Nos ha sorprendido la decisión de su Majestad el Rey Juan Carlos I de abdicar a favor de su hijo el Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón. Tras 39 años de servicio a España, el monarca cree y piensa que es tiempo de cambios y el Príncipe puede y tiene ya la experiencia suficiente para manejar el timón de la nave española. Columna de opinión de Jaime Polanco, empresario y Presidente de Confidencial Colombia.
Políticos y empresarios de nuestra querida América Latina preguntan sobre la conveniencia o no del cambio y con preocupación y respeto se interesan sobre la salud del Rey. La respuesta ha sido clara y tajante. La decisión a mi modo de ver ha sido acertada y ajustada a las necesidades que tiene España en estos momentos. Sobre la salud del Rey me limito a decir lo que han repetido algunos de sus doctores “el Rey tiene las goteras típicas de su edad y estilo de vida pero de eso no se muere nadie”
Pero qué significa para los españoles este cambio histórico en nuestra joven democracia. El Rey Juan Carlos ha sido el eje fundamental de la unidad de España. Trasladó con mano firme y espíritu abierto lo que los españoles queríamos después del franquismo. Democracia, libertad y desarrollo social.
Estos pilares has sustentado estas décadas de modernización de nuestro país y han hecho de España una nación próspera, moderna y más igual, donde la calidad de vida es comparable a la de los países mas desarrollados. Nos hemos convertido gracias al sacrificio de hombres y mujeres que trabajaron por la consolidación de la democracia y el modelo de bienestar en una nación joven, con problemas para definir nuestro futuro después de esta larga crisis económica mundial, pero con la ilusión de saber que con un poco de generosidad en la búsqueda de soluciones encontraremos el modelo que hará que salgamos de la crisis fortalecidos y consolidados.
Durante estos años, la familia real ha sido casi siempre modelo de comportamiento para la sociedad española. El Rey ha sabido entender lo que la sociedad quería y necesitaba, ha sabido representar como nadie el espíritu emprendedor de los españoles y ha sido el mejor embajador de su reino. De sus pecados pidió perdón y de los problemas que últimamente han acuciado el Palacio de la Zarzuela ha sabido poner discreción y sentido común para buscar las mejores soluciones aunque algunas de ellas duelan.
Don Juan Carlos ha sido el más firme defensor del hermanamiento verdadero con los países americanos. Ha estado en casi todas las cumbres de jefes de Estado y ha sido el gran impulsor de las relaciones entre iguales con los países de nuestra región.
Todas estas cosas y más se podrían decir del Rey de España quien en un gesto de lealtad con nuestro país ha decidido, como otras naciones con monarquías democráticas, abdicar en la figura de su hijo Don Felipe quien se ha ganado con honores el derecho a ser Rey. El Príncipe de Asturias es el miembro mejor educado y formado de la familia real. Conoce bien los problemas de España y de los países amigos y con el apoyo del Rey padre y del gobierno de la nación hará un buen trabajo en beneficio del bien común.
Claro que hay quien piensa que España puede ser republicana, y quien está conspirando día a día para sembrar la semilla del
separatismo imposible, más guiado por intereses económicos y políticos que por la vocación de desarrollo de sus ciudadanos. Pero este será otro tema que deberán abordar cuando sea el momento y las fuerzas políticas, que disponen de normativas suficiente para solucionar este y otros muchos temas sobre el modelo de estado, procedan a hacerlo.
Los españoles encaramos con ilusión y un poco de inseguridad estos cambios, sin embargo entendemos que son necesarios para consolidar su futuro. Y tenemos la esperanza de que la generación del nuevo Rey traiga vientos frescos que abran senderos a mejores caminos para salir de esta crisis, que ha generado tanto miedo y desilusión y ha quebrado tantas esperanzas en familias enteras afectadas por el desastre financiero.
La falta de lealtad de la clase política más centrada en mirarse el ombligo que en buscar soluciones para los problemas de cada día encontrarán en este gesto del Rey un ejemplo a seguir para buscar el bien común de todos sin importar intereses partidistas o personales.