“Las principales destinaciones del gasto de los estudiantes son alimentación (23%), transporte (20%) y ocio (19%); sin embargo, estas cambian a lo largo de la carrera siendo de destacar una disminución significativa de la alimentación y el estudio y el incremento del ocio, el endeudamiento y los gastos en comunicaciones”, así lo dice el estudio: ‘determinantes de las capacidades financieras de jóvenes universitarios’ realizado por docentes investigadores de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales del Externado, y de la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Nacional, quienes analizaron los datos de 675 estudiantes de las carreras de Finanzas, Gobierno, Economía, Administración, Economía y Contaduría.
El objetivo de la investigación fue el de comprender qué conocen, cómo se comportan y qué actitudes tienen los estudiantes frente al manejo de sus finanzas personales para identificar qué necesitan y cuándo necesitan aprenderlo durante su formación profesional.
Los principales resultados y conclusiones del estudio fueron:
El ahorro de los estudiantes es de corto plazo y se destina usualmente para artículos de recreación, ropa o tecnología, pero no en productos de inversión.
La deuda tiene un doble carácter que seduce e intimida simultáneamente. Por un lado, porque son conscientes de que el desconocimiento de su administración tiene efectos negativos (sanciones, mora, reportes, etc.) pero reconocen que bien manejada puede ser una herramienta útil.
Sobre un total de 10 puntos, el puntaje promedio de capacidades financieras es de 6,22.
La dimensión de capacidad con menor puntaje fue conocimientos (5,37), en donde se destaca que un tercio no sabe diferenciar los principales productos de ahorro o crédito, y apenas un quinto tiene nociones de diferencia entre tasas efectivas y nominales, o interés compuesto.
Los hombres tienen puntajes mayores y significativamente estadísticos en el puntaje general y en cada una de las dimensiones de capacidades financieras que las mujeres.
Existen diferencias significativas en las dimensiones de capacidades financieras entre los estudiantes que trabajan (mejores puntajes) y los que no, así como los de mayores semestres (mejores puntajes).
Para realizar la investigación los docentes de la Universidad Externado y la Universidad Nacional trabajaron con un diseño mixto –es decir, combinando enfoque cuantitativo y cualitativo– y de corte secuencial –primero el cualitativo, después el cuantitativo–.
Para los docentes, los resultados permiten proponer concentrar los esfuerzos de educación financiera en la educación superior en la dimensión de conocimientos en los primeros cinco semestres, diseñar acciones que permitan mejorar las actitudes a partir de este punto y articular el trinomio Universidad – Empresa – Sistema Financiero desde la práctica laboral para impactar comportamientos.