Luego de 8 años de operaciones, a Pacific Exploration & Production se le terminó el contrato en los campo Rubiales. Desde la media noche de hoy el mayor campo de producción petrolera del país pasará a ser operado directamente por Ecopetrol. Lo mismo sucederá tres días después con el campo Cusiana, en Casanare. ¿Cuál es el balance que queda para el país con la salida de la compañía? ¿Cuáles fueron los daños y cuántos los aportes hechos en las regiones?
A través de un comunicado Pacific expresa que cumplió con lo pactado:
“Pacific E&P y Ecopetrol realizaron importantes inversiones que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de más de 22.000 habitantes de Puerto Gaitán con proyectos de educación, salud, infraestructura y cultura.
Entre las iniciativas más destacadas en los 8 años de presencia en la región está el Programa de Proveedores Locales, gracias al cual 174 empresas de Puerto Gaitán aumentaron sus ventas en un 70%, dinamizando la economía de la región a través de la compra de bienes y servicios locales por más de $117 mil millones de pesos. Esto significó un mejoramiento en la calidad de vida de cientos de familias que se beneficiaron gracias a su trabajo con Pacific E&P”.
Entre los aportes hechos por la compañía al país destacan la construcción de la Escuela Nueva, en que se llevó la educación básica primaria a niños campesinos, colonos e indígenas de las veredas de Puerto Gaitán, Rubiales, Santa Helena y Puerto Triunfo. También resaltan la dotación del centro de atención médica del municipio de Puerto Gaitán. Pacific E&P donó 437 equipos e implementos médicos, entre los cuales están camillas, equipos de alta tecnología para ayudas diagnósticas, pediatría, neonatología, entre otras.
Así operó Pacific en Rubiales
La compañía adquirió el campo en 2007 con una producción de 14.547 barriles de petróleo diarios (bpd) y para 2013 había logrado una producción récord de 214.000 bpd, la cual representó el 20% de la producción de crudo del país, convirtiendo campo Rubiales en el más grande de Colombia.
“La compañía logró desarrollar un campo históricamente rezagado por las condiciones de seguridad, los altos costos de operación del crudo pesado, falta de infraestructura de acceso y las dificultades asociadas a su localización alejada de facilidades de transporte en el centro productor de crudo más importante del país”, manifestó Pacific.
En ocho años, perforó más de mil pozos y realizó inversiones superiores a los 5 mil millones de dólares en exploración y producción. “Además en asocio con Ecopetrol, invirtió recursos importantes en infraestructura de transporte con la construcción del Oleoducto de Los Llanos (ODL), que lleva el crudo desde el campo hasta el Puerto de Coveñas, de dónde se exporta”, aseguró la empresa.
Pacific E&P invirtió en Petroeléctrica de Los Llanos y en Agrocascada. El primero, es una línea de transmisión eléctrica que conecta a Rubiales con el sistema nacional desde la estación de Chivor en Boyacá. Este proyecto permite reducir costos de operación por la disminución significativa en energía eléctrica asociada a la producción de petróleo, generada por la combustión de diésel costoso e importado.
Agrocascada reducirá los costos de disposición de agua a través de una planta de ósmosis inversa con capacidad para tratar hasta 1 millón de barriles por día de agua residual que será reutilizada en la irrigación de cultivos. En el momento en que empiece a operar este proyecto, será una forma innovadora de disposición de agua en Colombia que traerá beneficios a los productores de petróleo en términos de menores costos de operación e igualmente contribuirá a extender la vida económica de los campos. Esta iniciativa es un excelente ejemplo de ‘valor compartido’ al ofrecer desarrollo sostenible a las comunidades que lo requieren.
El considerable aumento en la producción representó además el incremento de las regalías. En 8 años de operación Pacific E&P pagó más de 5 mil millones de dólares, lo que significó un crecimiento del 700%, recursos que el Estado invierte en el mejoramiento de la calidad de vida de la población. La operación del campo más grande del país le permitió a Pacific E&P generar más de 25.000 puestos de trabajo para los colombianos, según cifras de la petrolera.
Denuncian pasivos ambientales y sociales que deja Pacific a la Nación
Sin embargo, para el colectivo de abogados “José Alvear Restrepo”, durante los 8 años que la compañía operó en el país también dejó pasivos ambientales y sociales entre los que destacan la contaminación y captación ilegal de las fuentes de agua, contaminación auditiva y generación de material particulado. Además, denuncian que aún no se conocen los impactos ambientales que generó el fallido proyecto STAR que utilizaba métodos controvertidos como la combustión in situ.
A través de un comunicado el colectivo de abogados compartió un balance presentado por las organización sindicales y comunitarias a Ecopetrol, acerca de los pasivos ambientales y sociales que deja Pacific a su salida del país: “El pasado mes de mayo, varios miembros y representantes de las Juntas de Acción Comunal de las veredas de Santa Helena, Rubiales y Puerto Triunfo, veedurías laborales, la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo-USO y el Cajar nos reunimos en el municipio de Puerto Gaitán, con varios representantes de Ecopetrol.
Las comunidades y organizaciones presentamos a la empresa Eecopetrol la relación de los pasivos ambientales y sociales que actualmente existen en el Campo Rubiales, sobre el que la empresa estatal mantiene un contrato de asociación y riesgo con la multinacional canadiense PACIFIC E&P hasta el próximo 1 de julio de 2016. A partir de esta fecha, Ecopetrol asumirá la operación del campo, y como consecuencia tendrá que asumir los daños y violaciones históricas que la multinacional ocasionó en el territorio.
Entre estos pasivos se destacan la contaminación y captación ilegal de las fuentes de agua, contaminación auditiva y generación de material particulado. De otro lado, aún no se conocen los impactos ambientales que generó el fallido proyecto STAR que utilizaba métodos controvertidos como la combustión in situ, sobre los cuales hubo múltiples denuncias de la comunidad antes de que se ordenara su cancelación, toda vez que generaba sismos, explosiones y múltiples contingencias.
Tampoco se ha dado respuesta adecuada a la generación exponencial e inusitada de sismos en las veredas Rubiales y aledañas, por la inyección de más de 3 millones de barriles de agua diarios y sobre la cual no existe regulación clara por parte de las autoridades ambientales, así como el acaparamiento de más de 48 mil has. de tierra con antecedente de baldíos que la empresa habría adquirido ilegalmente.
La operación del Campo con estos métodos e inobservancias a la ley ha coincidido con una reducción en la disponibilidad de las fuentes de agua de uso comunitario, lo que se traduce en la violación a los derechos fundamentales al agua, intimidad y ambiente sano. A pesar de las continuas quejas y acciones jurídicas interpuestas, las autoridades ambientales no han tomado las medidas necesarias para que los daños sean reparados y la empresa sea sancionada”.
Para el colectivo, “se ha evidenciado una sistemática falta de información ambiental transparente, incoherencias en los reportes de la empresa, incumplimientos a la licencia y evasiones a la ley, frente a los cuales las instituciones del Estado han hecho caso omiso. Esta conducta reiterada por parte de los órganos estatales arroja a las comunidades que soportan las industrias extractivas a un escenario de desamparo institucional en el que deben clamar a la multinacional en condiciones de desigualdad de poder, compensaciones que no han sido adecuadas para garantizar sus derechos fundamentales”.
Las comunidades también pusieron de presente los pasivos sociales en relación con la falta de inversión social que hay en las veredas más impactadas por el desarrollo del Campo. Luego de más de una década de explotación petrolera, no existe en el territorio puesto de salud, escuelas, espacios de recreación, carretera ni sistema de transporte público que les permita acceder al casco urbano de Puerto Gaitán. De otro lado, han visto como la dependencia de las economías extractivas, las dejan a merced de los precios del mercado internacional y sin alternativas para la subsistencia”.
Para Alvear, este balance en relación con el desarrollo de la región en términos de derechos humanos, plantea profundos cuestionamientos sobre la compresión del concepto de “utilidad pública” que alega el Estado cuando adjudica bloques y licencias a proyectos petroleros, pues estos no se traducen en mejores condiciones de vida para las comunidades que se ven directamente afectadas.
Frente a estas preocupaciones Ecopetrol se comprometió a generar una comisión ambiental que pudiera verificar las denuncias expuestas que permita exigir a la multinacional reparación previa a la entrega del campo. Asimismo, a avanzar en planes de diversificación de la economía en el municipio.
Para el colectivo, el problema está en que “una vez terminadas las concesiones estos daños serán asumidos por el Estado Colombiano con recursos de los contribuyentes. No existe una dimensión real de los impactos ambientales que estas operaciones puedan conllevar, en particular frente a la disponibilidad de agua potable en la región, entre otros daños ecosistémicos irreparables”. Y hacen un llamado al Gobierno Nacional y Ecopetrol para que este proceso de empalme y entrega del Campo Rubiales garantice que la partida de la multinacional Pacific no dejará pasivos a la Nación Colombiana por la operación irresponsable del Campo.
Ecopetrol está de fiesta
El mayor campo de producción petrolera del país: Campo Rubiales, pasará este 1 de julio a ser operado directamente por Ecopetrol. Lo que significa que a manos de Ecopetrol pasará, no ya el 57% sino el 100% de los 164.000 barriles diarios que produce este campo.
Asimismo, a partir del 4 de julio toda la producción de Cusiana, en Casanare, será también para Ecopetrol (hoy recibe el 51%), tras el fin del contrato que desde 1986 firmó con la British Petroleum. Este campo, que en los últimos años ha operado Equión, hoy está en declive, produce cerca de 10 mil barriles diarios, cuando en sus mejores tiempos llegó a producir 434 mil. Su mayor reserva es de gas natural, producto con el que surte el centro y accidente del país.
Con la decisión de asumir en solitario la operación de estos dos importantes campos petroleros, Ecopetrol queda con el 90% de la producción total del país. El solo campo Rubiales aporta el 21%.
La USO, como sindicato líder de la industria petrolera, históricamente vinculado a la lucha por la soberanía nacional sobre los recursos naturales, celebró el que ahora Ecopetrol retome el control total de estos dos campos, hecho que reclama con un triunfo para el país y para la USO misma, pues fue una de las organizaciones sociales que más se movió para que el Gobierno no le renovara el contrato a la multinacional canadiense.
Por otra parte, la USO tiene el reto de ganar para su cauda a los trabajadores de este campo, pues con la terminación de la operación de Pacific el sindicato que allí funciona, la Uten, no será reconocido por Ecopetrol, según lo anunció. La USO pedirá que su convención colectiva se extienda a los trabajadores de Campo Rubiales ahora que éste será operado por Ecopetrol.
Con el slogan: “Hoy estamos de fiesta”, la USO realizó este miércoles un acto simbólico en la plazoleta de Ecopetrol en Bogotá, al que invitó a congresistas, amigos y personas que le han acompañado en su lucha por Campo Rubiales. Y el viernes 1 de julio hará presencia allí para realizar un acto con los trabajadores y las comunidades, que han sido golpeadas por la operación de la Pacific en esta región del Meta. Y el 4 de julio estará en Casanare por lo de Cusiana.