Desde hace 23 años, La Habana pide anualmente en la ONU una resolución de condena al embargo. Esta vez solo Israel y EEUU se han opuesto… y este último consideró no hacerlo.
Que soplan vientos de cambio respecto a Cuba es evidente. El último ejemplo se ha visto hoy en las Naciones Unidas, donde, como cada año, la Asamblea General ha votado una resolución introducida por La Habana en contra del bloqueo económico promovido por Estados Unidos. La escena se viene repitiendo de forma ritual desde hace 23 años: el gobierno cubano introduce la petición, titulada “De la Necesidad de Terminar con el Embargo Económico, Comercial y Financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” (o similar), la gran mayoría de los estados del mundo la apoyan, unos pocos se abstienen, y EE.UU. e Israel, junto a algún otro país en la órbita norteamericana (o cuya economía dependa ese año de fondos estadounidenses), votan en contra. Nada sucede, y el bloqueo se mantiene.
Este año, sin embargo, el resultado de la votación ha sido aún más abrumador que de costumbre: si el año pasado la solicitud cubana obtuvo el apoyo de 188 de los 193 estados soberanos de la ONU (y solo Israel y EE.UU. se pronunciaron en contra, mientras que Palau, Micronesia y las Islas Marshall se abstuvieron), en la sesión de hoy Washington y su aliado israelí se han quedado literalmente solos. Por primera vez, no se ha producido ninguna abstención.
La falta de respaldo internacional al bloqueo la subraya todavía más el hecho de que en esta ocasión, incluso los propios EE.UU. consideraron abstenerse, según informó la agencia Associated Press el pasado 21 de octubre. Una decisión que habría sido menos extraña de lo que podría parecer: el propio Presidente Barack Obama, cuya Administración ha impulsado el reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, se ha pronunciado en contra del embargo. Y a diferencia de aquellas, este fue consolidado por una decisión del Congreso estadounidense, por lo que no puede ser revocado por simple decisión presidencial.
La posibilidad de la abstención, sin embargo, provocó el rechazo de los Republicanos. El senador de origen cubano Marco Rubio acusó al propio Obama de “poner su popularidad internacional por delante de la seguridad nacional y los intereses de los EE.UU. en política exterior”, asegurando que el bloqueo “le niega unos fondos a una dictadura que puede utilizarlos para seguir oprimiendo” al pueblo cubano.
Aunque la resolución no es de obligada implementación, el resultado supone un importante espaldarazo a las afirmaciones cubanas sobre “la ilegitimidad del bloqueo”. En el propio EE.UU., cada vez son más las voces, incluso entre las filas republicanas, que abogan por revocar un embargo que no ha conseguido hacer caer al régimen de los Castro, pero que tiene como consecuencia directa la pérdida de un importante mercado para los negocios estadounidenses.