La jueza Ann Donelly es la única que le ha parado los pies a Donald Trump. La magistrada concedió la cautelar solicitada para frenar la deportación de los detenidos en los aeropuertos de EEUU, que viajaron en el mismo momento en el que Trump firmaba el decreto que prohíbe la entrada a refugiados de países islamistas.
En medio de la locura de Trump, todavía hay quien intenta poner cordura. La jueza Ann Donnelly, de Brooklyn, será recordada como la primera en poner freno a las frenéticas medidas que está llevando a cabo el presidente estadounidense en su primera semana. Accedió a la petición de la Asociación de Defensa de los Derechos Civiles -ACLU- de parar con carácter inmediato la deportación de los refugiados detenidos en los aeropuertos de EEUU.
Esta medida solo afectaría a los arrestados en los aeropuertos que viajaban procedentes de Libia, Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia, y Yemen precisamente en el mismo momento en el que Trump firmaba el decreto que prohíbe el derecho al asilo a estos refugiados.
Donelly sostiene que dicha entrada ya había sido autorizada previamante por EEUU. Y en el caso de estas personas que pidieron el asilo político, tienen los papeles en regla, por lo que no debería de existir ningún impedimento que prohíba su acceso. Además, la jueza afirma que estos refugiados podrían sufrir represalias de volver a su país de origen.
De momento no se tiene una cifra exacta de refugiados que han sido detenidos en los aeropuertos de EEUU, aunque se estima que estos podrían ser decenas. Tras el aviso de Donelly de que concederá la cautelar, Trump se ha reafirmado en su pensamiento, colgando un tuit en el que insiste en que es prioritario el cierre de fronteras y aque la situación en Europa está siendo un desastre.
Our country needs strong borders and extreme vetting, NOW. Look what is happening all over Europe and, indeed, the world – a horrible mess!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 29 de enero de 2017
