Muchos hablan de ella como la nueva top model del momento, pero tan solo tiene 9 años. Kristina Pimenova se está convirtiendo en una auténtica revolución en las redes sociales por su innegable belleza y por el éxito que está cosechando ya en el mundo de la moda.
A su corta edad, esta modelo rusa se codea con las grandes firmas y maisons del sector y su currículo es envidiado por muchas jóvenes que le triplican la edad. Con tres años, su madre la inscribió en una agencia de modelos para rentabilizar lo generosa que había sido la naturaleza con su hija y tuvo suerte.
Desde esa edad, Kristina comenzó a hacer sus pinitos en el sector beauty, que la han llevado a colaborar en campañas publicitarias junto a Roberto Cavalli, Vogue, Benetton, Armani o Dolce & Gabbana, así como a protagonizar la portada de la prestigiosa revista Vogue Bambini, otra de las cabeceras de la ‘biblia de la moda’.
Kristina nació en Moscú, en el seno de una familia que ya gozaba de cierto renombre. Su padre, Ruslán Pimenov, era futbolista profesional hasta que decidió retirarse de los terrenos de juego, al igual que hizo su esposa, Glikeriya Pimenova, quien también tenía cierta popularidad sobre las pasarelas.
Nada comparado con el éxito cosechado por su hija, que poco a poco se está labrando un futuro que le asegura una plaza entre las top model de referencia y ya se ha ganado el sobrenombre de ‘la niña más bonita del mundo’.
Hasta ahí todo es idílico. Incluso la joven modelo encuentra hueco en su apretada agenda profesional –más allá de la académica a la que debe enfrentarse cualquier escolar de su edad– para practicar su deporte favorito, la gimnasia rítmica.
Sin embargo, son muchas las voces críticas que se han alzado en contra de la actitud de sus padres a la hora de gestionar la carrera de su hermosa hija. Unos reparan en el hecho de que se ha condicionado su futuro y que no ha tenido oportunidad de elegir qué será de mayor. Otros van más allá en sus declaraciones y entienden que la labor como modelo de Kristina Pimenova es una “sutil forma de explotación infantil”.
No obstante, la mayoría de las críticas que está recibiendo la familia reparan en el hecho de la sobreexposición que tiene la menor en las redes sociales y la forma en la que aparece en ellas. La ‘niña más bonita del mundo’ tiene Twitter, Facebook e Instagram.
Es su madre –y a la vez representante– quien se encarga de mantener sus perfiles al día, actualizándolos con asiduidad con imágenes artísticas de su hija. Sin embargo, en algunas de ellas, Kristina se muestra algo más sugerente y provocativa, levantando asperezas en diversos sectores.
Consideran que la actitud sensual no es propia de una joven de su corta edad y aún menos convenientes en este tipo de plataformas públicas a las que puede tener acceso cualquier usuario. Sin embargo, como suele ocurrir, es esta polémica precisamente la que más está contribuyendo a que la menor sea más y más conocida a nivel mundial, lo que le facilita más si cabe el hecho de que en unos años se convierta en la top del momento.