Más de 8000 jóvenes se reunieron en Cartagena durante el fin de semana para “generar espacios democráticos de paz”. El evento afrontó dificultades desde el principio, que desembocaron en destrozos materiales en lugares públicos.
Desde junio pasado, el movimiento Marcha Patriótica había proyectado la realización de un “cabildo de jóvenes” en la ciudad de Cartagena para el mes de agosto. El evento se relizó, trasladando a miles de jóvenes de todo el país por las carreteras nacionales.
Hasta su llegada, la cosa iba bien. Los inconvenientes con los retenes del Ejército que se presentaron en las movilizaciones del lanzamiento de Marcha en abril, o en los cabildos regionales de los últimos meses, no se presentaron. Pero, los organizadores no contaban con reveses logísticos que parecían más un agravio premeditado que inconvenientes de trámite.
Varios hoteles habían sido reservados por el equipo logístico con meses de anticipación. Sin embargo, una vez llegaron los buses que venían con horas de carretera y llenos de jóvenes, los hoteles les informaron que se habían tomado el derecho de cancelar sus reservaciones. No dieron ninguna respuesta sólida, únicamente que tenían el poder discrecional para hacerlo.
Más de dos mil jóvenes se quedaron sin donde dormir durante los tres días que duró el evento. A los organizadores les correspondió buscar nuevos hospedajes y tranzar con las autoridades locales una fórmula para que establecimientos públicos fueran usados como hoteles improvisados. Esa negociación fracasó, según fuentes de Marcha Patriótica.
El desespero de los asistentes terminó en que playas, plazas y parques de “la Heroíca” fueran ocupadas con carpas y bolsas plásticas que sirvieron de cambuche. Sin embargo, algunos de los asistentes decidieron acomodarse en el coliseo Bernardo Caraballo.
Sin permiso de las autoridades, los jóvenes ingresaron, saquearon la cafetería y causaron daños que, según la Gobernación de Bolívar, ascienden a 30 millones de pesos.
La exsenadora Piedad Córdoba como organizadora, Iván Cepeda y María Inés Ramírez del Polo Democrático Alternativo, así como María Ángela Robledo del Partido Verde, en un gesto de solidaridad, declararon que responderían económicamente por los daños.
“Interesante contraste: gobernador de Bolívar hace escándalo a Marcha Patriótica y no habla de contratos con ‘la Gata’ en su departamento” dijo Iván Cepeda a través de Twitter, refiriéndose a la supuesta demanda que interpondrá Juan Carlos Gossaín.
El evento en el que participaron artistas como Pablo Milanés y Piero se ennegreció por este desorden. El cubrimiento mediático se limitó a estos incidentes, pero poco se dijo de las discusiones que sostuvieron allí los jóvenes de Marcha.
Una propuesta clara de Paz, la vocación para participar en una mesa de diálogo como representantes de la sociedad civil, el desarrollo de una agenda de izquierda con miras al posicionamiento político de su movimiento y otros temas fueron discutidos.
En tiempos en los que la paz se toma la agenda nacional, estos escándalos ensombrecen el papel de un movimiento que tendría que ser protagonista en la reconciliación con la que se esperanzan todos aquellos que sufren la guerra y que, en gran medida, estaban representados en Cartagena.