El X Encuentro Regional para la Paz, que tuvo lugar en Tibú el 26 de noviembre, dejó un sinsabor entre los participantes y los organizadores por cuenta de la baja asistencia debida a la situación de orden público. Las tensiones sociales y políticas del Catatumbo fueron protagonistas de una jornada en la que la construcción de la paz desde el territorio se pensó en la frontera con Venezuela.
Tibú, municipio emblemático y puerta de entrada a la región del Catatumbo, fue el escenario del X Encuentro Regional para la Paz, convocado por la Redprodepaz, la Ruta Pacífica de las Mujeres y Pensamiento y Acción Social. Un encuentro que sirvió para socializar los tres puntos acordados en la Mesa de Diálogos de La Habana entre el Gobierno Nacional y las Farc. Además, sirvió para recoger inquietudes y preguntas de la sociedad civil sobre el proceso de negociación con ese grupo insurgente.
Más de un año después del paro campesino del Catatumbo, que paralizó a la región por 53 días, las organizaciones sociales de la región fueron convocadas para discutir la construcción de la paz desde el territorio. Sin embargo, la asistencia no fue nutrida como en las otras 9 versiones anteriores debido a, como lo señalaron algunos asistentes, presiones de grupos armados que actúan en la región. La desactivación de un carro bomba en la tortuosa vía que de Cúcuta conduce a Tibú, el pasado lunes, agregó un elemento más de tensión a la jornada de discusión.
Representantes de organizaciones sociales como Cisca, Ascamcat o de los indígenas motilón-barí, confluyeron en un escenario que contó con la asistencia del equipo promotor de los Encuentros Regionales para la Paz, así como representantes de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, la embajadora de Suecia, Marie Andersson de Frutos y delegados de las embajadas de Noruega y Suiza.
Algunos participantes manifestaron la desazón generada por la poca asistencia de la comunidad de Tibú para la discusión sobre la construcción de la paz en la región del Catatumbo, que está atravesada por la violencia guerrillera, el narcotráfico y la falta de oportunidades signada por el abandono estatal. Prueba de ello es el mal estado de la vía que conecta a Cúcuta con el municipio catatumbero, que dilata el viaje entre ambas ciudades a cinco horas.
El llamado de los asistentes hacia los representantes estatales fue en el sentido del reconocimiento de las dinámicas propias del territorio, garantizando la creación de Zonas de Reserva Campesina, de Zonas Agroalimentarias y de ampliación de los resguardos indígenas de los motilón-barí. Además, se hizo la solicitud de que el Gobierno Nacional asuma los compromisos suscritos con las organizaciones campesinas y se plegue a ejecutar un plan de desarrollo regional que responda a los modelos productores campesinos.
Los rumores de un paro camionero en la región precipito el final del encuentro un día antes de lo pactado por lo cual la metodología fue modificada para que las actividades presupuestadas se llevaran a cabo en un solo días.
A pesar de esa modificación profunda en la forma de adelantar la jornada los aportes de los asistentes y ponentes sirvieron para que las contradicciones entre quienes quieren que se instauren Zonas de Reserva Campesina, Zonas Agroalimentarias y monocultivos pudieran converger y establecer un principio de reconocimiento de esas agendas, en principio contradictorias. Este podría ser el primer paso para la superación de unos conflictos interculturales que en el fondo buscan consolidar a cada una de las comunidades en el territorio.
La falta de interlocución con representantes estatales en la segunda mitad de la jornada de trabajo generó la sensación, entre algunos asistentes, de estar hablando al vacío sin que pudieran, los primeros, conocer las inconformidades y problemas de la región, que van más allá del estado de las vías.
El encuentro se cerró con el compromiso, por parte de los asistentes y de los organizadores, de adelantar una segunda jornada en el primer trimestre del año 2015.