El suspenso de Mockus

La candidatura de Antanas Mockus a la alcaldía de Bogotá es más que una apuesta política. El dirigente se juega su vigencia, un “partido aparte” de los verdes y la posibilidad de reivindicarse como líder y símbolo de una forma diferente de gobernar. 2011-08-08 El miércoles a las 5 de la tarde vence el plazo de inscripciones para aspirantes a ejercer el cargo de alcalde. Ese mismo día, Antanas Mockus tendrá una jornada maratónica: saldrá de Rio de Janeiro, donde asiste a un evento del BID desde hoy, para Sao Paulo a las 7 de la mañana y desde allí tomará un vuelo que lo traiga de regreso a Bogotá.

El avión debe llegar a la capital a las 2 de la tarde. Los vuelos tienen que salir muy puntales para que Mockus alcance a inscribirse y ser candidato. Ese riesgo es parte del talante que caracteriza al ex rector de la Universidad Nacional y del suspenso que ha tenido su naciente candidatura.

Pero lo que está en juego es más que una cuestión de política electoral. Antanas Mockus viene de jugarse una opción de poder nacional y estar muy cerca de convertirse en el Presidente de Colombia.

Luego sintió la traición y la espalda del partido que él mismo había fundado y del cual se había convertido en el símbolo más fuerte de su estilo. Según él, Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón lo relegaron hasta que provocaron su partida.

La contienda de este año será una batalla moral entre los verdes y Mockus. La hostilidad que significó el aislamiento de Antanas de la colectividad será un factor que marque la agenda electoral en los próximos meses.

Peñalosa y Mockus jugarán un “partido aparte”, en el que se van a disputar el liderazgo de una población que en mayo de 2010 alcanzó los 3 millones de personas en todo el país. ¿Se quedará la gente con el Partido Verde o se unirá a la figura de Mockus?

Esta disyuntiva será también un punto a seguir en las encuestas. Si los votantes que dejó Mockus en el Partido Verde, y que ahora hacen parte de otras candidaturas, vuelven con él, otras campañas se verán seriamente afectadas.

Seguramente el más perjudicado será Gustavo Petro, quien desde la partida de Antanas del Partido Verde se convirtió en el receptor del caudal electoral que veía en Mockus una opción real de poder.

Este fin de año, Mockus también se juega su vigencia, y la vigencia de los valores que él representa. Mockus es dueño de una forma de gobernar y de un discurso en el que “no todo vale”, y también se abanderó de causas como la ética política y la sacralización de los recursos públicos.

Si Mockus no consigue llegar al Palacio de Liévano este fin de año, su vida política recibirá un golpe durísimo. El ex rector y ex alcalde de la capital emprende una apuesta a nombre de la Alianza Social Indígena, en la que se juega mucho más que un cuatrienio de gobierno.

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