El G20 concluye logrando evitar una guerra comercial… de momento

El sistema de gobernanza mundial se tambalea. El comercio y el clima son los mejores indicadores del resquebrajamiento de la cooperación internacional. Y cuando los Trump, Putin, Erdogan o Xi Jinping marcan la pauta, alejar el proteccionismo y mantener a raya el aislacionismo y no desmontar grandes pactos como el acuerdo de París sobre el clima pueden resultar objetivos ambiciosos.

Mantener un sistema multilateral cooperativo y abierto era el conservador objetivo que se marcó la canciller alemana Angela Merkel para su presidencia del G20. Tras concluir hoy la cumbre de los líderes de las naciones más poderosas en Hamburgo (Alemania), Merkel apenas se lleva por escrito un protocolario compromiso de los primeros espadas del planeta con el respeto a un sistema basado en las reglas.

Las intensas negociaciones de los “sherpas” (los enviados de los Gobiernos) y el encuentro de los jefes de los principales países del planeta estos dos últimos días no sirvió para apuntalar la cooperación global, sobre todo en el apartado comercial.

Tal y como reconoció Merkel, el riesgo de que se desate una guerra comercial no desaparece.

Las conclusiones finales del G20 recogen que “continuaremos manteniendo los mercados abiertos, reconociendo la importancia de un comercio con ventajas mutuas y recíprocas” y continuará “la lucha contra el proteccionismo incluyendo todas las practicas comerciales injustas, reconociendo el papel legítimo de los instrumentos de defensa comercial”.

Pero todo se puede ir al traste si los países no se involucran más en reducir el exceso de producción del acero antes de agosto, según fija el texto final.

“Tenemos un calendario bastante ambicioso”, reconoció Merkel. “Sin no obtenemos resultados, no seremos capaces de solucionar esto en un foro multilateral”, añadió.

Las amenazas de Trump

El exceso de importaciones de acero, y el impacto en su balanza comercial, ha sido el casus belli esgrimido por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para amenazar con imponer aranceles a varios productos. Si diera el paso, Europa ya ha avisado que respondería con otras medidas punitivas. Y no sería el único socio comercial que sacaría el palo.

La solución pasa por que los países, sobre todo China, faciliten información sobre la capacidad productora de sus acerías antes de agosto, para que la OCDE pueda preparar para Noviembre un informe con recomendaciones.

La propia canciller advirtió que el acero es solo uno de los fuegos que se tienen que apagar en el “difícil” asunto comercial. Aunque se dio por satisfecha con los resultados de la cumbre, no se atrevió a poner la mano en el fuego sobre si el apoyo de Trump al libre comercio en las conclusiones será suficiente para aparcar los aranceles con los que ha coqueteado. “No puedo hacer predicciones sobre lo que va a pasar mañana”, dijo.

El escollo medioambiental

La canciller tampoco logró sumar a Estados Unidos a las conclusiones comunes sobre la lucha contra el calentamiento global. Era una de las prioridades de su presidencia, y una de las secciones más complicadas tras la decisión del estadounidense de romper con el acuerdo de París para reducir las emisiones.

Tras agotar la negociación, al final se recogió en el comunicado el compromiso “irreversible” de 19 socios del G20 con el acuerdo de Paris y con un Plan de Acción Energético para materializar sus objetivos.

Trump no respaldó este párrafo. En su lugar, quedó recogida la voluntad de Estados Unidos de proveer a otros países con combustibles fósiles, aunque se maquilló añadiendo que les ayudaría a usarlos “de manera más eficiente y limpia”.

Merkel admitió que no se llegó a una posición común con Estados Unidos, primer productor de petróleo gracias a la revolución de los hidrocarburos de fractura.

Con resultados tan limitados en dos áreas tan cruciales, y otras como la regulación internacional bancaria, la transparencia fiscal o la lucha contra las mafias que trafican con personas, el G20 continúa mostrando dificultades para consolidarse como foro de gobernanza mundial en un momento en el que los principales desafíos son de naturaleza global.

El cuestionamiento que dejaron los resultados llegó además amplificado por las multitudinarias protestas de la calle contra el G20.

Tras décadas de respaldo incondicional a la globalización, las naciones más poderosas reconocen en las conclusiones que sus beneficios “no han sido compartidos de manera amplia suficientemente”. Pero al hablar de soluciones, apenas se comprometen a intercambiar experiencias para mitigar el impacto del libre comercio o la revolución digital en los ciudadanos.

Un compromiso que sabrá muy poco a los manifestantes que durante toda la semana han protestado por las calles de Hamburgo contra la globalización.

Merkel expresó su apoyo a las protestas pacíficas, pero criticó a la minoría violenta por los “brutales ataques” contra la polícia. La canciller elogió el “tremendo trabajo” de las fuerzas de seguridad, también valorado por otros líderes según dijo. Y añadió que las autoridades trabajarán para ver como pueden ofrecer “de la manera más rápida y con la menor burocracia posible” compensaciones por los daños causados por las protestas, que dejaron decenas de vehículos en llamas y comercios destruidos.

La prudencia de Merkel al valorar los resultados de la cumbre contrastó con los comentarios de otros asistentes, quienes la felicitaron tras el “éxito” de la cita, según escribió en su cuenta de twitter el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, remarcó incluso que fue “una de las más positivas”. Más allá de la discrepancia en el apartado del clima, y el riesgo de una guerra comercial, subrayó los acuerdos “muy sustanciales” conseguidos en otras materias, como el terrorismo.

A pesar de que Trump ha sido el principal instigador de medidas proteccionistas tras llegar a la Casa Blanca, y la única voz discrepante respecto al calentamiento global, Rajoy no dijo que se pudiera hablar de “aislacionismo” al hablar de su posición.

“Yo lo he visto bien, activo, muy claro en la lucha contra el terrorismo, y también a favor del libre comercio”, respondió.


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