El 26 de junio la Agrupación Changó lanzó Berejú, su segundo trabajo discográfico y el primero de Discos Pacífico -laboratorio creativo para las músicas del Pacífico colombiano en el que se produce y se difunde el sonido del Pacífico a todos los rincones del mundo-. Este trabajo tiene más de 16 años de investigación. Quien dirige la agrupación es Wisman Tenorio, gestor cultural oriundo de Tumaco, Nariño.
Después de Barbacoas (Nariño), Tumaco ha sido cuna cultural de las tradiciones ancestrales de la comunidad afrocolombiana. “La Perla del Pacífico” fue la casa del Festival del Currulao, evento que fue pionero –en 1987- en el rescate del patrimonio del Pacífico Sur. Con esta influencia, 9 años después nace el Festival Petronio Álvarez en Cali con la iniciativa del gestor cultural Germán Patiño.
“El Festival del Currulao nace como necesidad propia del entorno de lo que pasó con el terremoto de 1979 y la gente retomó sus costumbres y su tradición por medio de este escenario”, señala Wisman Tenorio.
Unas semanas después del lanzamiento de Berejú, llamo por celular a Wisman, nos saludamos y antes de comenzar me pregunta: “¿Está preparado?”. Siempre que habla de él lo hace en tercera persona, la llamada se graba y el diálogo se extiende por 28 minutos.
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Confidencial Colombia ¿Cuál era ese entorno del Tumaco en el que creció?
Wisman Tenorio: Wisman nace en 1986. Tumaco era una población con el entorno de pueblo. Todos nos conocíamos y lo social siempre ha sido primordial. Para los que conocen a Guapi o Timbiquí es ese mismo entorno de pueblo. Culturalmente somos de la misma manifestación, pero en cada pueblo cambian sus dinámicas culturales, rítmicas y artísticas. Por eso Nariño tiene esa diversidad cultural. En Tumaco no hemos conocido la academia. Todo nace del diario vivir y nuestra cotidianidad es lo que se ve innato en Tumaco y en estos territorios.
CC.: ¿Cómo inicia su interés por la música tradicional del Pacífico?
W.T.: Primero, esto viene en la sangre. Mis abuelos fueron músicos por tradición de generación en generación. Nací en el calor del hogar con un contexto tradicional ancestral. Crecí al lado del bombo, el cununo, la maraca, la guitarra, la marimba y más allá del vientre de madre ya sentía el conocimiento musical. Mi ascendencia materna es de Saija y Timbiquí; la paterna de Barbacoas y Roberto Payán. Todo eso se une en Wisman, esa diversidad del Pacífico. A los 5 años tuve un conocimiento e hice parte de la iglesia católica y eso ayudó a prevalecer e inculcar mi sentido de la espiritualidad. Nuestra tradición se alimenta de la espiritualidad y tiene esa base que vemos en nuestras manifestaciones. Seguí yendo con mi abuela a los velorios y fui aprendiendo. Luego entré a un grupo de danza y vi que no era para mí. Ahí me dediqué a lo musical y así fue creciendo Wisman alrededor de estas matronas sabedoras de nuestras manifestaciones.
C.C.: ¿En qué momento y cómo se gesta la Agrupación Changó?
W.T.: En 2004 nace la iniciativa de organizar una agrupación. Tumaco había decaído musicalmente porque se habían muerto los músicos tradicionales y marimberos. En esos días reinaba el reguetón y la salsa choke. Recordemos que la salsa choke nace en Tumaco y se asienta en Cali. Sus primeros creadores emigran a Cali por situaciones de violencia y se establece allá. Fuimos una resistencia en medio de la salsa choke. Aún así logramos tener un grupo de jóvenes cuando se veía la música tradicional como algo para veteranos y adultos o sabedores, más no para los jóvenes y niños.
C.C.: ¿Cómo fue ese proceso de integrar a los jóvenes en ese momento específico y la resistencia que ejercieron ante estos géneros musicales que eran nuevos?
W.T.: Mirar a un joven en medio de la tradición en ese entonces era una burla para otros, porque esa era la educación que había. La gente decía que estaba loco, que cómo voy a hacer un grupo de marimba cuando los jóvenes se interesan por el reguetón y la salsa choke. Y recuerdo lo que me dijo la maestra Julia, la que me enseñó: “hijo, la tradición es tradición, es propia de la comunidad y del pueblo. No coja lo ajeno que eso se lo quitan, lo suyo nadie se lo quita”. Y así fue, el reguetón acá desapareció prácticamente después de tener esa fuerza. Hoy lo que reina en Tumaco es la música de marimba y los cantos tradicionales en todas las actividades sociales y culturales.
C.C.: La agrupación empieza a darse a conocer desde 2011 ¿Cómo se consolidó el grupo e inició a participar en el Petronio Álvarez?
W.T.: Iniciamos nuestra vida artística en el Festival Petronio Álvarez después de hacer un trabajo sólido de investigación. Nosotros no solamente hicimos una agrupación, también queríamos darle importancia a la manifestación. Hicimos un laboratorio de músicas tradicionales del Pacífico y nos desplazamos a las veredas de diferentes municipios. Además, fuimos a Ecuador para conocer más de nuestra tradición. Cuando hicimos nuestra primera producción musical en el 2012, no la enfocamos hacia adentro del Pacífico, sino hacia afuera, porque había un mercado que era válido, que era la música del Pacífico vista desde los colores y sabores del Cauca. Todo era establecido desde las notas musicales. Eso era lo que reinaba dentro de la música del Pacífico en el Festival Petronio Álvarez que era el referente. No era nuestra cultura propia de tradición, pero nos sometimos a eso por dar a conocer la agrupación. Tampoco llegamos al punto de desconocer nuestras raíces propias.
“El Pacífico colombiano no solamente es como se muestra a nivel nacional”
C.C.: ¿Cómo retoman esa tradición de la música tradicional del sur del Pacífico?
W.T.: El cantar de nosotros es más ancestral, porque no hemos tenido academia. La academia son nuestros manglares, la selva y el río. Veníamos participando en el Petronio desde 2011. Nuestra agrupación hace parte de la investigación para la Declaratoria de Música de marimba y cantos tradicionales. Dimos nuestros aportes en ese documento. El Festival Petronio Álvarez había cambiado sus objetivos de mostrar las raíces y no estaban cumpliendo. Nosotros vimos que se desconocía una música verdadera del Pacífico, porque el Pacífico no es solo Cauca y Valle, también es Nariño y la provincia de Esmeralda, la tierra donde se origina la marimba. Notamos que no eran escuchadas nuestras formas porque era muy ancestral. Entonces, la Agrupación Changó manda un documento con otros actores a la Unesco, donde nos quejamos de que el Petronio no es un festival que representa todo el Pacífico. La Unesco responde y manda una carta al festival que para eso estaba la declaratoria y ahí nos escucharon. En 2011 a Nariño lo miraron, y desde el comité afirmaron que las músicas tradicionales más ancestrales estaban hacia el sur del Nariño. Ahí Nariño se posesiona en el festival. No nos podían limitar como en Cauca. Mientras en Cauca tocan con 2 bombos, en Nariño tocan con un bombo y tres cununos con maracas. Entonces no estaba representada esa parte en el festival.
C.C.: Cuando hay esa aceptación en el marco del festival se convierten no solamente en participantes, sino que empiezan a aportar al Petronio…
W.T.: Nosotros iniciamos toda esa investigación y la llevamos a nuestras presentaciones en el festival y le llevábamos investigación al festival en representación de la región. En el 2014 ganamos y me alegro porque aportamos como agrupación, fundación y proceso al festival. Hoy en día el festival sí es de música tradicional. Más que el reconocimiento que nos hizo el Petronio, fue una satisfacción de que por fin se escuchó la música ancestral del sur del Pacífico nariñense y ecuatoriano.
C.C.: Berejú es un proyecto de largo aliento que lleva más de una década ¿Cómo toma forma este álbum?
W.T.: Es el resultado de 16 años de investigación. Ahí está en ritmo, canto, letra, melodía y variantes musicales toda esa historia. Está una parte porque la otra debemos dejarla para más adelante. En esta producción musical quisimos contar esa investigación a través del canto. Eso nos da el origen del laboratorio que es Berejú. Allí hay gestores y gestoras que portan las manifestaciones tradicionales de Nariño. Nuestro ritmo más representativo es el bambuco viejo más aires de berejú y damos como homenaje esa insignia de la historia, memoria, territorio y la raza. Nuestras historias del Nariño son una cultura compartida entre los afros e indígenas. Los Awá también interpretan la marimba. El trabajo se podría resumir en tres palabras: ancestralidad, tradición y proyección.
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C.C.: ¿Qué han percibido de la reacción del público y cómo fue ese proceso para el lanzamiento del álbum?
W.T.: Todo ha sido un reto repensado, porque el lanzamiento musical al que estamos enseñados es de sentir, vivir y estar al lado de las personas. Este lanzamiento fue virtual, que no ha sido enseñado para un público que guste de la música del Pacífico. Implementamos estrategias para llegar a cada uno de los sabedores y la comunidad del litoral Pacífico, y a su vez a nivel nacional e internacional. Lo logramos con un buen equipo con el maestro Iván Benavides y los sellos discográficos de Discos Pacífico y La Llorona Records para darle ese giro a la música del Pacífico, donde hay un antes y un después. Nuestro objetivo es que ese sonido selvático -desde el manglar, el río y la cuenca que estaba allá tapado- saliera para otro contexto. Así llegamos a este nuevo público amante y conservador de la música del Pacífico con la tradición.
C.C.: ¿Ese acercamiento con los jóvenes se dio por iniciativa de ellos o ustedes tuvieron que insistirles para que se interesaran en la música tradicional del Pacífico?
W.T.: Todo ha sido un trabajo largo de referente. Cuando entramos a los consejos comunitarios y los municipios costeros, nosotros hicimos un trabajo de campo que inicia en el 2011 y esto conlleva al fortalecimiento de las escuelas locales. Estas escuelas nacen con la Ruta de la marimba después de la declaratoria en 2011. Como fundación, con la labor social llegamos a los territorios para formar desde la raíz ese conocimiento y creamos líderes culturales. Esos líderes que formamos son los que han hecho esta grabación. Hicimos un experimento: juntar los sabedores tradicionales con los jóvenes para combinar esos colores vocales y dio un resultado muy bueno. En 2015 estos jóvenes comienzan a internacionalizar la marimba del Nariño a través de países como Singapur, Vietnam, Francia, México o Estados Unidos. Ellos eran invisibilizados por su cultura. Siguieron como referentes para los jóvenes de estos municipios y por eso ahora los jóvenes llegan a la Agrupación Changó, piden a gritos su deseo de estar en la fundación e iniciar su proceso desde cero. Más allá del arte, una formación íntegra. Hoy hay una sede en Cali porque los muchachos de esta generación fueron a hacer sus estudios académicos, pero querían seguir con sus manifestaciones.
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Tras casi media hora de diálogo Wisman se despide, pero antes deja un mensaje que quiere compartir con toda Colombia: “El Pacífico colombiano no solamente es como se muestra a nivel nacional, que es violencia y narcotráfico. También tiene cosas bellas desde el turismo, lo cultural, religioso y patrimonial ¡Esto es el litoral Pacífico!”.