En la base naval norteamericana, más de la mitad de los presos continúan en huelga de hambre, sumando así más de tres meses de protestas por parte de las supuestas condiciones abusivas contra los reos dentro de la prisión.
La cifra oficial fue anunciada en un correo electrónico por el portavoz de la base situada en territorio cubano, Samuel House, y supone un aumento notable respecto a la proporcionada el pasado lunes, cuando el Pentágono reconocía que un total de 84 presos se habían sumado a la protesta.
Varias organizaciones internacionales, como el Center for Constitutional Rights, aseguran desde hace días que la cifra de presos en huelga de hambre asciende a al menos 130, pero el Pentágono ha rechazado hasta ahora esa estimación.
El portavoz indicó además que veinte de los detenidos en huelga están siendo alimentados por la fuerza a través de vías con nutrientes líquidos y que cinco de ellos están en el hospital.
Un abogado defensor de varios presos de Guantánamo, Carlos Warner, aseguró que, según sus informaciones, la mitad de los que secundan la huelga de hambre está siendo forzada a comer.
La huelga se inició el pasado 6 de febrero en protesta por las “duras condiciones disciplinarias” en las que viven los presos en los barracones de la base naval estadounidense, y desde entonces se han sumado a ella cada vez más reos, la mayoría residentes en el Campo 6, el más grande de la prisión.
Hace dos semanas, las autoridades militares decidieron separar a los presos del módulo 6 en celdas individuales, lo que acabó con un enfrentamiento entre los guardas y los presos, que “ofrecieron resistencia con armas improvisadas”, según informó el penal militar.
Los presos piden a las autoridades que les permitan entregar sus ejemplares del Corán y recibir otros porque, según ellos, los actuales fueron inspeccionados de manera inadecuada el pasado febrero. Según los abogados, esa concesión detendría la huelga de manera inmediata.
Los guardas de la prisión suelen hacer registros rutinarios en las celdas en busca de objetos ocultos con los que puedan dañar al personal de la prisión u a otros detenidos, pero tienen prohibido tocar los ejemplares del Corán, y normalmente son lingüistas musulmanes a los que se les permite buscar en el libro sagrado.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia de la Cámara alta, pidió este jueves a la Casa Blanca que se reanude el proceso de transferencia de los 86 detenidos de Guantánamo que ya han recibido el visto bueno para ser liberados.
“El hecho de que muchos detenidos hayan pasado más de una década en Guantánamo y crean que aún no hay fin a la vista para ellos es una razón para los crecientes problemas y de los cada vez más y más reclusos en huelga de hambre”, indicó Feinstein en una carta al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tom Donilon.
Hasta ahora, el Gobierno estadounidense ha citado los obstáculos diplomáticos para ser repatriados o transferidos a terceros países y la oposición del Congreso estadounidense para que pisen territorio de EE.UU. como motivos para el estancamiento del proceso de transferencia y cierre de la prisión.