La dignidad de envejecer con “Amor”

Es inevitable no ser reflexivo sobre la muerte, con la misma benevolencia que con la vida. Ambas tienen en común el camino de transformación que las conecta y que involucra los sentimientos más profundos. Eso es “Amour”, que ha sido catalogada como una “obra maestra”, destacando el componente sicológico de los personajes que ilustran una realidad universal, el envejecer amando.

Georges y Anne, los personajes de este romance trágico, interpretados por dos titanes del cine francés, Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, son dos maestros de música retirados en su nostálgico apartamento parisino. La pareja abre la cinta en un concierto de uno de sus ex alumnos, el famoso y joven pianista Alexandre Tharaud, quien ha interpretado una pieza de Schubert con la cual, se descubre la nobleza y la profundidad de los sentimientos de los ancianos que se llenan de emoción y de recuerdos; un momento perfectamente íntimo a pesar de la distancia que provoca la presencia y el ruido tácito del público.

Y a partir de ese momento, el espectador sabe que está atrapado en esos sentimientos, y presiente que tal camino sólo lo conducirá hasta un abismo del cual no podrá escapar. El primer campanazo de esta tragedia anunciada se da en la escena donde descubren el cerrojo de la puerta abierta, como si algún intruso intentara irrumpir en la intimidad de su rutina, o después cuando la mirada de Anne está escapada del mundo, en un sitio del cual sólo ella sabe su existencia, pero no es consciente de cómo entrar o salir voluntariamente de allí. Anne ha marcado un punto casi final… requiere una intervención quirúrgica que irá destrozando la tranquilidad de su alma.

Entonces, el director Haneke nos presenta una de sus cartas con una extraña conocida, Eva, la hija de los ancianos, interpretada por Isabelle Huppert quien retrata la difícil situación de alguien que ha dejado de amar a sus padres y ha empezado a sentir por ellos una responsabilidad que en verdad no quiere asumir. “Siempre hemos hecho frente, tu madre y yo”, dice Georges a Eve al entender que no puede esperar más de ella sino una que otra seña de resignación.

“Las cosas seguirán como lo han hecho hasta ahora. Van a ir de mal en peor. Las cosas van a continuar, hasta que un día todo habrá terminado”, expresa George con la entereza de haber entendido una parte esencial de la vida y la muerte.

Después se viene lo inevitable, una enfermedad desgastante, el dolor de ver sufrir a un gran amor, la soledad que se adueña de la conciencia, las esperanzas que se desvanecen y aunque, la historia es tan triste y agobiante, las escenas son tan bellas que usted se sentirá conmovido y no habrá vértigo que supere la ilusión dentro del espectador.

La historia tiene un territorio común, un lugar donde cualquier pareja de ancianos después de haber construido y compartir juntos, entiende que ya hay una cuenta regresiva que día tras día tortura al uno y al otro, recordándoles que ya bordean los límites de la mortalidad.

Dentro de las cualidades técnicas de la cinta, es redundante mencionar el trabajo de Michael Haneke, quien por sus esfuerzos se ha hecho merecedor de los mayores respetos en el círculo de artistas, que construyen y proponen universos alternativos de diálogos y arquitecturas visuales. La realidad no es la misma, y de este modo el espectador se vuelve un crítico de la situación y no solo un consumidor obediente del producto que le ofrecen.

“Amor” es una película que pronto se convertirá en un clásico, no del cine, sino de los recuerdos y las emociones vibrantes de los espectadores, que con seguridad se ablandaran y se aferrarán a la película con la nostalgia infinita de envejecer con amor.

El estreno de esta cinta en Colombia será el próximo 15 de febrero en la pantalla de Cinema Paraíso.