Una empresa colombiana ha comenzado a producir energía limpia a partir de la conversión en combustible del gas metano resultante del tratamiento de las aguas residuales de una planta de refino de aceite de palma.
El programa ha sido desarrollado por C.I. Tequendama, subsidiaria del Grupo Daabon de Colombia dedicado a la agricultura orgánica en Aracataca, una población del caribeño departamento del Magdalena conocida por ser la cuna del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
El proceso consiste en capturar el gas metano que producen millones de bacterias que se comen la materia orgánica proveniente de las aguas residuales depositadas en una piscina cubierta por un plástico que no permite la entrada de oxígeno.
El metano es conducido por una tubería hasta una planta que lo quema en una primera fase; desde allí, una parte del gas quemado se conecta a dos cogeneradores que producen cada uno 750 kilovatios hora de energía empleados para el consumo de la empresa y lo que sobra se vende al mercado.
“Lo que hacemos es capturar el metano (gas de efecto invernadero) para evitar su desprendimiento a la atmósfera con el fin de disminuir el impacto en el cambio climático, y ese metano lo convertimos en combustible para generar nuestra propia energía”, explicó a Efe el presidente del Grupo Daabon, Manuel Julián Dávila.
La producción actual de energía alcanza 1,5 megavatios hora pero los generadores tienen capacidad para generar hasta tres megavatios hora.
“Nosotros consumimos para nuestra empresa 750 kilovatios hora y el restante lo vendemos a la red nacional de energía”, agregó Dávila.
La iniciativa, pionera en Colombia, permitió a C.I. Tequendama desconectarse de los sistemas eléctricos producidos a base de gas natural y de carbón lo que le significa un ahorro que ronda anualmente los 1.600 millones de pesos (unos 842.000 dólares).
“Las implicaciones de fondo de este proceso es que entre más procesemos más limpiamos”, aseguró el industrial Dávila.
Este proyecto, cuya inversión alcanza los tres millones de dólares y que la empresa tardó cinco años en poner en operación, es parte de una iniciativa que lanzó hace siete años la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma) y que se llamó “proyecto sombrilla”, para conseguir bonos de carbono.
Con él, Daabon puede acceder a los bonos de carbono o Certificados de Emisión Reducida (CER) que la ONU expide como retribución económica a las empresas que consiguen disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero generados en sus procesos de producción.
Los CER son uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kyoto para la reducción de emisiones de gases causantes del calentamiento global o efecto invernadero.
“Lo que estamos haciendo es demostrar al sector que se puede hacer un poco más y mejor, que (con proyectos de este tipo) se le puede dar más competitividad al sector palmero colombiano”, puntualizó Dávila.
“Esperamos que este proyecto se replique en toda Colombia para seguir demostrando y posicionando a Colombia como un país palmero sostenible y para que los mercados internacionales aprecien el aceite colombiano de palma, toda vez que es logrado de una forma sostenible”, agregó.
Dávila indicó que tienen proyectado instalar una planta de compresión de gas para distribución entre los campesinos vecinos a la empresa “para la cocción de sus alimentos y así evitar que usen maderas o carbón”, y también pretenden ofrecer ese gas comprimido para el uso en la maquinaria agrícola.
El Grupo Daabon tiene participación en la producción de alimentos orgánicos como aceite de palma y banano, en el sector de puertos, y recientemente entró en el turismo con la construcción de una marina en la bahía de Santa Marta, capital del Magdalena.
Las inversiones del Grupo Daabon en los sectores de alimentos, portuario y del turismo obtuvieron en 2012 ingresos calculados en 350 millones de dólares, un incremento del 17 % con respecto al periodo anterior. EFE