Habla el autor del documental que hará temblar al Vaticano

“Nunca llegué a pensar que podría ser tan fácil”, asegura a El Confidencial Dener Giovanini. En un hotel de Río, el director muestra imágenes inéditas de su investigación.

Un obispo se levanta la sotana y muestra una braga roja de encaje. Un sacerdote aúlla y pide que le llamen “perra”, “putita”, mientras requiere que le orinen encima. Otro religioso se desnuda en su propia parroquia, delante de una talla de la Virgen María. Son monseñores, clérigos, párrocos, seminaristas… Son anglicanos, católicos, evangélicos, baptistas… Y todos acaban de la misma forma: con una eyaculación televisada a través de una ‘webcam‘.

“Nunca llegué a pensar que podría ser tan fácil grabar a tantos religiosospracticando sexo por internet”, asegura a El Confidencial Dener Giovanini, productor y director del documental ‘Amores santos‘. En un hotel de Río de Janeiro, Dener muestra a la periodista algunas imágenes inéditas de su largometraje con la condición de que no se reproduzcan hasta el estreno. Las secuencias son sobrecogedoras.

El documental, que será estrenado en enero de 2016, promete ser una bomba atómica. Durante nueve meses, el documentalista brasileño Giovanini lideró un equipo de investigación con el objetivo de poner al descubierto “la hipocresía de la Iglesia” respecto a la homosexualidad. “Hacía tiempo que quería hacer un trabajo más social. Inicialmente pensé en grabar algo sobre la homofobia. Mi intención era denunciar la violencia que sufren los homosexuales por causa del discurso de odio y homofobia de la mayoría de las religiones”, cuenta Dener, que está especializado en temas medioambientales.

El detonante para su nuevo trabajo fue una oleada de agresiones homófobas, que en el último año se han cobrado varias víctimas mortales en Brasil. Sin embargo, el documental acabó ganando vida propia y, a lo largo de los meses, se convirtió en una radiografía despiadada de inconfesables perversiones clericales. Una verdadera mina suelta para la reputación del Vaticano.

Todo se gestó a través de Facebook. “Al principio solo queríamos averiguar si los religiosos usaban internet para tener contacto con otros hombres”. Para ello, Giovanini se sirvió de un actor de 25 años, quien lleva el peso de la investigación delante de la cámara. “Creamos el perfil de Darico Macedo, que es un nombre artístico, pero con su foto real, y comenzamos a añadir a algunos religiosos. En el momento en que revelábamos que Darico es gay, la actitud de los sacerdotes cambiaba radicalmente. La conversación se volvía más atrevida, más picante, e invariablemente surgía la invitación para que Darico se mostrase desnudo ante la ‘webcam”, cuenta Dener.

El documentalista reconoce que nunca imaginó que conseguiría semejante resultado: grabar a un número tan grande de clérigos en paños menores. “Creía que iban a tener más cuidado. Pero parece que para ellos practicar sexo por la ‘webcam’ es la cosa más natural del mundo”, revela. Durante la investigación previa, que duró seis meses, realizó un trabajo minucioso y riguroso. Dener y su equipo controlaban que los religiosos pertenecían realmente a alguna iglesia antes de aceptar la invitación a ‘jugar’ delante la cámara. “Seleccionamos a los que tenían fotos oficiando misas. Hicimos distintas averiguaciones para cerciorarnos de que realmente eran religiosos en activo”, cuenta Giovanini.


“No ha sido fácil, pero no me arrepiento”


Su equipo creó tres perfiles de Darico Macedo, cuyo nombre real no va a ser revelado por razones de seguridad. En poco tiempo llegaron a tener más de 5.000 amigos. “Yo percibí desde el comienzo que en la red no hay límites”, señala el actor, que en su vida real es homosexual. “Soy conciente de que me estoy exponiendo mucho y que, de alguna forma, me estoy convirtiendo en un activista militante. No ha sido una decisión fácil, pero no me arrepiento”, asegura.

Desde un estudio de Brasilia decorado como si fuese un dormitorio, Dener y Darico ‘sedujeron’ a religiosos de 36 países diferentes. “Normalmente Dener hablaba con ellos por el ‘chat’ y explicaba que mis padres estaban en el cuarto de al lado, o sea, que yo no podía hablar en voz alta. Mientras Dener escribía, yo actuaba delante de la cámara. Muchas veces tuvimos que recurrir al Google Translator para comunicarnos con ellos. Yo no sé hablar ni español ni italiano ni sueco”, cuenta Darico.

Fue todo un reto, porque los religiosos no podían sospechar que estaban siendo grabados. Entonces yo solo podía dirigir a Darico por el ‘chat’ y los técnicos tenían que dar las instrucciones a través de auriculares”, recuerda Gener. Precisamente por todas estas limitaciones técnicas, ‘Amores santos’ es el primero largometraje para cine grabado íntegramente por internet.

Al principio, el equipo de Giovanini solo escogió a religiosos brasileños. “Pero enseguida comenzamos añadir a clérigos de otras nacionalidades, básicamente los amigos de los amigos. Fue una decisión tomada con intencionalidad: queríamos demostrar que la homosexualidad dentro de la Iglesia es un fenómeno mundial”, explica Dener.

En el filme aparecen curas y seminaristas españoles, portugueses y alemanes. “Había muchos italianos, algunos incluso son íntimos de altos cargos del Vaticano por lo que muestran sus fotos en el Facebook”, matiza el periodista brasileño. La retahíla de nacionalidades es amplia. “Los religiosos estadounidenses son muy receptivos. Basta un ‘Hi’ y se lanzan al ruedo. América Latina queda muy representada con chilenos, ecuatorianos, colombianos, bolivianos y costarricenses”, agrega.

Los tres meses de grabación fueron intensos. Llegaron a grabar a más de 30 sacerdotes por día. “Fue una locura: era uno después del otro, cada media hora. Solo parábamos para comer. Con tantos husos horarios, siempre había alguien dispuesto a jugar. Para que te hagas una idea, Darico adelgazó ocho kilos en un mes”, relata Dener, que destaca que fue más fácil grabar a los católicos. “En el documental hay menos evangélicos porque suelen estar casados. Entonces tenían que encerrarse en el baño para mantener las sesiones de sexo ‘online’. Los sacerdotes católicos, en cambio, practicaban sexo en cualquier lugar: en la sala, en la parroquia. No tenían el menor reparo”, revela.

Darico Macedo reconoce que las primeras grabaciones le resultaron complicadas. El actor tuvo problemas para ‘excitarse’ con los eclesiásticos, muchos de los cuales tenían una edad avanzada, algunos incluso 80 años. “Hubo un momento que tuve en la pantalla a un religioso al lado de dos ángeles, con la imagen de la Virgen María en primer plano y completamente desnudo, masturbándose. Era muy difícil concentrarme, porque las imágenes que estaba viendo eran tremendamente chocantes. Fue un desafío enorme”, reconoce Darico.

En total, el equipo ha conseguido más de 500 horas de grabación: escenas explícitas de placer prohibido que el documental mostrará íntegramente, aunque pixelando las caras de los ‘protagonistas’.

Las consecuencias jurídicas

“No queremos perjudicar a nadie”, asegura Dener, quien es conciente de las consecuencias jurídicas que puede acarrearle este documental. “Son todos adultos y nadie fue inducido u obligado a hacer nada. Y sí, técnicamente pueden denunciarnos, pero tendrían que asumir públicamente que son ellos los que salen en el documental. En todo caso, como documentalista tengo el derecho de retratar una situación real”, agrega.

El largometraje también incluye entrevistas a padres de familia que perdieron a sus hijos por causa de agresiones homófobas o porque cometieron suicidio. “Estas situaciones son mucho más comunes de lo que imaginamos. En el filme incluyo una imagen que encontré en internet de un joven de 15 años que se tira de una torre de televisión, tras ser rechazado por su familia por su opción sexual. Esto no llega a los medios de comunicación. Alguien tenía que mostrarlo”, relata Giovanini.

También hay declaraciones inquietantes de exsacerdotes brasileños. “Un cura decepcionado con la vida en la Iglesia admite delante de la cámara que conoce a muchos religiosos que seducen a jóvenes usando drogas como la heroína y la cocaína a cambio de sexo, porque es más fácil mantenerlos enganchados”, señala.

El documental pone de relieve otra realidad: seminaristas que entran en la Iglesia para disfrazar su condición sexual. “Para ellos es más fácil esconderse socialmente: así no tienen que dar explicaciones sobre por qué no salen con las chicas”, explica Dener. “Un seminarista de 19 años relata en el documental que es gay y que no tiene la menor vocación religiosa, pero no se atreve a salir de la Iglesia porque lo único que aprendió a hacer en la vida es rezar. ‘Yo estoy condenado a ser cura. Todos los días rezo y le pido a Dios que me dé la fuerza necesaria para matarme’, confiesa en la entrevista. Es un testimonio chocante”, admite Dener.

El periodista resolvió divulgar el documental antes de lo previsto para lanzar un mensaje al Vaticano. Hasta el domingo se celebra en Italia el Sínodo sobre la Familia, en el que los obispos discuten temas como la sexualidad. “Es nuestra aportación, una forma de decirles que tienen que preocuparse por lo que ocurre detrás de los muros de la Iglesia y con asuntos como el celibato”, afirma Dener.

Giovanini todavía no ha decidido si lanzará su documentario en festivales de cine o de forma comercial a través de internet. Lo que tiene claro es que el filme, que ha sido completamente autofinanciado, tendrá mucho público. “Jamás aceptaría una suma de dinero para dejar este marial en un cajón. El mundo va a ver esas imágenes”, asegura.

Giovanini reconoce que todavía no se ha detenido a leer en el Facebook las posibles reacciones de los religiosos que aparecen en el filme. “No tengo realmente miedo a las amenazas de estas personas. Lo que sí me preocupa es que alguno de los religiosos involucrados pueda quitarse la vida al verse descubierto, sobre todo aquellos que están casados”, cuenta Dener. “Pero si este filme consigue ayudar a la comunidad gay, para mí cualquier riesgo valió la pena, incluso el de represalias o agresiones. Lo que me mueve es poder mostrar a los jóvenes que están sufriendo el prejuicio de sus familias, que están siendo expulsados de sus casas por su opción sexual, que incluso están cometiendo suicidio… mostrarles que no están haciendo nada errado y que quienes les condenan son iguales y hacen las mismas cosas”, agrega.ç

La guerra contra la hipocresía queda declarada. “Brasil tiene el desfile gay más grande del mundo, con más de dos millones de personas, y al mismo tiempo es un país donde se cometen muchos crímenes contra los gays. No sé si es el país más homófobo de América Latina, pero sí puedo decir que es el más hipócrita”, concluye.