La historia completa del supuesto motor en una bicicleta

La UCI confirmó que, siguiendo las regulaciones sobre fraude tecnológico, una bicicleta fue apartada para una posterior investigación en los controles realizados en la carrera femenina sub-23 de los Mundiales de ciclocross. La ciclista involucrada se defiende.

El anuncio lo hizo este sábado la Unión Ciclista Internacional (UCI), en relación a la apertura de una investigación a la bicicleta de la belga Femke Van den Driessche, fabricada por la firma italiana Wilier Triestina. Esta participante de la carrera sub-23 de los Mundiales de ciclocross en Heusden-Zolder (Bélgica), es sospechosa de “fraude tecnológico”.

“Esto no afecta a ninguna de las corredoras del podio”, explicó el comunicado. Aunque el comunicado de la UCI no lo especificaba, la Federación Belga confirmó que la bicicleta investigada por presunto fraude tecnológico, es la de su corredora Van den Driessche, una de las favoritas en la categoría, que se retiró de la carrera alegando precisamente una avería mecánica en la última vuelta.

El reglamento de la UCI establece que el fraude tecnológico, en este caso supuestamente la adaptación de un motor a la bici, está castigado con la descalificación de la corredora y una suspensión de un mínimo de seis meses, además de una mula de entre 100.000 y un millón de francos suizos.

El fabricante

El fabricante de bicicletas Wilier Triestina advirtió emprender acciones legales contra los responsables del presunto fraude:”Estamos literalmente conmocionados. Es inaceptable que la foto de una bici nuestra esté dando la vuelta por todos los medios internacionales por un hecho desafortunado.

Trabajamos a diario para llevar al mundo la calidad de nuestros productos y saber que una Wilier Triestina ha sido vilmente manipulada nos produce mucha tristeza”, declaró el consejero delegado, Andrea Gastaldello.

Federación de Ciclocross

El primer directivo del ciclocross internacional en dar la cara ha sido Peter van den Abeele, responsable de la especialidad invernal en la UCI, quien habló ante las cámaras del canal belga Sporza asegurando que “efectivamente, podemos confirmar el caso de ‘dopaje tecnológico’.

…Lo hemos contrastado en una bicicleta de la prueba Sub-23 femenina. Nuestros comisarios lo han confirmado en los controles que se realizan tanto en la zona de salida como en los boxes de material”. Aunque Van den Abeele no ha querido confirmar el nombre de la corredora afectada (que mientras tanto ya ha sido confirmado por la KBWB) sí dijo que “efectivamente, se trata de una componente de la selección belga”.

¿Qué dice la ciclista?

Por se parte la señalada, Femke Van den Driessche, se defendió: “No sé cómo ha llegado esa bicicleta ahí. Me sorprendió verla. Ni siquiera es mi bicicleta. De verdad, con la mano en el corazón, no sabía que esa bicicleta estaba ahí ni de quién era”.

Dando la impresión de estar superada por las circunstancias Van den Driessche afirmó: “me ha explotado una bomba en las manos. Pueden venir y controlar todas mis bicicletas. No van a encontrar nada. Seguro. Nada de nada. Para mí está siendo muy duro porque no tengo nada que ver con esto y se me está culpando de todo”.

La corredora, que por el momento ya ha sido apartada de la competición por su equipo a la espera de la decisión final de la UCI, asegura que “claro que soy consciente del enorme problema en el que estoy metida. Lo que más me duele es el daño que esto va a hacer a un deporte que me encanta”.

Van den Driessche explica que fue consciente de que algo estaba pasando “cuando me retiré. Rompí la cadena y me tuve que bajar. Entonces me dijeron que iba a tener que ir a explicar cosas porque había algo que no estaba bien con mi bicicleta. Lo primero que hice fue preguntarle al mecánico de dónde había salido esa bicicleta, que ahora sé que es de un amigo mío. Es una bicicleta que me compró hace ya tiempo.

…Yo la he usado en temporadas pasadas y es una bicicleta idéntica a las que uso para competir. Ese amigo había estado reconociendo el circuito con mi hermano y la había dejado apoyada contra nuestra furgoneta. Uno de mis mecánicos debió de equivocarse y pensar que era una de las mías y la limpió y se la llevó al box.

…Ese chico entrena de vez en cuando conmigo y con mis hermanos, pero yo no sabía que tenía un motor instalado en su bicicleta. Nunca me lo había contado. Es todo una enorme equivocación y estoy enormemente desolada. Me siento muy mal.

…Ahora mismo creo que mi carrera como ciclista se ha terminado, pero espero poder tener una segunda oportunidad. No tengo ningún miedo si quieren inspeccionar todo mi material”.