesinar a Bhutto.

Un fragmento de Getting Away With Murder, revelado por la revista Foreign Affairs

En la tarde del 28 de diciembre, un día después de que la funcionaria pakistaní fue asesinada, Javed Iqbal Cheema, Brigadier General y vocero del Ministro de Interior de Pakistan, dio una rueda de prensa transmitida por televisión para establecer las causas del fallecimiento de la mujer y revelar el nombre del responsable quien después de provocarle la muerte a Bhutto activó una bomba en la que murieron 38 personas.

Cheema afirmó que la Primer Ministra murió tras golpearse la cabeza con una escalera diseñada para escapar del vehículo especial en el que ella se transportaba ese día. Luego explicó que Baitullah Mehsud, quien era el líder de la organización Pakistaní Talibán y el grupo terrorista Al Qaeda fueron los responsables del ataque.

Como evidencia, él presentó una llamada telefónica interceptada en la región de Pashto, supuestamente entre un hombre llamado Meshud y otro con el nombre Maulvi Sahib, en la que Meshud fue escuchado felicitando a Maluvi por “su espectacular trabajo”.

Cheema había expuesto estos puntos por decisión del Director General de Servicios de Inteligencia de Pakistán, quien atendió a una sesión de instrucciones en el cuartel general militar con Pervez Musharraf, presidente de Pakistán en ese momento, y directores de otros servicios de inteligencia pakistaníes. Estos hechos fueron recibidos con indignación por la población durante un periodo de escepticismo en los medios de comunicación.

Pakistan People’s Party (PPP), por sus siglas en español. el Partido de la Gente de Pakistan, del cual Bhutto era miembro, acusó al Gobierno de encubrir los hechos especialmente cuando muchos creen que la repentina aparición de la llamada interceptada y su contenido fue analizado de una manera muy rápida y dudosa.

Confidencial Colombia: Getting Away With Murder, revela ¿si Pervez Musharraf fue el responsable del asesinato de Bhutto?


Heraldo Muñoz: Como anticipo, puedo afirmar que Musharraf conocía perfectamente las amenazas que había recibido Bhutto, pero no actuó para neutralizarlas o proporcionale la seguridad correspondiente al nivel de seriedad de esas amenazas terroristas. Más aún, durante la investigación descubrimos un documento donde el gobierno federal instruía a los gobiernos provinciales proteger a dos ex Primeros Ministros aliados de Musharraf, excluyendo a Bhutto. Después del colapso de sus negociaciones políticas con Musharraf relativas a su retorno a Paquistán del exilio, Benazir pasó a considerar al entorno de Musharraf como la principal amenaza a su seguridad. Pero en un caso como este se requiere establecer responsabilidades de quienes ejecutaron, organizaron, financiaron y facilitaron el asesinato. Lo que está claro es que no hay apenas un solo responsable.

No me cabe a mi establecer responsabilidades, sino a la justicia de Paquistán…

Un Mayor de la Policía entrevistado durante la investigación realizada por Naciones Unidas dijo que “en 24 años de servicio, nunca había visto una aparición tan espontanea de evidencias”. Otros lanzaron la idea de que Bhutto no recibió disparos y cuestionaron lo rápido en que el análisis dio resultados. Varios líderes de la PPP creían que en un esfuerzo por degradar a Bhutto, el Gobierno quería incitar que ella había causado su propia muerte al emerger del vehículo para saludar a las personas.

C.C: ¿Cuál es el impacto político que podría llegar a causar el texto en Pakistán?


H.M: No lo sé. He recibido muchos comentarios positivos por twitter y he visto que ya han aparecido artículos en la prensa de Paquistán que hacen referencia a los fragmentos de mi libro publicados por la revista Foreign Affairs. Resolver el tema de las responsabilidades penales en el asesinato de Benazir le compete a la justicia Paquistaní. Espero que este caso no termine en la desesperanza de la impunidad y que el libro ayude a mantener vigente el proceso judicial.

Lo que siguió en los días y meses después desgarró a Pakistán y desestabilizo a la región entera. Decenas de disturbios se registraron tras la muerte de la líder de la PPP, donde 20 personas perdieron la vida en motines y enfrentamientos callejeros, indica un funcionario de seguridad de la AFP.

En Peshawar, al noroeste del país, se concentraron la mayor parte de manifestantes que incendiaron un establecimiento del partido de Musharraf. Por su parte en Rawalpindi, donde Bhutto murió, la Policía lanzo gases lacrimógenos bajó la orden emitida por Musharraf de “acción firme contra aquellos elementos que quieren aprovecharse de la situación”.

C.C: ¿Cómo fue el proceso investigativo para desarrollar el libro?

H.M: Comencé a escribirlo a fines de Abril del 2010, después de la presentación del informe de la investigación, lo cual coincidió con el inicio del gobierno del Presidente Piñera, cuando dejé de ser embajador de mi país. Al estar cesante, acepté una oferta de una editorial importante de EE.UU. de escribir un libro sobre mi experiencia. Hice bastante investigación propia y conversé con varios expertos sobre Paquistán. Hay partes del libro que se basan directamente en el informe, pero dos tercios son materiales que, entre otras cosas, fijan el entorno histórico y político del asesinato. Al ser designado subsecretario general de la ONU y director del PNUD para América Latina y Caribe, la redacción del manuscrito se limitó a los fines de semanas y vacaciones. Mi superior, en el PNUD Helen Clark, ex Primera Ministra de Nueva Zelandia, me estimuló a completar el libro e incluso leyó y comentó mi primer borrador.

C.C: ¿Tuvo usted contacto directo con Bhutto?


H.M: Sí. La conocí a inicios de los 90 en un seminario sobre transiciones democráticas en el Congreso norteamericano en Washington, DC. Ambos fuimos expositors sobre nuestras respectivas experiencias nacionales. Yo era embajador de Chile ante la OEA y ella ex Primera Ministra de Paquistán. Por cierto, ella fue la estrella del evento. Lo más interesante fue que, antes del inicio del seminario, me expresó que su padre, el gran ex Primer Ministro Zulfikar Ali Bhutto, admiraba a Salvador Allende y su camino democrático al socialismo. “Mi padre y yo sabíamos que EE.UU. complotó con la derecha en Chile para derrocar al Presidente Allende,” me dijo Benazir. Nunca imaginé que casi 20 años después estaría investigando el asesinato de mi interlocutora.