Gaultier viste a Paris una vez más

Jean Paul Gaultier, Louis Vuitton y Yohji Yamamoto lanzaron hoy a la pasarela sus apuestas de moda masculina para el próximo otoño-invierno, entre las que no faltaron los monos, los abrigos en múltiples versiones y las faldas.

Jean Paul Gaultier optó por una presentación provocadora en la que, bajo luces de neón en tonos cálidos, los modelos fueron desprendiéndose de cazadoras, chaquetones e incluso pantalones hasta quedarse en un mono interior para combatir el frío invernal.

El modisto francés contó con su musa, el top model serbio Andrej Péjic, conocido mundialmente por desfilar tanto en la moda masculina como en la femenina gracias a un género poco marcado, para vestir sus últimas creaciones.

Los tonos únicos, desde el gris y el negro hasta el rojo, el azul y el amarillo, dejaron paso en contadas ocasiones a estampados geométricos en jerséis de cuello de cisne.

La firma osó la camiseta transparente con bordados, los largos guantes de cuero, la falda sobre pantalón, el cinturón por encima de la chaqueta del traje y una extensión de la bufanda.

La montaña nevada presidió la pasarela de Louis Vuitton en un desfile liderado por los abrigos, ya sea de plumas, de paño o de cuero, y en los que las carteras y maletas, signo distintivo de la casa, resaltaron los modelos.

El leopardo se imprimió en el gabán, mientras un floreado estampado oriental se apoderó de americanas y pantalones.

Vuitton decidió cubrir los trajes con cazadoras o chalecos de plumas, a la vez que refinó el tradicional poncho al dotarlo de capucha con pelliza.

El espectáculo de Yohji Yamamoto empezó bajo las notas de una gaita. En ese momento, apareció un modelo con una falda con apertura lateral, sombrero fedora y bigote postizo.

Tras varios diseños, el instrumento celta dejó paso a una música actual japonesa, pero las faldas y los bigotes siguieron sobre la pasarela, en un intento por universalizar y masculinizar el uso de esta prenda.

El tartán también tuvo su presencia en una colección para otoño-invierno que evocó la tradición escocesa: en un conjunto rojo cubierto de la cintura a la rodilla por un delantal vaquero.

Las chaquetas son largas, los cárdigans permanentes, las solapas prepotentes y los colores escasos pero llamativos.

Las plumas surgen bajo las sayas, los monos cubren los trajes y las pinzas imprimen vuelo a las faldas largas.

La casa japonesa Issey Miyake Men incorporó la manta térmica metálica propia de las emergencias a una colección urbanita con pinceladas samuráis para un otoño-invierno lluvioso y frío.

El diseñador compaginó este poderoso y ligero material con técnicas artesanales niponas, el rojo ladrillo, el verde oliva y el azul petróleo con tonos neutros, los colores flúor con el plateado y el dorado.

Los pantalones de tiro bajo y las bermudas con mallas recubrieron las piernas, mientras impermeables semitransparentes, chalecos acolchados y americanas bicolor vistieron el torso masculino.

Los calcetines vivieron su momento estelar, las capuchas pusieron en relieve la retaguardia y los zapatos brillantes, las katiuskas y las deportivas inmaculadamente blancas sostuvieron la silueta.

La casa holandesa Viktor and Rolf creó unos diseños elegantes, que explotaron los juegos del blanco y negro, sobre los que se aplicaron suaves estampados que imprimieron una fina sobriedad.

La mirada se dirigió a las solapas, las dobles chaquetas, las costuras vistas y los brillos.

En esta segunda jornada también vieron la luz las propuestas de Rick Owens y Dries van Noten.

Mañana es el turno del brasileño Gustavo Lins, así como de Cerruti, Juun J. y Maison Martin Margiela.

Con EFE