Kobe Bryant, el único que aguantó la comparación con Michael Jordan

Veinte años después de llegar a la liga con la etiqueta del nuevo Michael Jordan, Kobe Bryant anunció su retiro, tras haberse quedado muy cerca de lo conseguido por el mejor jugador de todos los tiempos.

Una de las primeras personas a las Kobe Bryant le comentó que pensaba retirarse fue Michael Jordan. Diecinueve años después de llegar a la NBA con la etiqueta de ‘The Next Michael Jordan’ colgada del pecho, Bryant buscó consejo en el que para muchos es el mejor jugador de todos los tiempos, con el que siempre ha sido comparado. “Disfruta. No dejes que nadie te lo quite. No importa lo que pase. Bueno o malo. Disfruta”, cuenta Kobe que le dijo Jordan en verano.

De entre los muchos atributos que comparten ambos, uno destaca por encima de todos: ese hambre insaciable por jugar y ganar. De ahí la necesidad de alargar sus carreras para seguir compitiendo día tras día, partido tras partido. Por eso impactan las palabras de Kobe: “Sólo tengo que aceptar el hecho de que ya no quiero seguir haciendo esto”. ‘Esto’, en su caso, es jugar al baloncesto. Su vida.

Millones de niños crecieron queriendo ser Jordan. Todos soñaron con sacar la lengua fuera mientras volaban hacia el aro. Durante los últimos 25 años ha habido una constante en el baloncesto: encontrar al nuevo Michael Jordan.

Esa búsqueda, aún vigente, refleja el miedo a la orfandad tras la retirada del ’23’ y la necesidad de relacionar todo lo nuevo con algo que ya conocemos. Jordan se desmarcó. “Ustedes no me encontraron. Aparecí solo. Y aquí estoy. No me encontraron y no tienen que encontrar al siguiente. Es algo que sucederá”, dijo a los periodistas en 2009. En otra ocasión reconoció que veía mucho de su forma de jugar en los partidos de Kobe.

La búsqueda ha sido tan inevitable como inútil, y ha hecho más mal que bien a la carrera de varios jugadores. Sólo uno, Kobe Bryant, ha conseguido aguantar la comparación sin ser consumida por ella, lo que no es lo mismo que decir que está a la misma altura, sino admitir que su trayectoria justifica que exista un debate.

Eso ya es bastante. Otros jugadores, como LeBron James, Kevin Durant y ahora Stephen Curry, pueden o podrán entrar en la discusión, pero sus características dificultan la comparación.

Con Kobe es diferente porque comparte posición, un físico similar, una competitividad pocas veces vista en una cancha y un repertorio técnico tan parecido que asusta. Pero, por encima de todo, porque alcanzar a la leyenda ha sido uno de los motores que han movido a Kobe desde que encestaba calcetines en la papelera de su cuarto. El jugador de los Lakers se propuso alcanzarlo, y se ha quedado cerca.

El error de Bryant no es haber alargado su carrera, sino haberlo hecho a un precio demasiado alto para los Lakers, incapaces de poner en marcha una reconstrucción con semejante mito aún en el equipo. Kobe ya había superado a Jordan en la clasificación histórica de anotadores y había acumulado un palmarés que nada tenía que envidiar al de su ídolo, incluidos cinco anillos. Pero le faltaba el sexto.

Lo ha intentado hasta el final, pero su ambición ha acabado perjudicándole. Las lesiones tampoco han ayudado. Ha sido su físico y no su cabeza el que le ha llevado a tomar la decisión. “Mi corazón puede aguantar los golpes. Mi mente puede manejar la rutina. Pero mi cuerpo sabe que es hora de decir adiós”, dice en su carta de despedida.

Cuando los Lakers jueguen su último partido, allá por el mes de abril (no parece que lleguen a ‘playoffs’), no habrá más Kobe Bryant en una cancha de baloncesto. Ha sido una decisión muy difícil para él. Le costó apenas un par de años llegar a la cima (fue el más joven en ser titular en un ‘All Star’), pero ha tardado quince en saber qué será de su vida después de retirarse, según ha exlicado él mismo.

“Nací para jugar al baloncesto. Pero he tenido que trabajar muy duro para tratar de averiguar qué viene después. Es muy, muy duro”, explicó en la rueda de prensa que dio tras el partido. A diferencia de lo que sucedió con Jordan, que se retiró tres veces y regresó dos, con Kobe no habrá epílogos, sólo un último capítulo de 66 partidos, 66 homenajes. Justo lo que no quería.