El joven patrullero de policía que había desaparecido el pasado 27 de enero en los límites del barrio Santa Cecilia y Cerro Norte en la localidad de Usaquén, fue encontrado este lunes en un caño en la calle 162a con Cra. 4ª en el barrio Arauquita, muy cerca del lugar que desapareció.
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Al principio las autoridades reportaron que el cuerpo de Díaz fue encontrado entre una bolsa y al parecer con signos de tortura, pero el comandante de la Policía de Bogotá, General Luis Eduardo Martínez, aclaró los hechos y negó esa versión, además señaló que no descarta que la muerte del patrullero se trate de un accidente.
Martínez confirmó que el cuerpo del patrullero de 24 años de edad se encontró en el caño del barrio Arauquita y que su cuerpo fue hallado con el equipo de dotación: uniforme, bastón de mando y arma de fuego. Además agregó que al parecer el cuerpo no muestra signos de violencia por lo que señaló es prematuro lanzar una hipótesis sobre los hechos y que lo más prudente será esperar el informe de medicina legal.
Lo que sigue ahora es que Medicina Legal aplique el protocolo de Minnesota, establecido para posibles casos de ejecuciones extrajudiciales arbitrarias o sumarias, para confirmar si el patrullero fue secuestrado, como se pensó en un principio, y objeto de tortura.
Así que sólo hasta 9 horas después de que llegue el cuerpo al Instituto se conocerá la gravedad de las heridas que al parecer le fueron realizadas a Díaz y si fue sometido a torturas o a otras agresiones en condición de indefensión, o si por el contrario su muerte se dio de manera natural por un posible golpe al caer en el nacimiento del caño.
La historia
Hacía el mediodía del domingo 27 de enero el patrullero Jairo Alberto Díaz Vergara, junto a otros tres compañeros recibieron un llamado de los residentes del sector del barrio Santa Cecilia, indicando que había personas armadas. Entonces Díaz, junto a sus compañeros, atendieron el llamado de la ciudadanía.
Cuando llegaron al lugar percataron que los supuestos portadores de armas podrían estar cubiertos en unos matorrales, que abundan en el sector, así que los patrulleros se separaron y entraron al fondo, pero no encontraron nada, así que decidieron regresar al CAI.
Según sus compañeros en el momento que decidieron regresar al CAI se dieron cuenta de que Díaz no estaba, pero no les pareció extraño ya que supusieron que él pudo haber regresado solo.
Cuando se dieron cuenta de que Díaz no había regresado informaron a los superiores y en ese momento empezó el calvario que duró 9 días.
Los rastros
El mismo día de su desaparición la Policía inició la búsqueda del patrullero pero lo único que encontraron fue su chaleco antibalas y entonces el Coronel Reinaldo Rojas, comandante de la estación de Policía de Usaquen dijo: “Esos chalecos no se rompen fácilmente y lo único que creemos es que se lo pudo quitar porque estaba herido o que alguien se lo quitó”. Así que se supuso lo peor, había sido secuestrado.
Tan sólo cinco días antes de su desaparición el Patrullero Díaz había participado en la incautación de una gran cantidad de marihuana a la banda criminal ‘Los Pascuales’ que opera en esa zona de la ciudad. Entonces se comenzó a pensar que ese grupo armado pudo tener relación con su desaparición.
El 28 de enero la Policía Metropolitana de Bogotá inició una campaña para encontrar al patrullero y anunció una recompensa de 20 millones de pesos para las personas que suministrarán información. Sin embargo sólo hasta hoy lunes el cuerpo fue encontrado y todo parece indicar que las fuertes lluvias hicieron que el cuerpo fuera arrastrado por el caño y quedara atascada la bolsa en la que se encontró el cuerpo.