Se cumplió lo esperado y Nairo Quintana no pudo aguantar la ventaja mínima con la que llegaba a la última prueba de contrarreloj de Monza. Tom Dumoulin no tuvo piedad del boyacense y le arrasó haciendo gala de una de sus grandes virtudes, correr contra el crono. Nairo se tuvo que conformar con el segundo puesto, un podio que a muchos le sabrá a poco pero que bien visto es un éxito con el que el ciclismo colombiano hace poco le costaba soñar.
El holandés le metió más de minuto y medio en la crono final. Una losa demasiado grande para Nairo, que a pesar de las circunstancias cerró una de sus mejores jornadas en un estilo en el que le cuesta bastante defenderse. El corredor del Movistar sacó el honor para no perder el segundo escalafón, el cual llegó a peligrar con la presión de Nibali.
El Tiburón finalizó tercero. Cerró el grupo del trío de favoritos que se han peleado intensamente en las últimas jornadas. Quedó fuera un Pinaut que defraudó en el último día. La etapa fue Jos Van Emdenn.
El de Sunweb es justo campeón de la edición 100 del Giro. Sorprendió a sus rivales con un ritmo inesperado en la montaña, e incluso se sobrepuso a las urgencias de su apretón en la subida al Stelvio que ya forma parte de la historia del Giro. Fue el más completo de estas tres semanas, y corroboró su gran momento con su primera grande. Nada que discutir.
Ahora Nairo tendrá que descansar esas piernas para la prueba del año. El Tour de Francia que persigue desde hace tiempo. El balance después del Giro es agridulce. Nairo partía como claro favorito, sin embargo no ha demostrado el rendimiento que se esperaba de él. En Francia tendrá una nueva oportunidad para resarcirse.
