El próximo viernes 10 de Enero llega a las carteleras de los cines colombianos ‘Todas para Uno’, la película que representa el debut de Jessica Cediel. Una cinta de humor romántica protagonizada también por Santiago Alarcón, Mary Méndez y Alejandro Riaño.
Empezó el 2014 y los estrenos cinematográficos se convierten en una excelente alternativa para las actividades de vacaciones. El director Harold Trompetero llega con una película que ha generado mucha expectativa no solo por la historia de amor entre un Don Juan criollo moderno y su bella asistente, sino porque representa el debut en la actuación de una de las famosas más queridas por los colombianos, Jessica Cediel, quien hasta el momento sólo se había dado a conocer por su rol de presentadora.
Jessica Cediel y la buena de María
Durante mucho tiempo Jessica le huyó a actuar, pero por fin alguien la convenció y decidió arriesgarse encarnando a una mujer enamorada y noble, pero muy ingenua para identificarse con ella.
En una historia, en la que abundan las mujeres de todo tipo, María surge como la refrescante imagen del ideal femenino. Al menos el que muchos hombres quisieran pero que nunca ven y que, a fuerza de un largo historial de traiciones y desengaños, parecen haberse encargado de extinguir.
¿Bueno o malo? La respuesta más bien parece: necesario. Al fin y al cabo las cosas empezaron a ser más equilibradas, así lo entiende Jessica Cediel, la presentadora que decidió dar un salto en su carrera y arriesgarse a pararse delante de las cámaras con otro tipo de enfoque: el de la actuación.
Recibió la propuesta en un momento en el que ni siquiera contemplaba la posibilidad y de entrada advirtió que no tenía ninguna experiencia. Pero nada cambió, le dieron las escenas que debía preparar y llegó a la audición a hacer lo que pensaba que debía sin ninguna instrucción ni consejo, apenas con lo que, a su modo de ver, dictaba el personaje.
Luego la citaron a otro llamado junto a Santiago Alarcón y dos días después la escogieron y entró en un proceso de aprendizaje total, partiendo de cero y dispuesta a recibir todos los consejos. Ya en anteriores oportunidades había recibido invitación para actuar en teatro y televisión y hasta para otra película, pero nunca para un protagónico, y había declinado. Pero esta vez la sedujo un personaje.
“Me siento honrada. Hasta el momento la experiencia ha sido totalmente enriquecedora, todos han sido absolutamente divinos conmigo: la producción; Santiago y el director, quien me cuidó y me dirigió muy bien. Así que de este proyecto en específico estoy enamorada, pero de aquí para adelante no sé qué pueda pasar. Por ahora vivo el momento y estoy feliz”.
Un pálpito del director
Para Harold Trompetero la presentadora fue un “hallazgo”, pues afirma que su personaje era el más complicado porque si bien Martín es el centro de la historia, María es su contraparte y es el ideal de mujer que había que presentar. Por eso asegura que vio a la mayoría de las grandes actrices jóvenes del país, “pero no encontraba ese tono de una mujer representativa de nuestra idiosincrasia que fuera espontánea, fresca y tuviera una luz particular”.
Llamó a Jessica, fue un ‘pálpito’, pues sólo la había visto a través de un par de entrevistas y fue una de las últimas en presentarse, pero dice que apenas entró su casting fue muy orgánico, natural, vivo y particular.
“Fue muy nuestro. Encontré la espontaneidad que no vi en otras actrices”. A partir de allí entraron juntos, con Santiago, en un proceso de ensayos durísimos para meter a Jessica en la lógica de la actuación, en un trabajo de prueba y error constante.
Trompetero dice estar gratamente sorprendido por lo que ve en Jessica y, más allá de la curiosidad que el público pueda sentir por verla, dice que se va a conmover con su personaje. “No sé qué quiera ella, pero le auguro una larga carrera en la actuación”.
En cuanto a trabajar junto a Santiago Alarcón, al principio Jessica se sentía intimidada pero luego él empezó a orientarla y por eso lo describe como alguien muy generoso que no juzgó su trabajo.
Más preparadas y menos sumisas
Jessica asegura que nunca dejó de sentir un reto consigo misma y con el público y se identificó con su personaje porque es una niña humilde, trabajadora, con deseos de salir adelante, soñadora, enamorada de la vida, muy sencilla, simple, descomplicada y básica; pero la considera demasiado ingenua.
“Pobrecita, le dan tres vueltas pero ella sigue ahí con su mundo y con su venda de amor sin darse cuenta de lo que puede pasar más adelante, sin embargo, es tan perseverante y tan buena en su esencia, que las cosas le llegan”. A diferencia de su personaje Jessica está lejos de tolerarle tanto a un hombre y en ese punto cree que no solo habla por ella sino por la mujer actual, porque considera que en un proceso de conquista lo primero que se debe esperar es que sea recíproco.
Además, cree que si de aguantar se trata, uno o dos desplantes bastan, pero de ahí en adelante no aguantaría más. Antepone el hecho de que hoy la mujer tiene independencia, participación activa en el mercado laboral y un papel dentro de la sociedad bien desarrollado. “María es una niña que viene de una ciudad más pequeña, a conquistar sus sueños, a estudiar, es humilde y baja la cabeza y aguanta hasta que le llega. Para ella funciona, para mí ¡No!”.
Aunque no es amiga de tener desquites como los de su personaje, admite que la mujer tiene un don especial para conquistar o dar lecciones porque es mucho más sensible y detallista y piensa en absolutamente todos los escenarios, mientras que los hombres son muy básicos.
Aun así le da algún crédito a Martín porque antes que querer lastimar a su personaje responde a una búsqueda personal: encontrar su media naranja. “Lo que pasa es que todas le salen podridas”. Por todo, ¿quién mejor que Jessica para decir cuál es la mejor estrategia que debe emplear un hombre para conquistar a una mujer?
“Honestidad, ser él mismo y no ponerse máscaras ni pretender ser quien no es”. Sin embargo acepta que las relaciones entre hombres y mujeres se han nivelado y que la mujer ha perdido cosas que la destacaban, toma sus propias decisiones y ha dejado de ser tan sumisa como antes. “Ya no aguantamos tanto y eso hace que el hombre afine, o si no ¿cómo sería? El hombre haciendo una embarrada tras otra, y la mujer aguante y aguante… ¡Nooo, olvídenlo!”.