Bajo la excusa de un western europeo, Quentin Tarantino vuelve con “Django” a dejar claro que él sólo hace las películas que se le antoja y por ende se otorga el derecho de construir en sus filmes, el collage que su locura y creación le permitan.
“Django” trae todo el estilo del director, integrando varios elementos para una historia fantástica, y aunque muchos creen que la película se basa en la recurrente venganza como tema de los films de Tarantino, el espectador puede ver que en “Django”, el tema es el amor –y su reivindicación a través de una leyenda alemana-, pero también del problema de la esclavitud en EE.UU en lugares como Mississippi, Texas y Carolina del Sur que influenciaron profundamente la Guerra Civil Americana a través del esclavismo y la agricultura.
En resumen, Django (interpretado por el ganador del Oscar, Jamie Foxx) es un esclavo que hace parte del tráfico de negros después de intentar escapar con su esposa Broomhilda (Kerry Washington) y por lo cual su dueño los vendió por separado. La suerte miserable de Django cambia cuando el Dr. King Schultz (Christoph Waltz) lo compra para que haga parte de su proyecto como caza recompensas, con la promesa de entregarle su libertad y ayudarle a recuperar su esposa.
En el propósito, hacen un viaje que los conduce hasta Calvin Candie (Leonardo Dicaprio) quien además de ser heredero de plantaciones algodoneras, es un aficionado por la lucha a muerte de los esclavos, en un rentable tráfico de personas.
No es necesario más detalles si usted está dispuesto a disfrutar de la historia y de los matices de la misma, dejándose seducir por la constante emoción que Tarantino desarrolla en sus escenas y sus diálogos brillantes, en especial con el duelo de astucias en los que se enfrentan los personajes interpretados por Waltz y Dicaprio, una lucha de orgullos entre “el mal perdedor y el mal ganador”.
Otro aspecto destacable en la película es la fotografía que resalta los paisajes norteamericanos, particularmente aquellos que ambientan el western y la vida sureña, como los grandes nevados y los campos algodoneros que albergaban también mansiones y comunidades negras subyugadas por los blancos, en diferencias raciales humillantes.
Al igual que “Kill Bill” y “Pulp Fiction”, Tarantino propone escenas para ridiculizar situaciones angustiosas, como en el caso en el que se burla del “Ku Klux Klan”, y utiliza ese humor negro como un arma de desprecio ante el horror y una fuerte critica a organizaciones racistas.
En definitiva, es una buena propuesta cinematográfica y merece la pena ser vista, no en vano ha sido ganadora y nominada en diferentes festivales de cine alrededor del mundo, incluyendo los Globo de Oro, los BAFTA y cinco nominaciones a los Premios Oscar en cinco categorías, Mejor Película, Mejor Actor de Reparto (Christoph Waltz quien ya fue ganador de la estatuilla por “Bastardos Sin Gloria”), Mejor Guión Original, Mejor Fotografía y Mejor Edición de Sonido.