Un estudio reveló que las personas que se encuentran en una relación de pareja estable, pueden sufrir cambios en sus hábitos alimenticios y subir hasta siete kilos de peso.
Según la investigación de la universidad de Queensland (QU), en Australia, el aumento de peso se debe “al compromiso que asume la persona hacia su pareja, que provoca la desatención de su físico”.
Para el estudio, los investigadores australianos realizaron durante diez años un seguimiento de las variaciones de peso corporal de 6.000 mujeres, tanto casadas como solteras. Comprobaron que todas las participantes habían engordado, en diversa medida.
Aquellas mujeres que tuvieron hijos ganaron una media de diez kilos, las casadas que no estuvieron embarazadas subieron cerca de siete kilos y, aquellas que no tuvieron ni pareja ni descendencia, subieron alrededor de cinco kilos.
Para evitar este “efecto colateral” de la convivencia, los investigadores de la QU recomiendan habituarse a practicar actividades físicas o algún deporte en pareja, además de procurar mantener una alimentación saludable en conjunto.
Para el médico nutricionista Gregorio Mariscal Bueno, “muchas mujeres tienen dificultades para seguir su régimen, debido a la oposición activa o pasiva de su marido o pareja”.
Enemigo en casa
“La mayoría terminan por ceder a la tentación de comer cuando su pareja le ofrece directamente, pone delante de sus ojos o ingiere en sus presencia, comidas que a ella le gustan pero no debería consumir por su régimen, como chocolates, patatas fritas, filetes de carne roja u otras delicias hipercalóricas”, explica.
“Para desactivar la oposición del otro -según Mariscal Bueno-, hay que convencerle para adelgazar juntos, ya que si los dos trabajan en equipo los resultados son mejores. El argumento más eficaz para convencer a la pareja para que pierda o controle su peso son los beneficios para la salud”, señala.
“Si la pareja no participa, al menos hay que conseguir que consienta el régimen en vez de boicotearlo o sabotearlo, para lo cual hay que hacerle ver lo bien que va a sentar una ligera pérdida de peso, al eliminar la fatiga, la falta de agilidad, la mala circulación o el dolor de rodillas, y otros trastornos relacionados con el exceso de peso”, según el doctor Mariscal Bueno.
No sólo la pareja puede afectar al peso de las personas. Que un amigo se mantenga en línea, aunque coma de todo, no es sólo molesto, sino que puede arruinarnos la dieta, porque tendemos a imitarlo cuando se excede, según un estudio con 210 estudiantes universitarias dirigido por Brent McFerran, de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá.
Ello sucede porque “pensamos que si nuestra amistad puede comer así, eligiendo una porción grande, tarta o golosinas y seguir delgada, también podemos hacerlo”, explica McFerran.
Para evitar su influencia, aconseja pensar antes lo que estamos haciendo para ser menos propensos a comer en exceso, recordar que todos somos distintos, en cuanto a metabolismo y hábitos físicos, y concentrarse en el objetivo personal de comer saludablemente en lugar de imitar automáticamente a otros.