La paz no llega únicamente con la firma de un acuerdo, con el silenciamiento de los fusiles y la reducción de homicidios, sino también con cambios sociales que aporten al desarrollo y a la madurez de la sociedad. Cambios que le den espacio por ejemplo a las radios comunitarias, que hoy más que nunca, serán fundamentales para levantar las voces que la guerra ha callado, para sanar los dolores de la historia y para llegar a donde el Estado nunca ha podido.
Ahora, cuando el huracán electoral se avecina, el cáncer de la corrupción se quiere hacer más fuerte y con un poco de improvisación o desorientación, el Gobierno intenta poner a rodar el bus que entra a la era del perdón y la reconciliación, es cuando se necesita más que nunca fomentar la participación; pero sobre todo, la participación de quienes han estado mudos por la guerra, de quienes están olvidados por un Estado que nunca ha llegado, de quienes están a punto de morir por culpa de la corrupción política, e incluso, de quienes un día estuvieron en el bando enemigo.
Esa participación intensa, capaz de promover no solo la transparencia sino de hacer visible esa idea a veces utópica de la paz, o por lo menos, de pasar del discurso a la acción, es posible gracias a herramientas más tradicionales como la radio comunitaria, que aunque es muy ignorada en Colombia, es fundamental para la construcción del postconflicto.
Entendiendo precisamente esto, el Gobierno Nacional y la Unión Europea, presentaron el proyecto de ‘Radios Comunitarias para la Paz y la Convivencia’, una iniciativa que beneficiará a más de 400 emisoras locales en su compromiso con la reconciliación del país.
A respecto, la Embajadora de la UE en Colombia, Ana Paula Zacarías, dijo que el proyecto ‘convierte la iniciativa en una acción estratégica donde cada colombiano en las regiones es protagonista, y es allí donde todas las radios comunitarias del país tienen un enorme valor agregado y humano, pues contribuyen como actores de la comunicación a la consolidación de una paz sostenible en la Colombia del posconflicto”, indicó.
Este proyecto cuenta con un monto total, para 18 meses, de 2 millones de euros. En el marco del presupuesto, se incluirán 600 millones de pesos que serán entregados a través de convocatoria pública a aquellas emisoras que tienen como foco la difusión de contenidos de pedagogía para la paz o promotores de reconciliación.
La radio comunitaria es un actor y agente de cambio local y son precisamente sus periodistas o sus ciudadanos, quienes entienden sus regiones en todas sus dinámicas. Es además, un amplificador de primera mano, de las inquietudes, necesidades, visiones y sueños de las comunidades en este camino que Colombia ha iniciado hacia la reconciliación y la construcción de paz.
La Ministra de Cultura, Mariana Garcés, señaló que “en el Ministerio hemos venido trabajando desde hace años en la metodología de Radios Ciudadanas. Por eso le apostamos a esta alianza que busca hacer de las emisoras comunitarias protagonistas en la construcción de la paz. Estamos convencidos del poder de estas emisoras y del aporte que hará el proyecto Radios para la Paz, para visibilizar la diversidad cultural de país, hacer pedagogía de la participación en sus espacios y enseñarnos a debatir sin que la violencia sea la principal invitada”, dijo Garcés.
Vladimir Zapata, director de la emisora del municipio de Anorí, ubicado en el departamento de Antioquia, ha podido entender el poder de las palabras de perdón y reconciliación que se transmiten a través de sus micrófonos. Ha visto el desarrollo de su municipio gracias a lo que sus habitantes escuchan en la radio; y sobre todo, ha podido ver el renacer de una región en donde es posible escuchar a un exguerrillero como un ser humano con historia, alegrías, dolores y pecados.
Que mejor que todos los sectores de la sociedad se junten a hablar de la vida, a contar experiencias, a dar consejos, a informar lo que pasa, a debatir y a perdonar. El reto de la paz esta allí, en poder sentar en una misma mesa a personas en desacuerdo que son capaces de transmitir a sus comunidades lo que por años no ha podido escuchar: un aliento a la paz.