Saludo con admiración la lista de candidatos al Senado que nuestro amo el Supremo Uribe ha confeccionado con su pluma exquisita, con su dedito parado que señala la retoma del poder por parte de nuestra extrema derecha sin complejos, orgullosa, auto suficiente, soberbia, altiva.
Y aunque reconozco las calidades de los escogidos copartidarios del Centro Democrático (ni centro, ni democrático, pero toca decirlo así, no va y sea que se nos vea el delicioso facho) si las circunstancias lo hubieran permitido habríamos elaborado una lista distinta. Pero no pudimos debido a la aleve conspiración de las cortes y la fiscalía que han satanizado a nuestros mejores cuadros, persiguiéndolos injustificadamente, encarcelándolos contra toda legalidad y justicia. O bien, acusándolos con falsos señalamientos, desprestigiándolos, cuando todos, lo único que han hecho es sacrificarse por el bien de la Patria, la nuestra, hegemónicamente blanca y pura, construida por la gente pudiente y que defendemos contra la indiada pagana.
Hubiera querido que la lista fuera la que ilusionados elaboramos, pero que no pudimos concretar, pero que lo haremos cuando refundemos de una vez por todas la patria y acabemos con la pendejada esa liberaloide de la justicia. Aprecien amables lectores los que tenemos encaletados en la reserva… del sumario del uribismo, acusados de delitos que nunca cometieron, juzgados algunos por el mero crimen de ser probos, y condenados otros por creer en Dios.
El ex-general Mario Montoya Uribe, Andrés Felipe Arias, el Coronel Plazas Vega, Sabitas Pretelt de la Vega, Luis Carlos reestrepo el general Mauricio Santoyo, María del Pilar Hurtado, Jorge Noguera, Bernardo Moreno, Luis Alfredo Ramos, Salvador Arana. Diego palacio. Carlos Albornos. Mario Aranguren, Edmundo del Castillo Manuel Cuello Baute, José Miguel Narváez, Luis CXam8ilo Osorio, Piedad Zucardi, Nancy Patricia Gutiérrez, Dilian Francisca Toro, Cesar Pérez García, Mario Uribe Andrés Peñate, Miguel Pinedo, Trino Luna, Alvarito Araujo, Tuto Castro, Sol Teresa y (faltaría más) el Gran Rito Alejo del Rio… ¡Qué lujo de plantel!
Se me escapan muchos (y no me refiero al doctor Ternura y la digna Hurtado) sino a tantos otros que se evaden de mi memoria histórica de lo que ha significado el uribismo en materia de consolidación de clientes para la Picota y el Buen Pastor. Ahí no más, sacados de los archivos del Inpec y de los cuerpos de investigación, teníamos nada más ni nada menos que 30 candidatos y candiladas, que hubieran sido fijos senadores y senadoras, para, por lo menos, equiparar la famosa cuota que se logró en congresos anteriores.
Por eso nos tocó recurrir a cuadros medios, a las ligas inferiores, a la B, pero aun así venceremos, en vista que la titular tiene mucha tarjeta amarilla y unas cuantas rojas.
Tenemos una lista de 50 personas que convertirán el Senado en una sola masa, en un cuerpo unánime, en una única idea, en una sola doctrina, en una expresión total y totalitaria ¡y qué! dentro de nuestra concepción de ese lastre que es la tal democracia. Pero hay que utilizarla, aunque sea para chatarrizarla.
A mi todo lo plural me exacerba, me emputa. Como igual le pasa a nuestra Inteligencia Superior. La diversidad es pecado de moros o de mulatos, la variedad es un detritus Sansimoniano. Necesitamos un matrimonio entre senadores y presupuesto bien avenido, y como expertos en extracción, convertiremos las locomotoras del tahúr, en una supersónica flota de aviones. Amamos los aviones, somos aviones.
Algunos de nuestros candidatos, los más representativos
Caso aparte, porque es de la entraña de las propias grandes ligas del benéfico neo godismo ultra recalcitrante, señalo la segura llegada de un genio, de un portento al Capitolio. Si, José Obdulio Gaviria, a quien para entender su pensamiento y su verbo, hay que elevarlo a los niveles de un Goebbels, de un Bush hijo o un Reagan, de un José Antonio Primo de Rivera, un Laureano, un Builes, un Suso el Paspi, un Morillo o un Le Pen.
De Goebbels tiene la propaganda, de Bush y Reagan la erudición, de Primo de Rivera el talante, de Laureano la “monstruosidad”, de Builes la fe en la doctrina y la causa de la refundación, de Suso el Paspi el sentido del humor, de Morillo su vocación bélica y de Le Pen su contemporaneidad.
Será él, junto son su Excelencia, la atalaya, la trinchera, el periscopio, el radar, el faro y hasta el GPS de nuestro ideal. Faltan palabras para describir la capacidad intelectual de un privilegiado, de quien desde la sombra y ahora desde la luz, funge como el cerebro de nuestra organización. Para quienes me lo atacan por ser primo de Pablo Escobar, preferible un lazo de sangre que un chorro de güisqui del que se jartaron no pocos de sus enemigos con los propios de los carteles.
Por encima de él en materia de intelecto, de ingenio, gracia, agudeza e inteligencia, solo está Fernando Londoño. Pero al maestro de la Hora de la Verdad, lo tenemos guardado en conserva como gallo tapao, por si acaso a Pachito Santos le da soltura o incontinencia y nos toca sacar del cubilete a un verdadero mago.
Otras de nuestras cartas, de nuestros ases de bastos:
María del Rosario Guerra: basta con su apellido para entenderlo todo
Paloma Valencia: por si acaso toca recurrir a la paloma de la paz. Pero pocas como ella henchida de azul godarria, aristocracia y verbigracia.
Ana Mercedes Gómez: más conservadora que el hidroxibenzoato de etilo.
Alfredo Rangel: Un hombre directo, sin intermediarios. Del corazón del Ministerio de Defensa y de la Embajada de los Estados Unidos. Un hombre que ladra y muerde, y cuando es necesario desgarra con su verbo.
Fernando Nicolás Araujo: un acuario sin delfines resulta aburrido.
Éver Bustamante: Gran ser, gran moral. Un hombre que anduvo en malos pasos bolivarianos, pero que recapacitó y se acomoda a lo que le pinten, sobre todo si hay puestos. Experto en ponerse el vestido al revés.
Jaime Amín. Un hombre de clase, así sea política
Tania Vega de Plazas. Maestra en el arte de defender la democracia. Esposa del más evidente preso político del país, el coronel Plazas vega, camino de la santidad, pero de la nuestra, no la del repartidor de Anapoima.
Todos los demás son desconocidos. Con ello en nuestra escogencia le hemos sido fieles a aquella máxima que dice “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Debo anotar que dejamos por fuera del listado a ejemplares (óigase bien, ejemplares) como José Félix Lafaurie ¡qué casta! Juan Carlos Vélez Uribe, ¡qué casto! Porque los tenemos en remojo, entre dos aguas, marinados para grandes destinos republicanos. Y no está en la lista Fabio Valencia Cossio porque de tanto pedirlo el ya cambió y ha trascendido a los ámbitos celestiales, en su calidad de Divino Rostro.
Pero más allá de todos ellos y jalando la recua senatorial desde su caballo de paso fino, estará el grácil chalán, el esbelto arriero, de regreso al frente de sus tropas para la batalla final. ¡Uribe per sempre, potestas dómine!