El regreso de José Obdulio Gaviria

El controvertido y polémico José Obdulio Gaviria está de regreso. El senador electo por el Centro Democratico es un soldado fiel a lo que llama la doctrina del uribsimo. Desde el próximo 20 de julio será una de las voces que acompañará al líder de la bancada, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, en su nueva etapa en el legislativo y el dolor de cabeza del gobierno Santos.

Es un ícono del uribismo. Su tono desafiante y su prolífica producción de documentos y tesis que respaldan al uribismo, le hará ganar un renovado protagonismo. Para algunos en el país, su reaparición es una mala noticia, contrario para otros, es la garantía de que el expresidente tendrá escudero en medio de la batalla legislativa que se avecina.

C.C: ¿Qué banderas ondeará en la próxima agenda legislativa. Se va a enfocar en temas de seguridad y defensa?


J.O.G: Cada día trae su afán. La agenda legislativa supondrá una presencia fuerte mía y más que todo del Centro de Pensamiento Primero Colombia, el cual presidiré hasta el 18 de julio. Las fuerzas de la Unidad Nacional van a actuar con criterio de aplanadora, entonces tendremos nuestras propuestas y optimismo respecto a su viabilidad. Y sobre todo, vamos a ser incansables es en el control político de todos los temas.

Trabajamos en este momento varios proyectos de ley. Por ejemplo: uno poco conocido por el público y los medios de comunicación –tal vez el más delicado- es el de hacer una reforma al reglamento del Congreso. La productividad de este es tan baja, no solamente por la forma de integrar el Senado y la Cámara, que es absurda, sino que el sistema de circunscripción nacional, que hace que una candidatura al Senado sea idéntica a una presidencial, pervierte la forma en la que funciona el Congreso.

Y hay otro problema. La norma que permite al Consejo de Estado inmiscuirse en toda la acción parlamentaria. Si usted ‘le cae gordo’ a alguien o si tiene respirándole en la nuca un político que quiera ir al Congreso, entonces llega el sistema de pérdida de envestidura.

Me cuentan los que saben, que una buena parte del presupuesto que hay que tener, es para salvarse de denuncias de pérdida de envestidura. Eso le pasa a Gustavo Petro a Jorge Enrique Robledo, a los conservadores y seguramente nos va a pasar a nosotros. En este punto nos podríamos poner de acuerdo incluso con la Unidad Nacional porque le conviene a la función legislativa.

C.C: ¿Y por qué no se hizo la reforma durante el gobierno de Uribe?

Ese gobierno se concentró en el referendo y la pérdida de éste creó una acefalia en la dirección del debate político, porque sale Fernando Londoño, idóneo para hacer este tipo de debate, a una persona como Sabas Pretelt que no tiene ni siquiera la formación jurídica ni la experiencia. Yo hablé con él y no encontré ningún eco.

También trabajamos en el tema de la justicia para este nuevo periodo, que acaba de tener un traspié muy interesante porque muestra que la cultura de las altas cortes se aleja del sistema de la separación de poderes.

Una destitución de dos magistrados por parte del Consejo de Estado, uno de ellos nominado por el mismo Consejo, utilizando como pretexto la ilegalidad de la nominación, fue catalogada por uno de los magistrados como el comienzo de la reforma judicial.

Pues la reforma judicial no la hacen las cortes, la hace el Congreso de la República. O sea que ya ellos ni siquiera quieren mantener la apariencia de separación de poderes. Además el ambiente político de hoy está asignado entre la politiquería de bancadas oficialistas y cortes para nominar y elegir funcionarios públicos como el Contralor (…) eso es totalmente perverso.

C.C:¿Cree que habrá condiciones para ese debate?


J.O.G: Espero que sí. Lo que mostro el gobierno del presidente Santos es que ese tema para él no importa. Lo que ellos quieren es controlar a la justicia, como lo evidenciado en la campaña con la toma del ejecutivo de la Fiscalía General.

C.C: Pero durante los ocho años de gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez también hubo muchos inconvenientes y se evidenció el mismo fenómeno de “politización de la justicia”?


J.O.G: Antes era muy distinto. El expresidente Uribe se empeñó en la separación de poderes, la sola elección del Fiscal General lo demuestra. El diálogo con las Cortes era sobre las grandes reformas y uno de los temas más graves era cómo manejar el caso de la tutela. La anarquía que hay actualmente en la aplicación de esa fórmula, si no se regula, terminará extralimitándose.

Incluso hubo un detonante de los primeros enfrentamientos entre Uribe y algunos miembros de la Corte Suprema y es que en cualquier sistema democrático tiene que haber corte de cierre y cosa juzgada. El que diga que aquí hay cosa juzgada no tiene ni idea de lo que está pasando. Lo que se vive hoy es una colusión de cortes y de ejecutivo, incluso del Congreso, para cogobernar.

C.C: ¿Quién llevará el estandarte del Centro Democrático para tratar las reformas a la salud, la justicia y el tema de pensiones?


J.O.G: Álvaro Uribe Vélez dirigirá nuestra bancada en el tema de salud desde la Comisión Séptima.

C.C: ¿Es decir que el senador electo sí se va a posesionar?


J.O.G: Cuenten con eso. Decir lo contrario es parte del infundio y de la manera de desprestigiar nuestra presencia. El experto en Colombia en el tema de la salud es Uribe. El país puede afinar el sistema de salud actual.

Respecto a la reforma a la justicia depende del ambiente. Si no retiramos completamente a las cortes de la actividad política estamos perdidos. Las cortes se están convirtiendo en otro escenario de aspiración política. Si usted es derrotado en el Senado entonces aspira a la Corte Suprema de Justicia, eso es gravísimo, el sistema debe ser de jueces. Si hay interés del Gobierno de retomar el asunto podríamos hacer un gran trabajo.

Ahora, las pensiones que se planean debatir son un tema que va muy unido al debate de lo que el gobierno de Uribe llamó como “el sistema de protección”, ósea un sólo Ministerio. En este tema también lo concedo la palabra al vocero nuestro, Uribe.

C.C: ¿La decisión es hacerle oposición a Santos y a sus políticas o como venganza?


J.O.G: Santos es un hombre experto en la guerra sucia. Le importa un comino deslegitimar completamente la institucionalidad colombiana con tal de obtener un resultado político. Descalifica al presidente Uribe insinuando que no se posesiona, prácticamente como si fuera un fugitivo.

Pero era natural que Uribe le hubiera dado la confianza a en la dirección del tema de seguridad. Yo estuve de acuerdo en eso, pero hubo una falta de juicio y de cuidado nuestro en estudiar los antecedentes en ese momento. Si Colombia tuviera un debate político serio, que incluyera a la academia y los documentos, las cosas hubiesen sido muy distintas.

El actual mandatario tenía un propósito de desprestigiar desde adentro la figura de Uribe y sus personas más cercanas. Por ejemplo: el expresidente cayó en una redada gravísima cuando nombró como director del DAS a Felipe Muñoz. Ellos conspiraban desde el gobierno contra el gobierno.

Si todo esto hubiese sido objeto de reflexión, Santos habría sido descalificado como candidato nuestro. El único que hizo la tarea fue Luis Carlos Restrepo, por eso él es un fugitivo de la justicia colombiana.

C.C: ¿Ve cerca el regreso de Luis Carlos Restrepo al país? Bajo esta marco ¿volverá María del Pilar Hurtado?


J.O.G: No, todo lo contrario. Veo que arreciará muchísimo la utilización del Código Penal en manos de la Fiscalía y la Corte Suprema en contra nuestra, no me cabe la menor duda. En el caso de María del Pilar, la Cancillería hizo todo lo que había que hacer –saliéndose de línea del derecho al asilo- para traerse a Hurtado y con eso también crear hechos políticos adversos a Uribe y al uribismo.

El abogado que acusa a Uribe, a nombre de Piedad Córdoba en la Cámara de Representantes, es el mismo que persiguen en Panamá y que ha logrado crear ese ambiente en la Corte Suprema.

C.C: Desde la campaña de Santos también denunciaron guerra sucia por parte del uribismo y estalló el escándalo del hacker Sepúlveda. Luego, entre el lodazal de acusaciones, Uribe respondió con tener información sobre entrada de dineros ilícitos a la campaña del presidente en el 2010, que salpican a JJ Rendón y Germán Chica. Dicho esto ¿sabe usted si se tienen o no las pruebas que confirmen tan seria situación?


JOG. Ellos (la reelección) no tienen ningún límite moral o ético. Conozco muy de cerca a JJ y a Santos. Infiltran una persona como Sepúlveda (el hacker acusado de chuzar los diálogos de paz y que trabajó en la campaña de Óscar Iván Zuluaga) y siguen por su camino. Uribe tiene razón al ampliar la denuncia ante la Procuraduría de esos dineros vinculados con el narcotráfico, pero es evidente que la justicia colombiana no va a actuar.

C.C: ¿Cuál es la fórmula definitiva que pueda mitigar la guerra sucia que menciona?


Con la personalidad de Santos no hay forma, eso está perdido. Él no juega limpio nunca, es el peor ser humano. Con él sólo hay la ruindad, las decisiones que toma tienen que ver es con el dinero (…) En el uribismo eso no existía, somos todos clase media y el dinero no es un asunto que nos desespere.

Ahora que será Premio Nobel. Si lo fue Barack Obama sin hacer nada, pues con mayor razon seria alguien que firme un papelito con las Farc.

C.C: ¿Cuatro años más de uribismo puro hubieran terminado con las Farc?


Sí. Es que la guerrilla no es un ente inabordable e imposible de asfixiar. No hay que pensar en batallas (…) ¿cuáles batallas? sólo hubo en la época de Samper. Pero el proceso que se venía dando era de asfixia política, económica, de deslegitimación internacional, cada vez los repudiaban más. Todos esos elementos eran suficientes para que se diera un proceso similar al de España con la ETA, de muerte lenta, no súbita.

¿Cuál hubiera sido el candidato perfecto del uribismo para estas elecciones, entendiendo que estuvo al margen de la campaña de Óscar Iván?


Creo que Pacho Santos hubiera ganado, estoy seguro. Lo nuestro hubiera sido tan arrasador con un buen candidato que habríamos salido victoriosos. Yo me siento experto en este tema, casi que vislumbro el que pierde y el que gana.

Vea el descache de José Obdulio en las elecciones en Santander y La Guajira.


C.C: El Centro Democrático ganó terreno en toda la jornada electoral. Fueron vencedores en la primera vuelta y al Congreso se van con 20 curules. ¿A qué cree que se deba semejante victoria del uribismo a sabiendas de que, siendo un “partido nuevo”, superaron incluso a la Unidad Nacional en la primera vuelta y a los partidos más históricos del país?

J.O.G: Yo no lo veo así. Este proceso desnudó una democracia muy débil y en este escenario las condiciones para ejercer una oposición productiva son muy bajas. Aquí no pasa lo que sucede en Chile, que cuentan con todas las condiciones. El proceso electoral nos deja más cercanos a un esquema como el de Venezuela (…) eso no es para estar optimistas.

¿No hay nada de optimismo de frente a estos cuatro años de nuevo Congreso? Hay quienes aseguran que será el periodo de los cambios por temas como los procesos de paz


No hay un sólo elemento de optimismo. Las políticas gruesas que estábamos poniendo a consideración del electorado, que generaron entusiasmo y sensación de triunfo, específicamente la seguridad democrática junto con el ejercicio firme de autoridad contra cualquier expresión de la criminalidad y el terrorismo, están prácticamente desmontadas.

De hecho hay fuerzas políticas muy cercanas a la solución negociada, que no es más que un encubrimiento de un proceso de legitimización de organizaciones terroristas que están al mismo nivel que cualquier otro partido político democrático.

C.C: ¿Qué otra manera o camino ve para la finalizacióndel conflicto armado, si está en desacuerdo con la negociación que hoy se ejecuta?


J.O.G: No hay ninguna vía distinta al ejercicio firme de la autoridad, a la aplicación de las normas constitucionales y la persecución incansable a cualquier expresión criminal. Ya se está aterrizando también –por parte de las alianzas Santos/UP o Santos/Marcha Patriótica y algunos sectores del Polo Democrático- que en Colombia ese “esquema civilizado, democrático y liberal” no existe. Cualquier jurista o analista serio, tipo Fernando Savater, diría: “a quién se le ocurrió en un país que el ejercicio firme de la autoridad es una acción cuasi delincuencial”.

A mí me llamaron los habitantes de Boca del Atrato (el viernes 30 de junio) a decirme que está suspendido el tráfico de lanchas y transporte público porque las Farc decidieron secuestrar una fanga con 13 ciudadanos.Prácticamente da una señal de que queda prohibido el tráfico si no es autorizado por ellos. Entonces sumando esto con el bloqueo y boicoteo a la producción petrolera, más la propaganda armada de los petardos en Bogotá, llegamos a una situación intolerable de actuar tranquilamente.