La grasa tiene su gracia

Brian Dixon, Director Ejecutivo de Ciencia y Educación de Usana Health Sciences, habló de la importancia del consumo de algunas grasas saturadas para el organismo. El científico asegura que las grasas, señaladas de ser las culpables de muchos males, no solo son necesarias sino que quienes decidan no consumirlas pueden tener problemas de salud.

Las grasas saturadas, muchas veces señaladas como dañinas para nuestro organismo y culpables del aumento de peso, el colesterol y los triglicéridos, representan una de las principales fuentes de energía.

Varios estudios científicos han hecho que se reviertan oficialmente algunas recomendaciones en torno al colesterol y al consumo de grasas que se mantienen desde hace más de 30 años. Además, contrario a lo que se creía en los años 80, no se trata de algo tan sencillo como afirmar que “las grasas saturadas son malas” y “las grasas insaturadas son buenas”.

Brian Dixon, Director Ejecutivo Ciencia y Educación de Usana Health Sciences, sostiene que las grasas en general juegan un rol importante en nuestro organismo “no todas las grasas tienen los mismos componentes, pero sí son nutrientes esenciales y si detenemos su consumo podríamos tener una deficiencia nutricional”.

El experto agrega que nuestra barrera principal de defensa es la piel y las células que recubren el sistema digestivo. Esa capa más externa de la célula (denominada membrana) está compuesta básicamente de grasa.

“Así que la grasa no sólo provee la estructura general y el soporte de la célula, sino también las estructuras más pequeñas dentro de la misma. Este proceso permite absorber la energía de los alimentos que consumimos, producir proteínas y reciclar componentes celulares antiguos” afirma Dixon.

Por otra parte, la grasa también ofrece muchas funciones: proporciona señales químicas para nuestro sistema inmunológico, y por supuesto, puede proporcionar una gran fuente de energía (calorías).

Además, las grasas saturadas poseen una gran ventaja sobre las poliinsaturadas ya que son mucho menos propensas a la oxidación, rancidez y tienen mayores efectos positivos sobre el colesterol HDL (colesterol Bueno), según lo revelado por investigaciones recientes.

En resumen el científico dice que en la actualidad, lo que la ciencia nos dice es que consumamos distintos tipos de grasas provenientes de fuentes saludables tales como nueces, semillas, frutas y verduras (por ejemplo, aguacates y aceitunas), y que nuestra actitud de miedo y evasión hacia las grasas saturadas, (especialmente las de plantas tropicales) ha sido en gran medida exagerada.