Más de ochenta obras del maestro antioqueño Francisco Antonio Cano se exhibirán en el Museo Nacional de Colombia a partir del 4 de septiembre de 2014. Gracias al apoyo del Museo de Antioquia, se presentará por primera vez en Bogotá una exposición monográfica de este artista, con piezas de las colecciones de los dos museos.
Francisco Antonio Cano: la mano luminosa rinde homenaje a uno de los académicos más importantes del país, impulsor de la enseñanza de las artes plásticas, reconocido retratista y precursor del género del paisaje en Antioquia.
En la exposición se ofrece un panorama de la diversidad temática, técnica y estilística desarrollada por Cano, en un recorrido cronológico que evidencia su transformación de artesano autodidacta de origen rural a artista académico independiente.
La muestra se divide en cuatro secciones. En la primera se recogen algunos de sus trabajos iniciales efectuados en el municipio de Yarumal (Antioquia), su lugar de origen. En un segundo grupo se presentan las obras realizadas durante su estadía en Medellín y París. En la capital antioqueña, Cano estudió y dictó clases de pintura y se dedicó principalmente al retrato. Entre las obras de sus años en París, se destacan los dibujos de desnudos y copias de pintores franceses de la Belle Époque. En el tercer conjunto se exhibe la obra que hizo a su regreso a Medellín, donde se convirtió en pintor y escultor por encargo; sobresalen los dibujos de paisajes y un ejemplar de la publicación periódicaLectura y Arte, para la cual Cano aportó ilustraciones litográficas y comentarios sobre arte. La cuarta sección está dedicada a sus últimos años en Bogotá, donde continuó con su trabajo creativo en pinturas históricas y esculturas hechas por encargo. En este periodo realizó distintas obras de tono costumbrista y académico, del que en algunas ocasiones se apartó para pintar lo que le dictaba su inspiración.
Los visitantes a la exposición tendrán la oportunidad de apreciar reconocidas obras del artista, tales como Horizontes, La costurera, y los retratos de Carolina Cárdenas, al igual que piezas singulares del trabajo de Cano, como La niña de las rosas y los estudios para El Cristo del Perdón.