El analista político Héctor Riveros, explicó que el sabor agridulce obtenido tras los anuncios desde La Habana sobre el segundo punto de la agenda, que contrae la frase que ronda en la opinión pública de “se esperaba más”, se debe a una confusión respecto al contenido del acuerdo, ya que no se trataba puntualmente de la Participación Política de las Farc sino de medidas para mejorar la democracia.
En entrevista con el abogado Héctor Riveros, director del Instituto de Pensamiento Liberal y panelista en Blu Radio, se expone una ligera confusión de la opinión pública respecto a los anuncios de la comisión del Gobierno y las Farc, en los acuerdos que conciernen al segundo punto de la agenda, donde los avances en participación política de la guerrilla representan una “expectativa equivocada” de los acuerdos.
Confidencial Colombia: ¿Cual es la importancia de este avance en el segundo punto de la agenda para la paz que se desarrolla en La Habana?
Héctor Riveros: Cualquier avance en esta metería es importante, pero este en particular tiene varios aspectos positivos. El más importante, es que si uno revisa los temas acordados en la agenda que se está desarrollando, uno encuentra que los dos aspectos de contenido material, es decir que significan acuerdos para tomar transformaciones que iban más allá del conflicto, (desarrollo rural y apertura de la democracia), ya se han convenido.
No obstante, se había entendido este segundo punto como participación política de la guerrilla y realmente lo que había en su contenido y lo que se convino, fueron unas medidas para mejorar la democracia colombiana, lo que representa una idea distinta. Por eso ahí no dice cuantos miembros de la guerrilla va haber en el Congreso, porque lo que se trataba de discutir era que cosas se podían hacer para tener una mejor democracia.
Los dos puntos que las Farc calificaron históricamente como las causas materiales del conflicto eran los anteriores y ya se acordaron. Los aspectos de desmovilización, justicia transicional, reparación a víctimas y narcotráfico no son causas sino consecuencias del conflicto o del acuerdo. Entonces la superación de los dos primeros puntos es un hecho histórico porque la Guerrilla siempre reclamó tener unas razones que justificaban el uso de la violencia y estas se concretaban en los temas del desarrollo rural inequitativo y las restricciones de la democracia. Así es que hemos dado un paso muy significativo, histórico en realidad…
C.C: Hay quienes dicen que este acuerdo es de constitución gaseosa, es decir que no tuvo una resolución de temas puntuales y que se esperaba mucho más. Bajo este marco, si bien el acuerdo fue histórico, este deja un sabor agridulce por la ausencia de puntos concretos, señala la opinión pública, ¿Qué opina al respecto?
H.R: Creo que la gente esperaba otra cosa porque había entendido que se trataba de la participación política de la guerrilla y no de mejoras a la democracia como tal. Había una expectativa equivocada. Es claro que los negociadores del Gobierno han hecho un gran trabajo en el sentido de que han sido bastante restrictivos en las concesiones.
Entonces llama la atención que los opositores del proceso han pasado a un discurso que señala que el Gobierno le está entregando todo a la guerrilla y eso es demasiado ambiguo. En verdad no les están entregando nada.
Pareciera que los opositores del proceso necesitaran que las concesiones de las Farc fueran exageradas para poder oponerse.
C.C: ¿Cómo ve la iniciativa de crear el Estatuto de la Oposición para asegurar por escrito el resguardo de las misivas que se desarrollen con el ingreso de miembros de la guerrilla a la sociedad colombiana?
H.R: Haber conseguido que la guerrilla aceptara que el Estatuto de la Oposición no formara parte del acuerdo fue uno de los mayores logros de los negociadores del Gobierno. Entonces, que se estableciera un procedimiento para discutir y adoptar le Estatuto después de terminado el conflicto es muy importante.
Este aspecto parece pequeño, pero en la metodología de negociación es algo crucial porque obviamente la guerrilla decía: “vamos a entrar al sistema y necesitamos tener garantías” y el Gobierno respondía: “sí pero tenemos un problema, usted no es el único que necesita garantías. Nosotros debemos discutir esto no solo con ustedes, sino que mucho más todavía con los que pertenecen al sistema (…) No puede ser que llevemos un tiempo discutiendo con el Polo Democrático (por ejemplo) y no hayamos conseguido un acuerdo, y al cambio con ustedes si lo vayamos a conseguir”.
Esto recaía en un problema de legitimidad en la decisión, por lo que el procedimiento que se decidió adoptar en La Habana fue muy bueno y benéfico para el proceso. Hubiera sido muy malo que se hubieran tomado unos puntos, por ejemplo, del Estatuto de la Oposición en concreto, y entonces lo que Oscar Iván Zuluaga (candidato presidencial del Uribe Centro Democrático) estaría diciendo hoy es que porque le entregaron todo esto a las Farc sin antes discutirlo con ellos que son la oposición.
C.C: ¿Qué piensa sobre la transición del discurso bélico al discurso político que se ha venido evidenciado en los voceros de las Farc desde la mesa de diálogos?
La guerrilla de las Farc está en la decisión de suscribir un acuerdo para darle un fin al conflicto. Yo tengo la convicción de que ellos han tomado esa decisión porque cada vez que se necesita de ese lenguaje que de muestra de lograr la paz, ellos lo hacen.
Todo este año, es una muestra de la intención de la guerrilla por hacer políticas de muy distintas maneras y no con el lenguaje que uno quisiera o las propuestas desasadas pero bueno…. Ellos son de otro estilo al nuestro. Sin embargo lo que aspiro y mi único pedido que yo le tengo a las Farc es que no usen la violencia.
C.C ¿Cómo ve el panorama de estos diálogos de paz, teniendo el telón de fondo de los acuerdos del primer y segundo punto de la agenda?
Los acuerdos ayudan mucho a sostener un proceso que ha estado en dificultades porque se ha venido perdiendo el apoyo ciudadano. Pero esto corrobora que la gente mantenga la esperanza; los colombianos estamos esperanzados en que todo logre salir bien, aun cuando no creamos que lo vaya ser. Pero ahí está la esperanza.
Por otra parte, el tema de las drogas ilícitas (siguiente punto de la agenda que se debatirá el próximo 18 de noviembre) a mi juicio es una cuestión relativamente simple. Este es un punto del cual se parte de una base de acuerdos y es que el narcotráfico no debe existir. Entonces lo que se va a negociar es que hacer con las personas que se han dedicado a este tema, que inversiones se hacen en las zonas donde hay cultivos ilícitos, etc… Es una discusión sencilla en el sentido de que no hay límites éticos y tantas dificultades jurídicas porque todo lo que se vaya a hacer, se va poder hacer.
De igual manera, aparecerán problemas de recursos económicos que serán limitantes, pero en números concretos las drogas ilícitas es un tema fácil que posiblemente se saque adelante antes de que se acabe el año y de que suspendan los diálogos por vacaciones de fin de año, que me imagino que así va a ser.
Ya después quedan entonces los dos temas gruesos, reparación de victimas – justicia y la dejación de armas, los cuales habiendo avanzado en los tres anteriores saldrán con mayor facilidad. No obstante, tienen un gran problema y es que se hacen en un marco de proceso electoral y ahí todo lo que pasa es difícil.